La belleza psicológica enamora nuestros sentidos
La belleza física no lo es todo. De hecho, el peso que la belleza física tiene en nuestras emociones tiene un objetivo claro u fugaz: la pasión. Sin embargo, la belleza psicológica es algo que va más allá de apariencias: a través de ella nos enamoramos y solo a través de ella nos desnudamos.
Porque el desnudo emocional solo se alcanza cuando hablamos el lenguaje de la afectividad. Nuestro corazón se abre y se espantan los miedos cuando nos rodeamos de personas bonitas que fecundan la verdad, la sinceridad y el cariño íntimo en la relación.
La belleza psicológica es lo que nos hace enamorarnos de manera genuina, lo que abre nuestra mente y nuestro corazón. Ella afianza y busca un amor sin dependencias, puro, pleno y sincero.
Más allá de las necesidades que se funden con el egoísmo, una belleza psicológica invita al desnudo, a las caricias de alma a alma, al apapacho, al sueño, a la armonía de aspiraciones, a la protección de la autoestima, al ser en el mundo colmado de afecto.
El mejor regalo que podemos recibir: la belleza psicológica
Los regalos que recibimos a través de una belleza psicológica consolidan un apego sincero, sano y elocuente. Porque lo bello no es lo que agrada a la vista, sino lo que alimenta nuestras emociones y nuestros sentidos.
En este sentido Virginia Satir pronunció unas preciosas palabras muy adecuadas al tema que tratamos aquí:
“Creo que el mejor regalo que puedo recibir de alguien es que me vea, que me escuche, que me entienda y que me toque.
El mejor regalo que puedo dar es ver, escuchar, entender y tocar a la otra persona. Cuando se ha hecho esto, siento que se ha hecho contacto”.
Por lo tanto, trabajar en la belleza psicológica de nuestras relaciones e impregnar de ella nuestra realidad exige escuchar, conectar y conocer nuestro bagaje emocional. Es imprescindible ayudar al otro a destapar sus miedos, a superar sus inseguridades y conseguir sus logros.
Es esencial que reflejemos en nosotros la misma esencia que nos gustaría captar en los demás.
Claves que nos conducen a una relación bella
No es ningún misterio, somos más felices cuando nos rodeamos de personas que nos quieren. Ocurre que a veces se nos olvida y nos vemos inmersos en relaciones nocivas que intoxican nuestra vida.
Por eso es importante que mantengamos muy presentes las claves que nos conducen a una relación bella:
- Seguridad y confianza en uno mismo y en los demás: la intimidad verdadera solo se alcanza a través de la complicidad y de la buena comunicación. Si derribamos muros y vetos, entonces nos sentiremos mejor con nosotros y con el entorno.
- Evitar juicios, vivir lejos de las burlas, las ironías y la hipocresía. La belleza psicológica solo entiende de humildad y respeto.
- Tomarnos nuestro tiempo para construir emociones es la base de nuestro hogar y, por tanto, de uno mismo.
Una persona psicológicamente bella es:
- Una persona que envuelve, que no juzga, que no castiga, que no busca hacer daño.
- Una persona que se vuelve cercana para quien lo necesita, que busca la intimidad cómplice.
- Una persona que reformula los pensamientos que dañan, que reconceptualiza lo negativo, que aprende de los demás, que busca ser mejor, que maneja un lenguaje interior sincero.
- Una persona que se desnuda, que se abre, que revela, que cuida la estructura de sus relaciones, que alimenta el afecto sincero.
Una persona psicológicamente bella no solo es un ideal que todos buscamos tener a nuestro lado, sino que también es la imagen de uno mismo que todos anhelamos. Por ello, sin duda, la belleza psicológica debe ser la prioridad frente al espejo, porque solo así podremos leer nuestros ojos con el lenguaje del corazón. Porque solo así crearemos relaciones significativas, sinceras y duraderas que nos mantengan amarrados a la felicidad.