Grandes frases de Woody Allen
Con un tono de sarcasmo y mucho humor, el cineasta Woody Allen ha dejado maravillosas frases que vale la pena recordar. Como él sigue diciendo, “mi forma de bromear es decir la verdad, es la broma más divertida”. Y por ello recopilamos algunas de sus mejores frases en los siguientes párrafos.
Nótese que las frases de Woody Allen, aún a riesgo de parecer simplonas, contienen una crítica muy profunda y descarada. Como el cineasta diría, “la respuesta es sí, pero ¿cuál es la pregunta?”
El componente sexual en Woody Allen
La vida de Woody Allen parece girar en torno a las relaciones sexuales. Como ya se ha comentado, se ha visto involucrado en diferentes disputas debido a esta temática que no menos importante ha sido en sus grandes frases. Y es que, como él dice, “solo existen dos cosas importantes en la vida, la primera es el sexo y la segunda no me acuerdo”. Por ello, “la inactividad sexual es peligrosa, produce cuernos” ya que “hoy en día la fidelidad solo se ve en los equipos de sonido”.
Está claro que “el sexo es lo más divertido que se puede hacer sin reír” porque, aunque “el amor es la respuesta; mientras la espera, el sexo le plantea unas cuantas preguntas”. Por ejemplo: “¿Existe el Infierno? ¿Existe Dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Ah, no olvidemos lo más importante: ¿Habrá mujeres allí?”
A este respecto Woody Allen considera que “el sexo sólo es sucio si se hace bien” y que solo “algunos matrimonios acaban bien, ya que otros duran toda la vida”. Al parecer, el cineasta no veía el matrimonio como algo estable y lo compara con “las libretas de ahorro: de tanto meter y sacar se pierde el interés”. En fin, “el sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores” en la que siempre se van a dar paradojas como que “se le denomine sexo oral a la práctica sexual en la que menos se puede hablar”.
¿Has visto a Woody Allen trabajando?
Su postura hacia el trabajo no era muy gratificante. Pensaba que “el trabajo es una invasión de nuestra privacidad” pero, en cambio, también creía que “el dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia”.
Todo aquel que sea estudiante se puede sentir identificado, esperemos que no, con esta afirmación de Woody, “hay estudiantes que les apena ir al hipódromo y ver que hasta los caballos logran terminar su carrera”. Para acabarla satisfactoriamente “hay que trabajar ocho horas y dormir ocho horas, pero no las mismas”. Y nunca hay que abandonar, “si no te equivocas de vez en cuando, es que no lo intentas”. No te vaya a pasar como su padre que “vendió la farmacia porque no había más remedio”.
Cuando dios se encontró con Woody Allen
El cineasta llegó a afirmar: “no creo en una vida más allá, pero, por si acaso, me he cambiado de ropa interior”. Esta situación pudo llegar después de indicar que “si dios tan sólo me hiciera una simple señal, como hacer un ingreso a mi nombre en un banco…” podría llegar a creer en él. Al final acabó por aceptar la ciencia en detrimento de la religión. “En realidad, prefiero la ciencia a la religión. Si me dan a escoger entre dios y el aire acondicionado, me quedo con el aire”. Así que recuerda si “para ti soy ateo; para dios, la oposición”.
Woody también es un hombre sin miedos: “no le temo a la muerte, sólo que no me gustaría estar allí cuando suceda”; con las ideas muy claras: “prefiero que me incineren a que me sepulten y ambas cosas a un fin de semana con mi mujer”. Y posee un gran afán de grandeza: “no quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo”.
Las lecciones morales de Woody Allen
La imagen que Woody tiene de los políticos no es muy favorable como nos relata en esta fábula: “el mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago”. Y es que ya sabemos que “la vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema”.
Por otra parte, aunque sabe que “el dinero no da la felicidad, piensa que procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia”. Lo cual se debe a que “el dinero es mejor que la pobreza, aun cuando sólo sea por razones financieras”. En fin, todo esto hace que Woody Allen sea un hombre perspectiva: “me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vida”.