La depresión infantil: consejos para ayudar a superarla

La depresión en los niños es cada vez más frecuente. Realidades como el bullying suelen estar detrás de esta realidad que necesita de nuestra atención y sensibilidad para actuar lo antes posible.
La depresión infantil: consejos para ayudar a superarla
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 08 noviembre, 2022

La depresión infantil afecta, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) a casi un 5% de nuestros niños. Esta condición psicológica experimentada a edades tempranas, tiene además un serio efecto a nivel físico e incluso madurativo. Los factores que desencadenan esta realidad son múltiples. Pero lo más importante, es sin duda, ser sensibles a un hecho cada vez más común.

Si bien es cierto que las tasas de depresión están aumentando en adolescentes, esa cohorte de edad contenida antes de la pubertad queda a menudo descuidado. Tanto es así, que la presencia de este trastorno del ánimo en niños, no fue tomado en cuenta hasta hace unas pocas décadas. Es más, estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Medicina de George Washington, por parte del doctor Louis Citryn, nos señalan algo interesante.

No fue hasta los años 70 cuando empezó a considerarse la necesidad de describir la depresión infantil como una entidad clínica. La urgencia por hacerlo así, surgió a raíz de un hecho evidente: existía una población de adolescentes y adultos jóvenes con enfermedades y trastornos crónicos cuyo origen, estaba sin duda en una depresión sufrida en la infancia y no tratada.

“El mundo nos rompe a todos y después muchos se vuelven más fuertes en los lugares rotos.”
-Ernest Hemingway-

Niño triste y solo mirando por la ventana simbolizando la depresión infantil

¿Qué es la depresión infantil?

En primer lugar, debemos tener en cuenta que la depresión infantil no se reduce a un estado de tristeza del niño o la niña. Pues, al igual que los adultos, el infante puede que esté triste, mas no deprimido.

La depresión infantil es un afección psiquiátrica, clasificada dentro de los llamados trastornos del humor. Por tanto, se trata de una alteración -relativamente estable en el tiempo- que afecta al estado de ánimo del niño, y perjudica un adecuado desenvolvimiento en la escuela, en casa y en la comunidad en la que vive.

Por tanto, el niño que padece de una depresión no solo presenta una tristeza que perdura en el tiempo, sino que también muestra un mal desempeño en la escuela, no quiere relacionarse con amigos, no tiene hambre, duerme mal, tiene rabietas frecuentemente, etc.



La depresión infantil: causas y criterios de diagnóstico

La depresión infantil interfiere en el correcto desarrollo físico y psicológico del niño. Asimismo, algo que queda en evidencia es que al alcanzar la edad adulta, es común que la persona se sienta más vulnerable y con menos recursos para afrontar las dificultades cotidianas.

Por otro lado, no podemos pasar por alto la implicación social que tienen los trastornos del ánimo en la edad infantil y juvenil. Estudios como el llevado a cabo por el doctor Raphael Kelvin, en la Universidad de Manchester, nos recuerdan que sufrir depresión entre los 5 y los 10 años implica padecer retraso y problemas escolares, reduciendo así las perspectivas de futuro de estos niños.

Veamos no obstante, más datos al respecto.

¿Cuáles son las causas de la depresión en los niños?

Hay unos factores claves que aumentan el riesgo de que un niño sufra depresión. Son los siguientes:

  • Maltrato físico y/o psicológico.
  • Historial de abusos sexuales.
  • Entorno familiar conflictivo.
  • La pérdida de un progenitor.
  • El bullying escolar es otro factor cada vez más común en edades infantiles.
  • Bajo peso al nacer.
  • Antecedentes de enfermedad depresiva.
  • Experiencias adversas (accidentes, desastres naturales, el impacto de la pobreza en la familia, etc.)
niño para representar la depresión infantil

Criterios para diagnosticar la depresión infantil

Las manifestaciones básicas de la depresión en niños y adolescentes son diferentes a las de los adultos. Esto hace, por ejemplo, que en un aula un maestro pueda pensar que ese niño presenta mala conducta. Eso hace también que los familiares cercanos a ese pequeño, lo relacionen con su carácter o personalidad. Sin embargo, debemos tenerlo claro, hay conductas que no son normales y por tanto, debemos estar atentos.

La CIE-10 (Clasificación internacional de enfermedades) nos ofrece los siguientes criterios:

  • Expresión triste, apatía, recogimiento e inmovilidad persistente.
  • Pueden mostrar ataques repentinos de ira, romper algo o incluso pelearse con otros niños.
  • Falta de energía. No juega, no quiere ir al colegio, presenta desmotivación y falta de interés por casi todo lo que le rodea.
  • Se aburren con frecuencia.
  • Problemas de concentración.
  • Alteraciones del sueño.
  • Enuresis (vuelven a hacerse pis en la cama).
  • Comportamientos autolesivos.
  • Pérdida de peso.
  • Es común que se quejen de dolor de barriga, de cabeza, etc.

¿Cómo se diagnostica la depresión infantil?

Es importante tener en cuenta que el diagnóstico y tratamiento de la depresión infantil debe realizarse por especialistas que tengan experiencia en esta trastorno (por lo general, psiquiatras y psicólogos infantiles).

Por tanto, para establecer un diagnóstico acertado los profesionales deberán emplear una serie de técnicas, como entrevistas y observaciones clínicas, aplicación de pruebas proyectivas y sesiones de juego diagnóstico. Asimismo, es imprescindible la información proporcionada por lo padres y el entorno escolar.

