La ansiedad por separación: la importancia del apego en la salud de los pequeños

Los trastornos de ansiedad son amplios y es posible identificar varios tipos. Uno de ellos es el trastorno de ansiedad por separación y suele desarrollarse por heridas de la infancia.
La ansiedad por separación: la importancia del apego en la salud de los pequeños
Laura Reguera

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Reguera.

Última actualización: 21 noviembre, 2023

La ansiedad por separación es un estado en el que pueden caer nuestros pequeños y que tiene el poder de condicionar considerablemente su vida diaria. Todos tenemos presente los problemas que puede generar la ansiedad en los adultos, ¿verdad? Ya no solo en nuestro bienestar mental, sino también en el plano físico. Pues no digamos ya en un niño, que su capacidad para regular las emociones es mucho menor…

La realidad es que, lamentablemente, los niños pueden habitar estados emocionales que hagan de su infancia un periodo triste, cuando en ellos reside la potencialidad para que ocurra todo lo contrario. Así, uno de las certezas que los niños tienen que interiorizar es que las figuras de referencia no les abandonan cuando se marchan.

“Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz”

-Tom Robbins-

¿Qué es la ansiedad por separación?

La ansiedad por separación emana del miedo que sienten los niños al separarse de los padres o de las figuras de apego. La realidad es que es normal que esta emoción aparezca en los niños pequeños a edades tempranas, sin embargo también es normal que desaparezca al poco tiempo: a fuerza de asistir a como su padres se marchan y vuelven terminan normalizando la separación. No la sufren ya como un abandono, sino como una ausencia temporal. Por lo tanto, ¿cuándo se vuelve un problema?

Niño mirando por un agujero

Esta ansiedad es perjudicial cuando es muy intensa o cuando las separaciones no terminan de normalizarse. De esta manera, puede volverse una patología: el trastorno de ansiedad por separación. Para su diagnóstico, el pequeño debe manifestar al menos tres de los siguientes síntomas:

  • Malestar excesivo y recurrente cuando se prevé o se vive una separación del hogar o de las figuras de mayor apego.
  • Preocupación excesiva y persistente por la posible pérdida de las figuras de mayor apego o de que puedan sufrir un posible daño, como una enfermedad, daño, calamidades o muerte.
  • Preocupación excesiva y persistente por la posibilidad de que un acontecimiento adverso cause la separación de una figura de apego (como perderse, ser raptado, tener un accidente o una enfermedad).
  • Resistencia o rechazo persistente a salir, lejos de casa, a la escuela, al trabajo o a otro lugar por miedo a la separación.
  • Miedo excesivo y persistente o resistencia a estar solo o sin las figuras de mayor apego en casa o en otros lugares.
  • Resistencia o rechazo persistente a dormir fuera de casa o a dormir sin estar cerca de una figura de gran apego.
  • Pesadillas repetidas sobre el tema de la separación.
  • Quejas repetidas de síntomas físicos (como dolor de cabeza o de estómago, náuseas y vómitos) cuando se produce o se prevé la separación de las figuras de mayor apego.

Además de esto, ese miedo y esa evitación es persistente y dura cuatro o más semanas. De esta manera, la vida diaria de nuestros pequeños se ve alterada y deteriorada en todas las áreas importantes del funcionamiento, produciendo un gran malestar en quienes la padecen. En este sentido no sufren solo los niños, sino también los adultos que tienen que asistir al sufrimiento del niño cada vez que se marchan.

“No siempre podemos construir el futuro de nuestra juventud, pero podemos construir nuestros jóvenes  para el futuro”

-Franklin D. Roosevelt-

Niña triste agarrada a su madre

¿Cuáles son las causas de la ansiedad por separación?

La realidad es que la ansiedad por separación puede causar aislamiento social, bajo rendimiento escolar y otros problemas psicológicos y emocionales. Pero no solo eso, también se ha encontrado que puede generar dificultades a la hora de conciliar el sueño, además de generar conflictos entre los distintos familiares. Por eso, es importante conocer qué factores juegan un papel para que nos se produzca esa habituación a la separación.

En primer lugar, es perjudicial que los niños estén constantemente con sus padres. Esto no quiere decir que no pasen tiempo con los pequeños, sino que se introduzcan períodos en los que niño y figuras de referencia no estén juntos. ¿Por qué?

Porque si no ha habido momentos en los que el niño se haya separado brevemente de sus papás, no va a estar habituado a ello y es probable lo que reaccione de forma desproporcionada en los momentos en los que la separación sea inevitable. Dicho de otra manera, para que se dé la habituación de la que hablamos el pequeño tiene que tener muchas y frecuentes oportunidades para habituarse. Lo normal es empezar con ausencias cortas en el tiempo y después ir alargándolas.

“Siempre hay un momento en la infancia cuando la puerta se abre y deja entrar al futuro”

-Graham Greene-

Por otro lado, que se den situaciones de separación inesperadas o traumáticas pueden condicionar la ansiedad del niño o causar un retroceso en su desarrollo emocional. Un ejemplo de este tipo de momentos que pueden tener este efecto en los niños son el inicio de la escolarización, la hospitalización o la muerte de un familiar. Para finalizar, hay padres que refuerzan las conductas de dependencia de los hijos incorporando todavía más ansiedad a ese momento. Hablamos de los niños, pero hay muchos padres que también sufren esta ansiedad por separación y se la contagian a sus hijos.

Niño en el mar

Esto va a hacer que los pequeños tengan poca autonomía y busquen demasiado el contacto y la protección paterna. Por todo ello, es importante que las figuras de apego fomenten poco a poco la independencia de los pequeños, siendo ellos los primeros en normalizar las separaciones. De esta manera, estaremos poniendo todo de nuestra parte para que nuestros pequeños no sean presas de la ansiedad cuando nos alejamos temporalmente de su lado.

Imágenes cortesía de Chinh Le Duc, Dmitry Ratushny y Viktor Jakovlev.


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