¿Existe una zona de la felicidad en el cerebro?
Hoy hablamos de un estudio que se ha presentado en relación al fascinante funcionamiento de nuestro cerebro, del que cada día sabemos algo más. Parece que podría haberse encontrado la zona de la felicidad que puede ser estimulada eléctricamente. Esto abre un nuevo abanico de posibilidades a los tratamientos de ciertas patologías.
En realidad, la investigación comenzó siendo una cartografía cerebral por estimulación eléctrica a pacientes que sufren epilepsia. Lo que hallaron de forma casual es que la estimulación eléctrica del cíngulo producía un increíble número de risas. Además parecía inducir un increíble bienestar y una placentera sensación de calma.
Sabíamos ya que estimular ciertas partes del cerebro puede provocar unas ganas incontrolables de reír. Pero lo novedoso de este descubrimiento es que esta es la primera vez que se ha identificado una de ellas; la misma que además parece reducir significativamente la ansiedad cuando se estimula.
La investigación
El equipo de neurocientíficos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Emory, Atlanta, y que llevó a cabo la investigación estaba estudiando a pacientes con epilepsia. Les habían colocado pequeños electrodos en el cerebro con el fin de estimular eléctricamente algunas áreas del cerebro. El objetivo era encontrar información sobre la fuente neuronal de las convulsiones en sus pacientes.
Los investigadores no daban crédito cuando, al estimular el haz del cíngulo de una de las pacientes jóvenes, un tracto de materia blanca que conecta varias regiones del cerebro hizo que la paciente empezara a reír de manera incontrolada. También a sonreír y a sentirse relajada y tranquila.
Decidieron entonces mostrar a la paciente un conjunto de expresiones faciales que iban desde la felicidad a la tristeza, pasando por una neutra. Se encontró que calificaba las caras como más felices cuando era sometida a una estimulación eléctrica. Esto es un indicador de que se encontraba de mejor humor.
También se midió el nivel de cognición al ser estimulada esta zona de la felicidad en el cerebro. Se sometió al paciente a pruebas de memoria, de atención y de lenguaje. No se encontró que la cognición se viese afectada positiva o negativamente. Es decir, la estimulación eléctrica no parece interferir en la cognición.
El estudio continuó con las mismas pruebas a otros dos pacientes que sufren epilepsia. Estos sujetos mostraron las mismas respuestas a la estimulación eléctrica del haz del cíngulo que en la primera paciente. En todos se produjo un sentimiento de calma y risas incontrolables.
La razón por la que esta área del cerebro provoca sensación de calma y risa
El haz del cíngulo está situado bajo la corteza y curvado alrededor del cerebro medio. En su parte frontal superior es donde ha sido localizada esta zona de la felicidad en el cerebro. Esta área dispone de muchas conexiones que unen regiones del cerebro vinculadas a emociones complejas.
La materia blanca que cruza el haz del cíngulo conecta varios lóbulos. Al ser estimulada pueden estar siendo afectadas otras redes que se extienden por el resto del cerebro. Es decir, parece ser un tamo intermedio entre otras regiones del cerebro.
Jon T. Willie, científico que formaba parte del equipo, lo compara con una super carretera con muchas rampas de entrada y salida. El equipo cree que podrían haber dado con un acceso a varias redes que regulen el estado de ánimo, la interacción social y las emociones.
¿Qué implica este descubrimiento para el futuro?
La idea principal sobre la que girará la investigación futura sobre este extraordinario descubrimiento parece centrarse en el uso de estimulación eléctrica como parte de la intervención en los trastornos de ansiedad, la depresión e incluso el dolor crónico.
Otra línea de investigación podría abrirse con el uso de estimulación eléctrica en esta zona de la felicidad del cerebro como ayuda a mejores y más placenteras experiencias durante las neurocirugías en las que los pacientes se ven obligados a permanecer despiertos.
En cualquier caso, deberemos esperar a que las tecnologías mejoren ya que este tipo de tratamientos requerirían ahora mismo de una cirugía invasiva, ya que los electrodos deberían situarse directamente en el cerebro, lo que implica una operación de riesgos serios.
Sea como fuere, es un descubrimiento de tremenda importancia que nos sitúa un paso más cerca del conocimiento real de nuestro cerebro y que se dibuja en el horizonte como un camino esperanzador para todas las intervenciones que tienen que ver con el estado de ánimo, ya sea sustituyéndolas o complementándolas.