La hipersomnia en niños y adolescentes
Los menores de edad se encuentran en pleno desarrollo físico y mental. Por ello, necesitan gozar de un descanso suficiente y reparador que garantice su maduración neurológica y les permita funcionar correctamente durante el día. Sin embargo, las alteraciones en el sueño dentro de esta población no son infrecuentes. Y muchas veces pasan inadvertidas por confundirse con procesos normales o circunstanciales propios de la edad. Por lo mismo, hoy hablaremos de la hipersomnia en niños y adolescentes con el fin de proporcionar pautas para detectarla y actuar sobre ella.
¿Hasta qué punto son naturalmente necesarias las siestas? ¿Es normal que un adolescente parezca siempre cansado? La línea entre lo esperable y lo patológico no siempre está clara. Los síntomas no siempre son detectados como tal. No obstante, las manifestaciones de la hipersomnia pueden afectar seriamente la vida de niños y jóvenes. Descubramos más sobre ella.
La hipersomnia en niños y adolescentes
La hipersomnia es uno de los denominados trastornos del sueño y la vigilia. Se manifiesta principalmente por una necesidad imperiosa de quedarse dormido en momentos inapropiados o inesperados. Y, pese a que es mucho más común en población adulta, los casos en menores alcanzan un porcentaje significativo (entre 5 % y 20 % aproximadamente).
El síntoma principal es una sensación de somnolencia diurna excesiva, que puede aparecer incluso cuando el descanso nocturno ha tenido la duración apropiada para un niño o joven de esa edad. Pero, además, es necesario que esté presente al menos una de las siguientes manifestaciones:
- Siestas recurrentes durante el día
- El periodo de sueño nocturno o principal no resulta reparador, a pesar de contar con una duración adecuada.
- Puede presentarse inercia del sueño o embriaguez del sueño. Se trata de un estado de transición entre el descanso y la vigilia en el que la persona se encuentra desorientada, confusa y mentalmente poco ágil durante los minutos u horas posteriores a despertarse.
Las manifestaciones de la hipersomnia en los niños
Pese a que las anteriores son las manifestaciones típicas de la hipersomnia, la sintomatología en los niños puede ser muy diferente. Es por ello que, en ocasiones, resulta difícil detectar lo que ocurre.
En los más pequeños, la hipersomnia puede producir alteraciones de la concentración, impulsividad, hiperactividad y conductas agresivas. Así, con frecuencia se llega a un diagnóstico erróneo de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) quedando la hipersomnia fuera del foco clínico.
¿Qué ocurre con los adolescentes?
Los adolescentes comparten las manifestaciones adultas de somnolencia. Sin embargo, el periodo evolutivo en el que se encuentran, en ocasiones dificulta llegar al diagnóstico. Tengamos en cuenta que durante la pubertad, la melatonina (hormona reguladora del sueño) comienza a liberarse naturalmente más tarde. Esto hace que los jóvenes tiendan a acostarse a altas horas de la noche y presenten un déficit de sueño que se acumula durante la semana.
Si un joven padece hipersomnia, es posible que su condición sea pasado por alto por su entorno, que achacará su cansancio a sus malos horarios. También es común que se atribuyan las consecuencias de la hipersomnia a una mala actitud o comportamiento por parte del joven. Que se le tache de perezoso o irresponsable.
Tratamiento de la hipersomnia en niños y adolescentes
Respecto a las causas de la hipersomnia en niños y adolescentes parece existir un cierto componente genético y hereditario, pero este no es un factor determinante. En la mayoría de ocasiones, la hipersomnia se produce por un sueño insuficiente o de poca calidad que se mantiene en el tiempo.
Existen varias condiciones que pueden dar lugar a esta mala calidad del sueño, como la narcolepsia, el síndrome de piernas inquietas y los problemas respiratorios. Por lo mismo, el tratamiento dependerá de las causas que subyacen al trastorno.
No obstante, con frecuencia son los malos hábitos de sueño los que conducen a esta situación. Por ello, para aliviar los síntomas será necesario asegurar un sueño suficiente y de calidad. Esto pasará por reorganizar las horas de acostarse o levantarse y mejorar la higiene del sueño. Ciertos fármacos estimulantes y tomar pequeñas siestas programas también son alternativas que se han mostrado eficaces.
La somnolencia diurna afecta no solo al estado anímico de los niños y jóvenes sino también a su rendimiento laboral, social y de toda índole. El descanso es imprescindible para poder funcionar correctamente durante el día; por ello, detectar y abordar la hipersomnia adecuadamente ha de ser una prioridad.
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