Insomnio por dolor crónico: ¿a qué se debe y qué hacer?
El dolor es una de las sensaciones más desagradables, molestas y angustiosas que podemos experimentar. Genera inquietud, es un obstáculo para realizar nuestras tareas diarias y afecta a nuestra vida social. Pero, ante todo, entorpece el buen descanso. Cuando este malestar es prolongado, el sueño de la persona se ve afectado, causando múltiples alteraciones; por eso hoy queremos hablarte del insomnio por dolor crónico.
Si en algún momento de tu vida has padecido un dolor importante, probablemente hayas llegado a temer la noche. Las sensaciones se exacerban ante la falta de estímulos externos y la imposibilidad de conciliar el sueño puede generar mucha frustración. Para quienes padecen dolor crónico, esto es una constante en su vida diaria. Y, aunque pueden existir métodos para aliviarlo, es importante procurar que la calidad del sueño sea buena.
¿Qué es el dolor crónico?
El dolor puede manifestarse de dos formas diferentes. El dolor agudo es aquel que surge en relación a una lesión o problema reciente, tiene una duración acotada y se desvanece a medida que el organismo sana. Por su lado, el dolor crónico es aquel que permanece durante más de tres meses, o se mantiene incluso un mes después de que el trastorno originario se haya resuelto.
En función de su origen, este puede consistir en un dolor sordo, punzadas, presión o rigidez, entre otros. Además, existen diversidad de patologías que pueden dar lugar a su aparición; entre las más comunes se encuentran las siguientes:
- Artritis, artrosis y reuma.
- Migrañas y cefaleas.
- Cáncer.
- Daño nervioso.
- Fibriomialgia.
- Traumatismos e infecciones.
En general, se estima que entre un 20 % y un 35 % de la población mundial padece dolor crónico. Los costes personales y económicos derivados de esta realidad ameritan la inversión en investigación.
Insomnio por dolor crónico: ¿cómo afecta el dolor al sueño?
El insomnio por dolor crónico es solo una de las consecuencias, y es que su impacto puede tener muchos frentes. Se ha encontrado que un 50-89 % de las personas con dolor crónico presentan trastornos del sueño y experimentan una baja calidad de vida.
Las principales manifestaciones consisten en dificultades para conciliar el sueño, despertares nocturnos frecuentes debido al dolor, sueño fragmentado y poco reparador y despertares precoces.
Además, es importante destacar que la relación entre descanso y dolor es bidireccional: el dolor le impide a la persona descansar adecuadamente; pero, además, la privación de sueño exacerba la percepción de las sensaciones dolorosas. Se genera un círculo vicioso difícil de desactivar.
Por otro lado, cuando el sueño no es completo, profundo y reparador, los fármacos empleados para mitigar el dolor pierden eficacia. Y es que se ha encontrado que la supresión de la fase REM genera que se reduzca la acción antiálgica de la morfina y otros opioides.
De manera paradójica, estos mismos medicamentos pueden alterar la estructura del sueño y contribuir a la supresión de la fase REM, haciendo que la sensibilidad al dolor se incremente. En definitiva, todas estas interacciones colocan a las personas que padecen dolor crónico en una situación difícil de solventar.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Desafortunadamente, en muchos casos no es posible evitar la aparición del dolor crónico. Si bien algunas patologías como la migraña cuentan con varios medicamentos preventivos aprobados, estos no siempre son tan eficaces como cabría esperar.
En cambio, en otras enfermedades solo se prescriben fármacos para el manejo del dolor una vez ya ha aparecido. Entonces, ¿qué podemos hacer para que estas sensaciones no interfieran de forma tan pronunciada en el descanso? Existen varias medidas:
Por un lado, se ha encontrado que emplear fármacos con formulaciones retardadas puede ser más efectivo que utilizar aquellos de liberación rápida. Y es que con esta medida, evitamos la aparición de los trastornos del sueño asociados a los analgésicos.
Higiene del sueño
Por otra parte, es imprescindible que la persona mantenga una adecuada higiene del sueño, aunque esta resulte difícil de implementar. Estos sencillos pasos pueden favorecer la conciliación y el mantenimiento del sueño y mejorar la calidad del mismo:
- Evita tomar café, té, azúcar y otros estimulantes durante las últimas horas de la tarde. Del mismo modo, procura no tomar alcohol ya que esto puede producir despertares precoces.
- Toma un baño o ducha caliente antes de dormir. Esto puede ayudarte a aliviar el dolor e inducir un estado de relajación que favorezca el sueño.
- Procura que las condiciones ambientales sean las adecuadas. Oscuridad, silencio y una temperatura en torno a los 21 grados son elementos a tener en cuenta.
- Evita realizar en la cama otras actividades diferentes al descanso. No la utilices para comer o ver la televisión.
- Adopta unas rutinas de sueño estables y síguelas cada día, incluso los findes de semana. Además, intenta acostarte sobre las 11 o 12 de la noche ya que es el momento más propicio para el organismo.
En definitiva, el insomnio por dolor crónico es difícil de prevenir y manejar, pero existen algunas alternativas. Por ello, si padeces este tipo de problema, no dudes en comentárselo a tu médico a fin de buscar posibles soluciones disponibles. Un sueño de calidad es fundamental para el bienestar físico y psicológico de las personas, cuídalo tanto como sea posible.
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