La gratitud nos hace mejores y más fuertes: lo que dice la ciencia
La gratitud tiene increíbles beneficios para quienes la practican. Cultivar la gratitud no solo nos ayuda a cultivar el bienestar emocional y a regular el estrés, sino que también tiene repercusiones positivas sobre nuestra salud física.
No sorprende demasiado que la gratitud sea beneficiosa para la salud emocional. Lo sí resulta un poco más llamativo es que ser agradecido ayude a mejorar la salud física, sobre todo en la cultura del mens sana in corpore sano. En realidad, es una calle de doble sentido, ya que también funciona al revés: cuerpo sano en mente sana.
La buena noticia es que sea cual sea el método que utilicemos para dar las gracias, todo agradecimiento mejora de alguna manera nuestra salud. Esto es así gracias a los asombrosos efectos neurológicos que la gratitud tiene sobre nosotros.
Numerosos estudios demuestran que expresar y experimentar gratitud aumenta la satisfacción de aquel que la expresa, al igual que la vitalidad, la esperanza y el optimismo. Además, contribuye a disminuir los niveles de depresión, ansiedad, envidia y estrés relacionados con el trabajo.
Un estudio reciente, publicado en abril de 2017, encontró que las personas que experimentan y expresan gratitud reportaron menos síntomas de enfermedad física y mejor calidad de sueño. Si bien los efectos inmediatos del agradecimiento son claros, los autores argumentan que la gratitud también contribuye al éxito a largo plazo en las relaciones y el bienestar personal.
La gratitud es buena para el funcionamiento cerebral
Un estudio de 2009 realizado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en EE.UU encontró que el hipotálamo se activa cuando sentimos agradecimiento o al realizar actos con una intención altruista. Aunque puede resultar difícil de creer, esta investigación apoya la afirmación de que, literalmente, no podemos funcionar bien sin la gratitud, porque el hipotálamo es la parte de nuestro cerebro que regula importantes funciones corporales, como el apetito, el sueño, la temperatura, el metabolismo y el crecimiento.
La buena noticia es que la gratitud es adictiva, en el buen sentido de la expresión. Los actos de bondad y de agradecimiento liberan grandes cantidades de dopamina, una recompensa natural que funciona como estimulante para seguir motivados a cultivar el propio agradecimiento.
Pero esto no esto todo. Además, los resultados de las investigaciones sobre los beneficios de gratitud muestran que estos efectos neurológicos abren las puertas a muchos más beneficios para la salud física y mental.
Mejora la salud y disminuye los niveles de dolor físico
Puede ser difícil de creer que algo tan simple como ser agradecido pueda aliviar el dolor físico. Sin embargo, es completamente cierto; muchos estudios lo respaldan. Por ejemplo, según un estudio de 2012 publicado en Personality and Individual Differences, las personas agradecidas experimentan menos dolores y manifiestan sentirse más saludables que otras personas.
No en vano, en la medida en que la gratitud favorece la liberación de dopamina, también puede ayudar a mejorar el dolor físico. Esto es así porque la dopamina es un neurotransmisor que desempeña un importante papel en el procesamiento del dolor y su efecto analgésico es muy importante.
Además, la investigación en general ha encontrado que las personas agradecidas también tienen más interés en cuidar su salud y hacen más ejercicio. De hecho, las personas que cultivan la gratitud hacen ejercicio con más frecuencia y son más propensas a hacerse revisiones médicas, lo que probablemente contribuya a su longevidad.
Por otra parte, también se ha constatado que, en lo que a la salud física se refiere, la gratitud puede bajar la presión arterial y mejorar la función inmunológica. Además, la gratitud se asocia con niveles más altos de colesterol bueno (HDL) y niveles más bajos de colesterol malo (LDL).
También se asocia con una disminución de los niveles de creatinina, un indicador de la capacidad del riñón para filtrar los residuos del torrente sanguíneo. Además reduce los niveles de proteína C reactiva, un marcador de la inflamación cardíaca y las enfermedades del corazón.
Mejora el sueño
Uno de los motivos por los que la gratitud mejora tanto el bienestar emocional como el físico es porque mejora en gran medida la calidad del sueño. Numerosos estudios científicos sobre la gratitud han producido el mismo resultado: la gratitud aumenta la calidad del sueño, disminuye el tiempo que se tarda en conciliar el sueño y alarga la duración del mismo.
