La corteza orbitofrontal, el asiento de nuestra conducta social

La corteza orbitofrontal guarda los secretos de una interacción social adecuada y eficaz. Aquí podrás saber más sobre ello.
La corteza orbitofrontal, el asiento de nuestra conducta social
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 06 septiembre, 2022

La corteza orbitofrontal es una de las áreas cerebrales más interesantes. Se relaciona con nuestra personalidad, nuestras emociones y ante todo con la conducta social. Si bien es cierto que aún nos quedan muchas incógnitas por resolver sobre esta región, lo que se sabe hasta el momento resulta sin duda muy revelador y explicaría muchas cosas sobre el comportamiento humano.

Estamos seguros de que gran parte de nuestros lectores conocen el curioso caso de Phineas Gage. Este operario de los ferrocarriles sufrió en 1848 un violento accidente con curiosos resultados. Tras una explosión, una barra de hierro quedó hendida en su cráneo. Esa incisión atravesó precisamente la corteza orbitofrontal, y aunque Gage no perdió la consciencia en ningún momento y su historia fue descrita como un milagro médico, cabe decir que este joven operario no volvió a ser el mismo.

El valor del caso Phineas Gage

Este curiosísimo caso fue uno de los más valiosos para la neurociencia debido precisamente a que se conoció por primera vez lo relevante que puede llegar a ser esta área de nuestro cerebro. Tras el accidente, Phineas Gage se volvió descarado, impulsivo, irresponsable y hasta agresivo. Sus relaciones sociales se vieron duramente alteradas, perdió su trabajo y aunque llegó a formar parte de un circo durante un tiempo, cabe decir que murió a los pocos años debido a las graves crisis epilépticas que sufría.

Antonio Damasio, conocido neurólogo, es uno de los científicos que más han estudiado el caso Phineas Gage, concluyendo algo esencial: el lóbulo orbitofrontal se relaciona de forma directa con nuestras emociones y la toma de decisiones.

Phineas Gage

¿Dónde está la corteza orbitofrontal?

Tal y como la propia palabra indica, la corteza orbitofrontal se encuentra en la parte frontal del cerebro. Está justo encima de nuestras órbitas o cuencas oculares y tiene a su vez conexiones directas con las áreas sensoriales y con las estructuras del sistema límbico relacionadas con la emoción y la memoria.

La corteza orbitofrontal comprende la superficie ventral del lóbulo frontal y es básica para procesos como las emociones y nuestra conducta social.

Funciones de la corteza orbitofrontal

La mayor parte de aspectos que conocemos sobre la corteza orbitofrontal se deben básicamente al estudio de pacientes que sufren lesiones cerebrales o diversas afecciones relacionadas con esta región. Claramente se ven afectadas varias funciones de la socialización, como la inhibición de la conducta, pero como siempre pasa con el cerebro, siempre queda algo por descubrir.

El caso de Phineas Gage fue sin duda el más relevante, pero cabe decir que a día de hoy aún hay muchas incógnitas, muchas dudas a las que los neurólogos intentan dar respuesta para desentrañar un poco más los grandes misterios del cerebro humano. Veamos a continuación algunas de las funciones que se localizan en la corteza orbitofrontal.



El procesamiento de las emociones sociales

Paul. D MacLean, un conocido fisiólogo y neurólogo de principios del siglo XX, ya advirtió en su día de la relación existente entre la corteza orbitofrontal y nuestras emociones. No podemos olvidar que esta área está conectada el sistema límbico y también con la amígdala. Ahora bien, la particularidad de esta área es que articula esas emociones relativas a nuestras conductas sociales: la agresividad, la falta de respeto, el saber convivir favoreciendo unas adecuadas interacciones con los demás y un largo etcétera.

Esta estructura alberga también un “sistema de vigilancia”. Es decir, gracias a ella intentamos comportarnos en base un contexto, adecuándonos a un equilibrio social donde controlar nuestros impulsos más básicos.

El sistema de recompensa

La corteza orbitofrontal se relaciona también con esas conductas que llevamos a cabo los seres humanos basándonos en las recompensas o castigos que recibimos.

Algo que se ha visto, por ejemplo, es que pacientes con una lesión en esta área pueden dejar de ser sensibles a los castigos. No les importa las consecuencias de sus actos, pero se obsesionan a su vez con las recompensas. Si no las reciben se vuelven agresivos, impulsivos y frustrados. Todo ello dificulta, sin duda, la correcta convivencia en un entorno social.

La toma de decisiones

Además de esos procesos relacionados con nuestros comportamientos y emociones, esta área de nuestra corteza frontal tiene una íntima relación con esa compleja conducta que es sin duda el acto de tomar una decisión.

Se ha podido observar, por ejemplo, que es en esta estructura donde se localiza nuestra motivación a la hora de tomar la iniciativa en una conducta o en una acción determinada. Aquellas personas con una lesión en la corteza orbitofrontal podrían mostrar un cuadro de gran apatía, de inhibición o incluso de mutismo a la hora de tomar una decisión.

Aún más, un hecho llamativo es que en caso de dar el paso e iniciar algún tipo de acción con base en un problema, serán incapaces de valorar qué opción es la más ajustada a lo que espera su contexto social más próximo. Es común, de hecho, que opten por opciones que les devuelven al mismo punto de partida, al mismo problema.

Hombre con angustia

Evaluación de riesgos

Recientes investigaciones señalan que la corteza orbitofrontal estaría, gracias a su conexión con la corteza cingulada anterior, relacionada directamente con la percepción y toma de riesgos.  Una implicación de este trabajo es que parece ser que la asunción de riesgos está impulsada por sistemas de recompensa específicos de la corteza orbitofrontal.

Además, esta zona es diferente en cada persona y también en cada recompensa. Sería esta variación individual lo que daría lugar a las diferencias interpersonales a la hora de tomar riesgos en su vida.

Los daños en la corteza orbitofrontal

Existen diversas pruebas neuropsicológicas para evaluar un posible daño de la corteza orbitofrontal en un paciente. Así, pruebas como el test de discriminación visual, el juego de Iowa o el test de Faux Pas son muy útiles para valorar la incidencia de cualquier alteración en esta área.

Es mucha la investigación que se ha hecho al respecto. Se sabe que personas con un traumatismo en esta área o con un daño cerebral adquirido suelen mostrar el siguiente cuadro comportamental:

  • Habla soez.
  • Problemas en la interacción social debido a la falta de empatía.
  • Hipersexualidad.
  • Abuso de sustancias.
  • Conductas delictivas como robos, agresiones, etc.

El tratamiento para estos pacientes suele ser muy complejo. Es común que permanezcan internos en centros especializados para enfermos mentales al ser derivados por órdenes judiciales. Por lo general, reciben un tratamiento psicológico y uno farmacológico basándose en las características y necesidades particulares. Estamos, sin duda, ante una realidad muy delicada de la que cada día vamos sabiendo más cosas.


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