¿Sabías que hablar es una medicina natural?
Si no nos enseñaran a hablar desde pequeños, nuestro cerebro jamás se desarrollaría tal y como lo hace. En este sentido, hablamos para desarrollar otras funciones que también son sumamente importantes, como animales sociales y racionales que somos.
Los lazos que se establecen entre individuos y grupos fortalecen la competencia adaptativa ante crisis y transiciones vitales. Por ello, el simple hecho de hablar y compartir nuestros problemas con los demás se convierte en un valioso instrumento para reclamar y recibir ayuda adaptada a nuestras necesidades.
Los grupos de apoyo: hablar para sanar
Los grupos de apoyo están formados por personas voluntarias que comparten algún tipo de problema, donde se intercambian relatos y recursos. Surgen del modelo de competencia, los principios que les inspiran son los de cooperación, igualdad y ayuda mutua.
Ante situaciones difíciles, poder crear nuevos lazos sociales permite sustituir o compensar los recursos naturales que cada persona tiene y que quizás no están funcionando con eficacia. Acudir a un profesional genera un lazo potencial que puede ayudar a fortalecer ciertos aspectos: en este sentido se observó que ciertas personas obtenían grandes beneficios simplemente hablando, escuchando y compartiendo su experiencia con personas que pasaron por una situación similar.
En los grupos de apoyo se fomenta un diálogo muy particular: en él tienen cabida sus problemas, fracasos, preocupaciones, sentimientos, etc. Así los miembros de un grupo se dan cuenta de que sus reacciones son normales y compartidas por otras personas que pasan o han pasado por ese punto. De esta forma suelen emerger creencias y actitudes más positivas, de manera que desciende el nivel de amenaza percibido.
Elaborar el relato de un trauma es un elemento esencial para poder superarlo
Algunas personas acuden a terapia cuando un evento o un conjunto de sucesos han sido vivenciados como traumáticos, de forma que han dejado un poso que dificulta su vida actual. En estos casos es común que las personas que han pasado por una experiencia así se sientan incapaces de expresar el evento reprimido en su conciencia subliminal.
Una parte del trabajo terapéutico con “personas traumatizadas” requiere expresar el evento en palabras, construir una narración e integrarla en la experiencia dentro de la personalidad. En definitiva consiste en reconstruir el significado que se le dio al evento traumático, permitiendo organizar los autoconceptos y, por tanto, los esquemas cognitivos.
Los beneficios de hablar más de una lengua
Hablar más de un idioma no solo es positivo a la hora de relacionarte con los demás, sino que de este bagaje nacen beneficios para tu salud mental. Algunas de las ventajas de ser bilingüe o multilingüe son las siguientes:
- Mejora los niveles de percepción.
- Retrasa el deterioro natural de algunas capacidades cognitivas importantes, como la memoria.
- Ayuda a procesar ciertas palabras más rápido.
- Ejerce un efecto protector contra el Alzheimer.
- Ayuda a tomar decisiones más razonadas y nos hace más ágiles a la hora de resolver problemas.
El diálogo también es interior
Aún sigue existiendo el mito de que las personas que hablan consigo mismas están un poco locas. Sin embargo, en el fondo todos hablamos con nosotros mismos, nos damos palabras de ánimo o nos hacemos reproches. Así, todo aquello que nos decimos a nosotros mismos repercute directamente en cómo actuamos o cómo nos sentimos. Al igual que un grupo puede proporcionar poder a sus miembros a través de los mensajes que se comparten en él, nuestros diálogos interiores también tienen el poder de influir en nuestro bienestar.
El psicólogo Rafael Santandreu, en su libro El arte de no amargarse la vida, habla de cómo en numerosas ocasiones el diálogo interno surge de la necesidad de evaluar lo que nos sucede. Así, será una buena idea tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos sobre nuestras emociones e intentar debatir con ejemplos aquellas frases que nos decimos y que no son ciertas. Realmente, “¿Siempre somos un desastre? ¿Realmente no valemos para nada?”
“No sólo nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”
-Epícteto-
Al igual que muchas actividades y acciones naturales nos conducen al bienestar, como hacer ejercicio o leer, hablar también es una fuente potencial de bienestar: cuando expresamos nuestras necesidades, cuando somos asertivos, cuando brindamos ayuda, cuando le queremos decir a alguien que le escuchamos, cuando tenemos que tomar una decisión… ¿te habías planteado alguna vez todo lo que eres capaz de conseguir con la palabra?