Como anteriormente mencionamos, el sueño es una de las muchas facetas vitales controladas por el hipotálamo. Dado que la gratitud lo activa, el sueño está conectado a muchas funciones corporales, como las relacionadas con la ansiedad, la depresión, el dolor y el estrés, sin olvidar el sistema inmunológico.
La clave es lo que está en nuestras mentes cuando estamos tratando de conciliar el sueño. Si tienes preocupaciones o hay algo que te provoca ansiedad, el nivel de estrés en nuestro cuerpo aumenta, reduciendo la calidad del sueño, manteniéndote despierto y cortando tu sueño. Pero si estás pensando en esas cosas por las que te sientes agradecido, tus pensamientos inducirán una respuesta de relajación, lo que te ayudará a conciliar el sueño.
Alivia el estrés
Dormir mejor implica estar más relajado, lo que no solo es bueno para nuestra salud mental, sino también para nuestro corazón y nuestro sistema nervioso, puesto que nos ayuda a gestionar mejor el estrés.
En un estudio de 2007 sobre los beneficios de la gratitud con pacientes con hipertensión, los resultados mostraron una disminución significativa de su presión arterial sistólica. Lo que hicieron los sujetos fue contar sus bendiciones una vez por semana. Esta investigación también descubrió que escribir en un diario de gratitud puede reducir la presión arterial en un 10%.
Otros estudios han demostrado que la gratitud ayuda a disminuir el cortisol, la hormona del estrés. También se ha relacionado con niveles más altos de variabilidad de la frecuencia cardíaca, un buen marcador del estado de salud que puede ayudar a diagnosticar estados de estrés.
También se ha encontrado que la gratitud nos hace más resistentes a los traumatismos y los eventos estresantes, y que ayuda a la recuperación después de algo traumático.
Reduce la ansiedad y la depresión
Numerosos estudios sobre los beneficios del cultivo de la gratitud han demostrado que mantener un diario de gratitud, o escribir y enviar notas de agradecimiento puede aumentar nuestra felicidad a largo plazo en más del 10%. En este sentido, un estudio de 2005 también mostró que el mantenimiento de un diario de gratitud disminuyó la depresión en más del 30% durante la duración del estudio.
Otro estudio más reciente encontró que todos los sujetos con ansiedad y depresión que participaron en un experimento de escritura de cartas de gratitud mostraron cambios significativos en su comportamiento.
Es más, a través de imágenes de resonancia magnética se encontró que no solo había un aumento en la modulación neural, provocada por cambios en la corteza prefrontal medial, sino que eran más capaces de manejar las emociones negativas (como la culpa) y estaban más dispuestos a ser útiles, empáticos y amables.
Otro estudio, este realizado en 2012 por investigadores chinos, encontró que la gratitud tiene un profundo efecto en el sueño con implicaciones muy positivas para los sujetos con ansiedad y depresión.
Encontraron que en los sujetos con depresión, la cantidad y la calidad del sueño no estaban relacionadas con las puntuaciones de depresión más bajas, lo que se asoció a que la gratitud aliviaba sus síntomas depresivos sin importar cuánto o cuán bien dormía el paciente. Esto sugiere que uno de los beneficios de la gratitud puede ser la disminución de los síntomas relacionados con la depresión.
Sin embargo, en los sujetos con ansiedad, el sueño y la ansiedad reducida estaban asociados, lo que llevó a la conclusión de que las puntuaciones de ansiedad más bajas fueron el resultado de un sueño saludable. Aunque el resultado fue indirecto, el agradecimiento también condujo a un mejor sueño, lo que a su vez llevó a la reducción de la ansiedad.
Aumenta tu energía y vitalidad
Con todo lo que acabamos de ver no sorprende la afirmación de que la gratitud nos hace más fuertes, tanto física como mentalmente. Por una parte, la gratitud nos hace estar más sanos y, por otra, nos ayuda ser más optimistas y a tener más energía vital.
La investigación sobre la gratitud ha demostrado repetidamente que la gente agradecida tiene niveles de energía más altos, está más relajada, es más feliz y está más sana. Esto nos llevan a la conclusión de que ser agradecido tiene el potencial de alargar nuestra vida útil.
Puede que, con los tiempos que corren, creas que no tienes razones para estar agradecido. Pero, ¿te has parado a pensar que tal vez la razón por la que te sientes de esa manera es porque no estás siendo suficientemente agradecido con lo tienes?