Luego de entrevistar a los padres, evaluar al niño y realizar las pruebas complementarias necesarias, el equipo de especialistas aplicará el diagnóstico basándose en los criterios del CIE-10 o DSM-5. 

7 consejos para superar la depresión infantil

El primer paso para tratar la depresión infantil es conocer el detonante. Tal y como hemos señalado, la causa más común de este trastorno del ánimo es el maltrato, el abuso o un entorno familiar problemático que descuida la atención del niño. Más allá de estos factores, existen otros que también debemos considerar como es el bullying. Sea como sea, un correcto diagnóstico es clave en todos los casos.

Veamos cuáles son los consejos básicos para tratar estas condiciones.

1. La implicación del entorno: terapia familiar

El niño con depresión necesita no solo a un terapeuta o psicólogo infantil. Es vital que cuente con un entorno familiar seguro, afectuoso y nutritivo capaz de aplicar en casa los consejos que les ofrecerá el profesional.

Por ello, un primer paso que nos servirá de gran ayuda es llevar a cabo también una adecuada terapia familiar para guiar a los progenitores, e identificar además, qué patrones o conductas deberían corregirse para mejorar el bienestar del pequeño.

2. Estar más atentos al niño

Por su parte, es importante que que los padres o cuidadores principales fomenten la cercanía y la confianza con el pequeño. Para ello, pueden jugar con él, leerle cuentos infantiles con temas relacionados, pintar juntos, etc. Lo ideal es que se le ofrezca tiempo de calidad para que se sientan acompañados y queridos.



3. Establecer y mantener rutinas

Las rutinas le dan estructura y seguridad a los niños. Además, les permiten sentirse colaboradores y partícipes cuando se establece un horario para cada actividad. En este caso, un ejemplo de rutina sería,  siempre leerle un cuento antes de dormir, tener un espacio específico del día para jugar, cepillarse los dientes después de cada comida, etc.

4. Prestar atención a su autoestima

El autoestima de un niño que cursa la escuela primaria puede observarse en las frases que utiliza para referirse a él mismo. Por ejemplo, si dice “soy un tonto”, “no puedo hacer esto”, “soy feo”, etc. es señal de que tiene un autoconcepto negativo de sí mismo. Por lo que hay que ayudarlo a cambiar estas concepciones.

Aunque, no se trata de decirle simplemente que no son lo dicen ser y elogiarlos, sino de preguntarle por qué piensa así, si pasó algo en su escuela, etc. Lo importante es indagar sobre lo que piensa el niño y los motivos que se esconden detrás de sus pensamientos. Además, la atención e interés por parte de los padres, ayudará a fortalecer su autoestima.

5. Evitar que el niño se estrese

Es importante reevaluar las tareas diarias del niño y cuestionarse si está haciendo demasiadas cosas, o si le estamos sobrecargando de deberes. Estar atento a este aspecto puede evitar que el pequeño se sienta cansado o estresado.

6. Propiciarle experiencias agradables

Esto no solo implica estar atento a sus necesidades y satisfacerlas, sino estar atento a las cosas que más disfruta y fomentarlas, como prepararle su comida favorita, jugar los juegos que más le agraden, hablar de temas que le agraden, planificar acontecimientos especiales donde se divierta, etc.

7. Realizar pautas de higiene del sueño

Los niños con depresión suelen sufrir alteraciones de sueño, para disminuirlos es importante mantener un horario fijo para dormir, en el cual las horas del sueño sean las recomendadas, realizar con él actividades relajantes y que le gusten, alejarlo de las pantallas horas antes de dormir, etc.

Terapia cognitivo-conductual para tratar la depresión infantil

Por su parte, el enfoque cognitivo-conductual nos permitirá ir ayudando y comprendiendo la realidad que vive el niño. Los pasos que seguiremos son los siguientes:

  • Escuchar y facilitar la expresión emocional. Podemos usar técnicas proyectivas, dibujos, juegos, etc.
  • Enseñarle estrategias para mejorar su estado de ánimo, canalizar la ira, la tristeza, etc.
  • Entrenar sus habilidades sociales: asertividad, comunicación, inteligencia emocional, resolución de problemas…
  • Enseñarle a llevar rutinas, a cumplir horarios, a disfrutar de las actividades de ocio.
  • Entrenamiento cognitivo: disminuir sus pensamientos negativos, identificar aquellos que afectan a su autoestima
Niño con el corazón en la mano.

Para concluir, la terapia para la depresión infantil dependerá siempre del caso particular de cada niño. Habrán pequeños que necesiten una intervención para tratar los efectos del maltrato o el abuso. Otros que requerirán de adecuadas estrategias para potenciar su autoestima, otros para afrontar las marcas del bullying o de la pérdida de un padre o una madre.

Sea como sea, hay un elemento fundamental del que no puede prescindirse: el apoyo del entorno familiar e incluso del escolar. El bienestar de un niño es responsabilidad de todos. Pensemos en ello.


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  • Charles, J., & Fazeli, M. (2017). Depression in children. Australian Family Physician46(12), 901–907.
  • Kelvin, R. (2016, December 1). Depression in children and young people. Paediatrics and Child Health (United Kingdom). Churchill Livingstone. https://doi.org/10.1016/j.paed.2016.08.008

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