La eficacia del pensamiento positivo
Más de una vez he leído u oído ¡eso del pensamiento positivo, es una patraña! Para poder explicar lo que pienso os contaré un pequeño chiste que nos resultará útil para comprender este asunto.
Se encuentran dos amigos que hace mucho que no se ven y uno le dice al otro:
-¿Cómo estás?
-Fatal, contesta el amigo, últimamente me meo encima constantemente.
– Pero ¿cómo no has ido al urólogo para solucionar ese problema?
-Más de mil veces y todos a los que voy dicen que no es una cosa fisiológica, por lo que ellos no pueden hacer nada.
Con la mejor voluntad del mundo le aconseja que acuda a un psicólogo.
Pasa el tiempo y nuestros amigos se vuelven a encontrar:
– ¿Cómo estás?
– Fenomenal.
– Cómo me alegro, eso es que ya has solucionado tu problema.
– No, sigo igual, pero ahora tengo pensamiento positivo y no me importa, soy feliz.
Si tengo que elegir entre una persona que se siente infeliz y otra que es feliz, a pesar de que sigue teniendo el mismo problema, me quedo con la segunda.
Pero, y aquí está el quid de la cuestión, si nos limitamos a generar pensamientos positivos, por ejemplo a pensar que “todo va bien”, es probable que, como él amigo del chiste, nos sintamos mejor, pero no estamos haciendo nada por solucionar nuestro problema. Si realmente queremos que sea útil, el pensamiento positivo tiene que ir acompañado de un objetivo.
Primero, pensar en positivo porque, en caso contrario, difícilmente daremos ningún paso. Segundo, marcarnos una meta: queremos algo, tenemos que solucionar algo… Necesitamos ser conscientes de dónde estamos y adónde queremos llegar.
Con un pensamiento positivo, pensaremos que nuestro objetivo es alcanzable y lucharemos por él; ahora sólo nos resta poner los medios para logar lo que deseamos o necesitamos.
Pensar en positivo genera cambios en nuestra mente y en nuestro cuerpo; todos podemos generar estos pensamientos, a fin de cuentas somos nosotros los que pensamos, nos ayudará a buscar la parte buena de lo que nos rodea, que siempre está, aunque en ocasiones nos resulte muy difícil de encontrar.
Cuando la hallemos, seamos amables y demos gracias por su presencia a la vida o a quien nos la haya facilitado; ser agradecidos es bueno para nosotros y para los que nos rodean.
Ahora estamos en disposición de empezar a disfrutar de lo que vivimos, del camino para alcanzar nuestros objetivos y de los objetivos, cuando los logremos.
Ahora, por favor, una sonrisa; son pocos músculos los que hay que mover y es provechoso, genera bienestar, contagia a otros que nos la devuelven y, cuando la recibimos de vuelta, nos hace sentir muy bien.
Por mi parte, termino con una inmensa sonrisa para ti.