Hablar con desconocidos es bueno para tu cerebro
“Nunca hables con extraños”. Esta frase, que nos retrotrae sin duda al título de alguna mala película de sobremesa, era la clásica recomendación que nos hacían nuestros padres de pequeños. Por ello, que nos diga ahora la ciencia que hablar con desconocidos es bueno para nuestro cerebro puede, cuanto menos, llamarnos la atención.
Sin embargo, en ocasiones olvidamos algo muy simple: muchos de los que ahora son nuestros amigos e incluso pareja fueron no hace mucho completos desconocidos. Es más, tampoco hace falta construir un vínculo tan significativo. Esos encuentros con figuras ajenas a nuestro ciclo social tejen a menudo en nosotros pequeños instantes de complicidad que revierten en el bienestar.
No importa que no volvamos a ver más a esas personas. No pasa nada si después de ese diálogo puntual, no nos damos los números de teléfono. Esa charla breve, y a menudo frugal, construye lo que los expertos denominan como el poder de los lazos débiles. Y, en efecto, son muy sanadores… Descubramos por qué.
“Hay que aceptar lo desconocido, perderle el miedo, y el resto es sencillo”.
-John Lennon-
Por qué hablar con desconocidos es bueno para tu cerebro
Hablar con desconocidos es bueno para tu cerebro, lo negativo es que cada vez lo hacemos menos. En nuestros mundos regidos cada vez más por el universo digital, no es sencillo levantar la vista de las pantallas para dejarnos atrapar por lo imprevisto. Por esa persona sentada a nuestro lado en el metro, por ese alguien que se nos cruza preguntando dónde queda tal calle.
Ahora apenas preguntamos nada porque todas las respuestas están en el móvil. Es más, según un estudio de la Universidad de Georgetown, hasta hemos dejado de sonreír a los desconocidos. El hecho de no mirarnos a la cara cuando andamos por la calle al estar más pendientes de nuestro móvil, ha disminuido este tipo de gesto social tan mágico con los extraños.
Todo ello es cuanto menos, una pena. Porque es gratificante dejarnos atrapar por esos contactos repentinos, por esos diálogos con alguien que no conocemos en un bus, en una tienda, en un parque, en una cafetería. Es más, tal y como nos señalan los expertos, hasta las personalidades más introvertidas disfrutan y se benefician de estas situaciones.
Lo analizamos.
Cuando una conversación con un extraño resulta más enriquecedora que la soledad
Cuando salimos de casa y cogemos el metro, el autobús o simplemente nos sentamos a tomar un café, deseamos estar solos. Ahora bien, en una investigación realizada en la Universidad de Chicago se llevó a cabo un sondeo en las personas que usaban el transporte público. La mayoría concluyeron con algo interesante y curioso a la vez:
- En un principio cuando subían al transporte público esperan hacer ese trayecto en soledad. Sin embargo, el hecho de entablar conversación con desconocidos no les molestaba, al contrario.
- Las personas más introvertidas e incluso las más tímidas consideraban positivo hablar con extraños. Bien es cierto que no todas esas situaciones eran igual de cómodas. Pero a menudo, esos diálogos fugaces les alegraban el viaje.
El poder de los lazos débiles
Todos nosotros contamos con una red social sólida de amigos, familiares y compañeros de trabajo. Son figuras que vemos con frecuencia y con quienes tenemos un lazo afectivo o cordial. Ahora bien, desde el campo de la psicología social se habla también de “los lazos débiles”. Nos referimos a contactos sociales puntuales con quienes no mantenemos una conexión especialmente íntima ni significativa.
Así, cuando decimos que hablar con desconocidos es bueno para tu cerebro se debe a un hecho. A menudo necesitas salir o ir más allá de ese escenario constituido por tus “lazos fuertes”. Hablar con quien te vende el pan, con la chica del supermercado, con el cartero o con el chico que es vecino de la misma calle y que ves muy de vez en cuando, etc., siempre es agradable.
Los lazos débiles nos permiten tener otro tipo de diálogos más relajados que resultan estimulantes y gratificantes. Son experiencias no solo positivas, sino también necesarias para tu bienestar.
“No hay extraños aquí, solo amigos que aún no has conocido”.
-William Yeats-
Hablar con desconocidos es bueno para tu cerebro porque somos seres sociales
En efecto, el ser humano es un ser social y nuestros cerebros son el resultado de una evolución que ha partido siempre de la conexión entre nosotros. Las personas formamos grupos para convivir, protegernos, intercambiar información, emociones, experiencias… Así, cuando hablamos de “conexión” es común visualizar al instante a la familia, los amigos, pareja, etc.
Sin embargo, conectar con desconocidos durante un instante, también revierte en nuestras estructuras cerebrales. En ocasiones, nos sentimos incluso más libres y cómodos hablando de ciertas cosas con alguien que no forma parte de nuestro entorno. Ese breve instante es catártico para liberar el estrés.
Asimismo, también se da otro hecho y es el de la “novedad”. Hay desconocidos que actúan como estímulos para nuestra mente; de pronto nos sentimos escuchados, atendidos y hasta comprendidos. Esa experiencia nueva se vive de manera intensa y nuestro día mejora de manera notable.
Por último, y no menos importante, hay algo que debemos considerar: todo “extraño” puede llegar a convertirse en alguien importante en nuestras vidas…
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