La insatisfacción corporal puede destruir la vida sexual
Aunque la insatisfacción corporal afecte en su gran mayoría a las mujeres, también los hombres experimentan esta realidad psicológica. Ese tipo de malestar y de autopercepción negativa tiene un gran impacto en todos los niveles de la persona, incluido el sexual. Tanto es así que puede invalidar por completo el poder mantener relaciones placenteras y satisfactorias.
El tema no es nuevo. De hecho, es una realidad que aparece cada vez más en adolescentes y adultos jóvenes, dañando algo más que el plano afectivo y sexual. Esa actitud de desagrado e incomodidad hacia el propio físico deriva también en problemas de salud psicológica y física. Ejemplo de ello son los trastornos de la conducta alimentaria.
Esta era de la cultura del selfie y los filtros esconde un reverso que nadie ve: la inseguridad, el desamor propio y el miedo al juicio ajeno. Así, algo tan natural como desnudarse ante otra persona que nos atraiga puede resultar un hecho traumático y aterrador para muchas personas.
La relación que tienes con tu cuerpo define también la relación que estableces con los demás, sobre todo en el plano afectivo y sexual
Efecto de la insatisfacción corporal en las relaciones sexuales
La insatisfacción corporal negativa es uno de los mayores disruptores del placer sexual. Lo dificulta, apaga el deseo, la excitación y la capacidad de alcanzar el orgasmo. En esos instantes de intimidad dominan más las inseguridades y el miedo a no gustar al otro que la capacidad para dejarse llevar y disfrutar del momento. Se trata de un fenómeno tan común como recurrente.
Según una investigación de la Universidad de Oslo, entre jóvenes de 18 y 29 años, a mayor índice de masa corporal menor satisfacción sexual. No obstante, en ocasiones ni tan solo es necesario sufrir sobrepeso para tener una percepción negativa e incluso sesgada del propio cuerpo.
Basta con obsesionarse con un ideal, con un canon de belleza concreto que dista bastante de uno mismo. Ser consciente de que no nos ajustamos a ese esquema corporal socialmente deseado alimenta la mente de inseguridades y desprecio a aquello que refleja el espejo.
El error de percibirse como un objeto que debe ser admirado
La insatisfacción corporal es una realidad psicológica muy recurrente en la mujer. Es común que muchas basen su autoestima en su imagen física y en el potencial para ser “objetos de deseo”. Por ejemplo, pensemos en la necesidad que hay ahora de exhibirse en redes sociales, de acumular likes y lograr el mejor selfie aunque sea gracias al poder de los filtros.
Cuando hay inseguridad y desagrado con el propio cuerpo se experimenta una especie de desdoblamiento. Uno sale de su propio cuerpo y se convierte en su peor juez. Ese otro “yo” también está presente en las relaciones sexuales y actúa reforzando miedos e inseguridades a través de un diálogo destructivo: “no le vas a gustar, fíjate en tu abdomen, tus caderas, en tu nariz, en esos pechos…”.
Poco a poco se cae en una espiral de devaluación en la que la disociación psicológica da paso a una serie de procesos y dinámicas que destruyen por completo la vida sexual:
- El deseo se reduce.
- Ese encuentro deja de ser placentero.
- La capacidad de respuesta se reduce, apareciendo desde la ansiedad por desempeño a la disfunción eréctil en el caso de los hombres.
- Esa experiencia negativa termina condicionando las siguientes.
La insatisfacción corporal puede derivar en la evitación de las relaciones sexuales
Disfrutar de manera plena de las relaciones sexuales implica estar dentro de la propia mente y disfrutar del propio cuerpo. Sin embargo, la insatisfacción corporal nos expulsa de nosotros mismos para actuar como nuestros peores enemigos. Así, en muchos casos, es común que se termine por evitar todo contacto sexual con lo que ello implica, por ejemplo, en el ámbito de la pareja.
Sentirnos deseados es el mejor desencadenante para el orgasmo. Y esto solo es posible cuando nos aceptamos y nos queremos tal y como somos. De este modo, las autopercepciones negativas sumadas a lo que creemos que la pareja piensa de nuestro cuerpo edifican una forma de sufrimiento personal y relacional muy problemático.
¿Cómo mejorar la imagen que tenemos de nosotros mismos para tener relaciones más satisfactorias?
Tratar la insatisfacción corporal requiere de un trabajo psicológico profundo y comprometido. Esto hace que, en muchos casos, sea necesaria la intervención de un profesional. Solo así mejoramos la autoestima y, sobre todo, esa narrativa interna tan negativa que lleva reforzándose durante años.
Al respecto de la autoimagen física, deberemos mejorar las siguientes dimensiones:
- Imagen corporal perceptiva: el modo en cómo nos vemos.
- Imagen corporal afectiva: cómo nos sentimos con el propio cuerpo.
- La imagen corporal cognitiva: qué pensamientos tenemos sobre la propia imagen.
- Imagen corporal conductual: son los comportamientos que llevamos a cabo teniendo en cuenta el tipo de relación que tenemos con nuestro físico. El no disfrutar de las relaciones sexuales es un ejemplo, algo que sin duda debemos cambiar.
Claves básicas para establecer una mejor relación con tu cuerpo
Un punto de partida necesario es que dejes de reforzar un canon concreto de belleza. Sé crítico con todo lo que te llega, porque al fin y al cabo todo cuerpo es válido, aceptable y hasta hermoso.
Un segundo aspecto es rodearte de personas que no centren su vida en la imagen o el culto al cuerpo. Comparte tiempo con amigos que te traigan nuevas perspectivas que van más allá del físico.
Focaliza tu tiempo y esfuerzos en aquello que se te da bien y refuerza tu autoestima, tu confianza y tu bienestar. Ten en cuenta que la belleza es un estado mental y que ese equilibrio interno se obtiene por vías que van más allá de la apariencia.
Sé amable y compasivo contigo mismo. Nadie merece tanto amor como el que tú mismo debes darte. Si te avergüenzas de tu cuerpo, te invisibilizas como persona y eso es algo que nadie merece.
Imponte, busca tu lugar en el mundo y deja huella con tu forma de ser. Solo cuando te ames lo suficiente, disfrutarás de manera plena de cada parcela de tu vida, incluida la sexual.
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