Factores que limitan el deseo sexual
Nuestro deseo sexual, o la libido, puede verse afectado por multitud de factores, que desconocemos o incluso no les damos la suficiente importancia. Sus causas pueden ser orgánicas, psicológicas, emocionales y sociales. La disminución o falta de deseo sexual supone un problema o incluso una disfunción cuando se vive como una carencia y con un malestar que genera angustia.
Pero, comencemos preguntándonos, ¿qué es el deseo sexual? Aunque es un concepto difícil de definir, cuando hablamos de deseo sexual, sobre todo en sexología, nos referimos al apetito sexual, como la energía o la tendencia de la voluntad para conseguir y experimentar el placer. Es producto de una interacción compleja entre procesos cognitivos y fisiológicos, mecanismos neurofisiológicos y bioquímicos.
El deseo sexual está fuertemente aliado con la experiencia de placer, tanto es así, que una experiencia que genere malestar o aversión generará displacer, y en consecuencia ante dicha situación en otras circunstancias y contextos habrá una inhibición del deseo sexual.
El placer que se vive en una situación, crea una huella emocional que da lugar al deseo, y tan solo con su recuerdo es posible activarlo. Esto es lo que sucede con las fantasías sexuales y objetos eróticos que sirven como desencadenantes del deseo sexual.
¿Tengo suficiente deseo sexual?
Muchas personas tienden a comparar el deseo que ellas tienen con el de otras personas, y con el de su pareja, esto supone un error, ya que el deseo sexual es algo individualizado y cada cual lo vive de una forma diferente, por diversos motivos y factores que están interactuando.
El deseo sexual supone un problema en el momento en el que la propia persona lo vive con malestar, independientemente si es mayor o menor al de su pareja
Hay que tener en cuenta que el deseo sexual es una necesidad secundaria (necesidades relacionadas con la calidad de vida), no es de vital importancia para la supervivencia, y por lo tanto puede haber necesidades primarias que si no están cubiertas, como por ejemplo el descanso, el deseo sexual queda relegado y, por ende, disminuye.
El deseo sexual se alimenta de nuestra energía excedente, por lo tanto si esta energía está ausente o está centrada exclusivamente en otro tipo de actividades a las que hemos priorizado, esto también estará influyendo en su disminución (deseo sexual hipoactivo). Nuestro actual ritmo de vida es un enemigo natural de la libido por causas como el estrés y el cansancio acumulado.
El cansancio es enemigo de la libido
El cansancio, tanto a nivel físico como mental, es un factor relevante en nuestras vidas; que influye en nuestras decisiones, conducta, motivaciones, sensaciones, y por supuesto, en nuestra capacidad para experimentar placer.
Según un estudio realizado a más de 5000 hombres, publicado en la revista Journal of Sexual Medicine; el cansancio y el estrés representa una de las mayores causas en la disminución de la libido.
Darle la importancia que merece el factor del cansancio en nuestras relaciones sexuales, ayuda a que seamos más comprensivos, y no nos hagamos ideas equivocadas que nos lleven a malentendidos
Problemas en la relación de pareja
No podemos obviar el hecho de que las relaciones sexuales son un aspecto fundamental en la relación de pareja. Si existe insatisfacción en la relación sexual, esto puede ser una causa de gran importancia para que se deteriore la relación de pareja.
Los problemas que haya en la relación de pareja, como por ejemplo los enfados, los conflictos, falta de comunicación, inseguridad, etc., son causantes directos de que disminuya la libido, y los encuentros sexuales no resulten satisfactorios.
Cuando vemos parejas que tras un enfado o una discusión fuerte tienen un gran deseo de mantener relaciones sexuales, esto sucede porque han erotizado el conflicto, por haber hecho una asociación entre el placer y la discusión. Pero, por lo general, el enfado y el malestar con la pareja, causan inhibición de la apetencia sexual (Deseo sexual inhibido).
Otros factores relacionados
Entre los factores biológicos que están relacionados con la disminución de la libido se encuentran los fármacos: antidepresivos, las pastillas anticonceptivas, y todos aquellos que disminuyen la dopamina; también los fármacos que aumentan la serotonina.
En los factores psicológicos asociados tiene una gran influencia el miedo a desear, tras haber pasado por malas experiencias, ya que se ha podido asociar el deseo como un peligro y la defensa por lo tanto es la de inhibir el deseo. También influye la depresión, problemas de ansiedad y de autoestima.
Emociones como el miedo, el enfado, la vergüenza, etc., tienen también un efecto inhibidor en el deseo sexual. Entre los factores sociales cabe destacar los modelos afectivos de referencia, la educación represiva, falta de información sexual, vivencias de primeras experiencias sexuales, y las expectativas formadas.
Todas estos factores que se han ido enumerando en el artículo forman parte de problemas concretos más complejos, que tienen una mayor profundidad. La falta de deseo representa un problema y supone una disfunción sexual, para quien lo viva con malestar, angustia y como un deterioro en su calidad de vida.
Para estas personas que viven con malestar su deseo, en un principio, es aconsejable acudir a un sexólogo/a, y ya dependiendo de cuáles sean los factores implicados más predominantes, podrá abordarlos el sexólogo/a, o tendrá que derivar a un médico o psicólogo/a especialista.