9 formas sorprendentes en que las personas evitan sus emociones
Las personas evitan sus emociones de múltiples maneras. Tanto es así que podríamos decir que somos auténticos malabaristas en esto de reprimir, esconder o desplazar la emoción sentida. Nuestra vida es demasiado compleja, y a menudo, dolorosa; si hay algo que anhelamos es desconectar del sufrimiento mediante alguna práctica gratificante que nos haga olvidar. Y ahí empieza el problema.
Al desvincularnos de nuestras experiencias emocionales reforzamos los silenciosos cimientos de la ansiedad y la depresión. Lo de no pensar para no sufrir no funciona. Lo de distraer la mente para escapar de lo que duele, turba y emborrona la calma, es una fórmula inexacta.
Empujar los sentimientos hacia abajo, como quien intenta hundir algo molesto, implica ir ahogándonos poco a poco. Es bueno recordar que la salud mental depende en gran medida de la habilidad para manejar, aceptar y regular las emociones. No es tarea fácil, es cierto. No todo el mundo sabe hacerlo, nadie nos ha enseñado y hay muchos factores que median o dificultan en esta competencia.
No dudemos en pedir ayuda experta. Porque lo último es derivar en alguna de estas prácticas que ahora analizaremos.
Recurrir a la comida de manera compulsiva es una forma de catarsis emocional que revela la mala gestión de nuestras preocupaciones, miedos, ansiedades.
Formas en que las personas evitan sus emociones, ¿te identificas?
Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Columbia, nos recuerdan que la correcta gestión emocional es clave para nuestra adaptación. Esta artesanía psicológica es compleja porque implica activar sofisticados procesos cognitivos. Ejemplo de ello es dirigir nuestra atención, elegir unos pensamientos sobre otros, saber interpretar estímulos emocionales de valencia negativa, etc.
Lo tenemos claro, regular lo que sentimos no es tarea sencilla y por ello, la opción más manida es desvincularnos de esos estados psicofisiológicos. ¿De qué forma?
En realidad, las personas evitan sus emociones de maneras tan sofisticadas y soterradas que podemos sorprendernos. Es más, es posible que hasta nos identifiquemos con alguno de estos mecanismos.
1. Dormir, el consuelo bajo las sábanas
Decía Sherlock Holmes en una de sus aventuras que la solución a todos los problemas era dormir. Bien es cierto que el buen descanso despeja la mente y nos reinicia física y psicológicamente, pero cuidado. Hay quien busca el refugio de las sábanas y el sueño para escapar, no pensar y evitar afrontar la realidad.
Recordemos también que dormir más de 8-9 horas no es saludable y genera alteraciones metabólicas.
2. La hiperactividad y multitarea como mecanismo de escape
En efecto, hay quien es capaz de dormir 15 horas diarias, mientras otros, en cambio, evitan el descanso a toda costa. Hacer cuantas más cosas mejor es otro mecanismo para no tomar contacto con las emociones. Es no dejar espacio a que la mente, no permitir una fisura por donde emerja el eco de esos sentimientos complicados que demandan ser atendidos.
Ejemplo de ello es volcarse al 200 % en el trabajo, hacer cuantas más horas mejor y después, ocupar el tiempo con cualquier otra actividad con la que llegar lo bastante cansados a casa para irnos a la cama al instante.
3. La comida, mecanismo de escape emocional
Una de las formas más comunes en que las personas evitan sus emociones es “comiéndoselas”. Si las cosas me van mal en el trabajo o con mi pareja, vacío la nevera de todos aquellos alimentos que más satisfacción me proporcionan. Porque lo creamos o no, la decepción, la ansiedad, la preocupación, la angustia y hasta la vergüenza se canalizan a través de la alimentación compulsiva.
Así, trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad Hebrea de Jerusalén, concluyen que buena parte de los trastornos de la conducta alimentaria tienen este origen.
4. La culpa dirigida a los demás
Hay personas que proyectan sus malestares y frustraciones en los demás, cargando en hombros ajenos culpas, miedos, ira y por supuesto, el mal humor. Este es otro mecanismo recurrente en quien es incapaz de tomar contacto con su universo interno y, en su lugar, enciende el ventilador y reparte toda su carga emocional negativa ahí donde va.
5. Los videojuegos, pasar todo el día ante una pantalla para escapar
Los videojuegos son un peligro cuando existe una potencial dependencia o cuando las personas los utilizan como recurso constante para evadirse de la realidad. En este caso, hay personas que evitan sus emociones sumergiéndose en ese mundo paralelo durante horas descuidando todo lo demás.
Esos universos virtuales resultan catárticos, les aíslan de la realidad y les desconectan por completo del mundo real.
6. Volcarse en los demás para no pensar en uno mismo
Centrarse en los hijos, en la pareja, en la familia o en cualquiera que necesite algo de nosotros. Poner la mirada, el corazón y toda fuerza de voluntad en los demás es un modo de distraer la mente, descuidando por completo nuestras auténticas necesidades. Este es sin duda otro recurso muy común cuando las personas evitan sus emociones.
7. Procrastinar, el hastío improductivo
Lo hemos señalado muchas veces, detrás de la procrastinación no hay dejadez, vagancia o irresponsabilidad. Lo que se observa en muchos casos tras esa dilación es inseguridad, baja autoestima, miedo y una serie de emociones que no han sido aceptadas y reguladas.
Tengámoslo presente, cuando percibamos que hemos caído en la cárcel de la procrastinación, seamos capaces de tomar contacto con esas realidades internas que necesitan nuestra atención.
8. El escapismo audiovisual y el consumo de series
Los maratones de series nos sirven para algo más que para entretenernos tras un largo día. En muchos casos, son ese refugio donde descansar la mente. Con cada capítulo le damos al off a nuestras preocupaciones para encender historias alternativas que nos trasladan a otras realidades. Lejos de la nuestra.
9. Las personas evitan sus emociones llevando su cuerpo al límite
Salir a correr, hasta quedar sin aliento. Pasar horas en el gimnasio llevando las fuerzas al límite. Ejercitarnos en casa, hasta sentir que nos duele cada fibra de nuestro cuerpo… Así es, centrarse en el cuerpo y en el ejercicio de manera casi obsesiva es otra estrategia para desvincularse de las propias emociones.
Es cierto que pueden existir más vías de escape para no aceptar y regular la angustia, el miedo, la ansiedad y la frustración. El alcohol o recurrir a otro tipo de sustancias serían algunos ejemplos. No obstante, con este listado trazamos un lienzo claro de las estrategias que solemos emplear para huir de lo que sentimos.
Evitemos huir de lo que duele; a cambio, intentemos resolverlo.
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