Insomnio y emociones, ¿cuál es su relación?
Las emociones son realmente poderosas, tanto que incluso algunas pueden llegar a somatizarse en el cuerpo. Es por esto por lo que también influyen en el descanso generando problemas de insomnio.
Cada vez son más las personas a las que les cuesta dormir bien y, tal vez, la razón esté en la relación entre el insomnio y las emociones. Pero ¿qué es el insomnio, qué emociones suelen vincularse con él y cómo se puede resolver esta situación? Esto es lo que descubriremos hoy.
El insomnio
El Instituto del Sueño (IIS) distingue entre dos tipos de insomnio, el de inicio y el de mantenimiento. El insomnio de inicio es aquel en el que resulta imposible conciliar el sueño durante la primera media hora.
Cuando se logra puede que aparezca, también, el insomnio de mantenimiento en el que se producen despertares nocturnos. Para volver a conciliar el sueño se tarda media hora, por lo que al final el tiempo de descanso se reduce a muy pocas horas y no se aprovecha bien.
La primera emoción que está vinculada al insomnio, sea este de inicio o de mantenimiento, es el estrés. Estar en constante alerta y con los nervios a flor de piel impide descansar bien. Por eso, conviene atajar este problema de raíz, ya que cuando el estrés es crónico es más difícil de abordar, aunque no imposible.
También, además del estrés está la ansiedad. Un sentimiento de preocupación, angustia y miedo que afecta al sueño. Vamos a analizar esto de forma más pormenorizada.
El estrés afecta al sueño
El estrés es un problema creciente en la actualidad. Cada vez son más personas que buscan ayuda para poder combatirlo. Pero una de las consecuencias más preocupantes del estrés es que termina afectando al sueño. De hecho, esta es una de las primeras señales de alarma que pueden indicar que hay un problema de estrés que debe resolverse lo antes posible.
Aunque no le demos importancia al sueño, es sumamente necesario que este sea de calidad. Es cierto que no todas las personas necesitamos dormir las mismas horas para sentirnos bien. Para algunas, con cinco horas es suficiente; para otras, son necesarias unas ocho para despertarse con energía para afrontar el día.
Sin embargo, la relación entre insomnio y emociones puede causar desajustes en todo esto. Es entonces cuando el estrés puede impedir un sueño reparador, aunque este se busque.
“El estrés destruye nuestra capacidad de frenar los impulsos. Nos convierte en un auto sin frenos que termina atropellando a las personas que más queremos”.
-David Fischman-
El insomnio y las emociones, cuando surge el problema crónico
El Instituto Nacional del Sueño explica de una manera muy clara que un problema transitorio de sueño puede volverse crónico si no se resuelve a tiempo. Sobre todo, esto sucede cuando la razón del insomnio es el estrés. Además, se produce algo muy curioso.
La falta de sueño o descansar mal no hacen más que aumentar los niveles de estrés, lo que genera una mayor alerta y activación que impide el descanso. Es como el perro que se muerde la cola. Un problema que se retroalimenta.
Cuando el problema es la ansiedad
La ansiedad también es una sensación que puede provocar insomnio o que puede surgir debido a este. La falta de sueño no hará más que aumentar el malestar generando preocupaciones y una sensación de ansiedad creciente que puede empeorar con el tiempo.
Ansiedad debido a no rendir en el trabajo, a estar cansado todo el tiempo, a tener mucho sueño pero ser incapaz de conciliarlo… No es una situación agradable, pero afortunadamente tiene solución.
Insomnio y emociones: la evaluación de la situación
Hay algo muy importante que nos dice el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid (COP). El estrés no es negativo, más bien necesario, pero siempre y cuando lo gestionemos de la manera adecuada.
En el momento en el que el estrés, en lugar de activarnos para avanzar, afectar a nuestro bienestar y salud provocando problemas de ansiedad, por ejemplo, nos encontramos ante un problema que se debe resolver lo antes posible. De esta forma, evitamos que afecte a nuestra calidad de vida.
Por eso, cuando la relación entre el insomnio y las emociones se hace cada vez más presente, notoria y desagradable, es el momento de hacer una evaluación de la situación. ¿Qué está pasando en nuestra vida ahora? ¿Hay alguna nueva persona?
Existen circunstancias de las que no solemos ser conscientes y que pueden estar provocando ese estrés o ansiedad que afecta a nuestro descanso.
“La ansiedad es un arroyito de temor que corre por la mente. Si se le alimenta puede convertirse en un torrente que arrastrará todos nuestros pensamientos”.
-A. Roche-
Buscar ayuda profesional es fundamental para evitar que el insomnio y las emociones continúen manteniendo una relación que afecta a nuestra vida.
Dormir mal reduce nuestra productividad, el estrés impide que nos relajemos aunque estemos de vacaciones y la ansiedad nos impide disfrutar del momento presente. Hay que cortar la retroalimentación que existe entre el vínculo del insomnio y las emociones. Para ello, no podemos hacerlo solos.
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