La historia de la ballena más triste

La historia de la ballena más triste
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 31 enero, 2022

La ballena más triste del planeta no tiene nombre, aunque científicos y biólogos la conocen más como “la ballena de 52 Hertz” ¿Por qué? Porque es esta la frecuencia que utiliza para cantar. Y ésa, es posiblemente la característica por la cual permanece siempre en restringida soledad desde que fue descubierta.

El resto de ballenas, como pueden ser las azules por ejemplo, utilizan un canto que entra dentro de las frecuencias que van desde los 15 a los 25 Hz. Pero nunca los 52. Es algo extraño y único dentro del mundo del mar… solo ella, solo esta bella criatura del océano es capaz de alzar sus tristes melodías de amor por el mundo acuático sin escuchar jamás respuesta a sus llamadas. A sus palabras.

Hoy, te invitamos a conocer a la ballena más triste del mundo…

La ballena que canta en una frecuencia de 52 Hz

Como ya sabes, las ballenas son unas criaturas increíblemente bellas que disponen de una característica muy clara: son animales sociales que disponen de un lenguaje único y especial. Es más que habitual que alcen sus cantos en la vasta inmensidad del océano para buscar pareja, para mantenerse conectadas y unirse en esos grandes grupos que a veces tenemos la suerte de observar.

Los humanos siempre nos hemos sentido intrigados hacia sus cantos. Nos relajan, nos fascinan y nos despiertan unas inmensas ansias por conocer qué dicen, qué expresan. De hecho fue en 1989 cuando la Marina de los Estados Unidos, empezó a analizar sus frecuencias de canto intentando ya averiguar cómo articulan su lenguaje y qué finalidad tienen.

¿Hemos logrado algo desde entonces? Muy poco, la verdad, sigue siendo un bonito enigma que desentrañar día a día. Pero algo queda claro, ese lenguaje une familias. Les sirve para buscar pareja y para mantener cerca a sus crías además de orientarse en el mar. Y muchas incluso, “lloran” a sus muertos.

¿Cuándo empezó todo?

El caso de esta ballena solitaria apareció a finales de 1980. Fue el Dr. William Watkins, de la Institución Oceanográfica Woods Hole, quien encontró el registro del canto de una ballena que era muy diferente al de las demás. Demasiado alto, extremadamente alto a decir verdad, nada más y nada menos que 52 Hz.

Tanto fue el interés suscitado por la comunidad científica que se dispusieron a hacer seguimientos del animal a lo largo de varios años. De hecho, los hallazgos del equipo del Doctor Watkins se publicaron en el 2004, esperando que apenas tuviera repercusión entre el gran público. Solo era el caso de una ballena que nadaba siempre en solitario. Una ballena que pasaba gran parte del tiempo cantando en su “escala vocal demasiado alta”, sin encontrar nunca respuesta.

Pero sin saber muy bien cómo, aquel reportaje suscitó un gran interés, y de inmediato, surgió la leyenda de la “ballena solitaria”.

 

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Destinada a una vida de soledad, por tener un lenguaje diferente

La ballena” 52 hz”es diferente, nadie puede negarlo. De hecho, los biólogos no pueden concretar tampoco cuál es su especie, tal vez sea un híbrido o una raza única de la que no se conoce su origen. Habla una lengua que nadie entiende y nada por los océanos sin encontrar un grupo al que unirse, o una pareja con la cual procrear. Una historia triste, muy triste que conectó de inmediato con el público.

Los científicos la suelen seguir regularmente, descubriendo además que este animal dispone de una ruta de migración distinta a la de cualquier otra ballena conocida. ¿Por qué lo hace? ¿Por qué dispone además de esa capacidad de comunicación tan distinta y por qué viaja por rutas que otras ballenas no conocen?

Algunos científicos nos dicen que tal vez sea mucho más que la ballena más triste del mundo. Es posible incluso que este precioso animal, sea la última superviviente de una especie no identificada. Un ser que vaga por los océanos alzando un canto desafinado y siguiendo el camino que su especie transitó en el pasado. Y de los cuales, no existe nadie más que ella. Nuestra solitaria ballena.

Un curioso reflejo

La bióloga marina Mary Ann Daher de la Institución Oceanográfica Woods Hole en Massachusetts, es la co-autora de la investigación original sobre el descubrimiento de esta ballena. Es ella misma quien nos relata lo siguiente:

“Yo recibo cartas, correos electrónicos y poemas casi cada día – sobre todo de mujeres – y es desgarrador leer algunas de las cosas que dicen. Se identifican con este animal que no parece encajar en ninguna parte, no hace amigos con facilidad, se siente solo y se siente diferente a todos.”

Parece ser que la historia de la ballena solitaria representa un curioso reflejo de la situación que atraviesan muchas personas. La indiferencia, incomprensión, soledad, apatía… ¿Cuánta gente se ha podido sentir identificada con esta historia? ¿Cuántos de nosotros hablamos y parecemos no ser entendidos? Sin duda, se trata de un hecho con el que muchos de nosotros podemos empatizar rápidamente.

Sin embargo, existe una diferencia clave. La ballena parece pertenecer a una especie diferente, nosotros, por otro lado, formamos parte de una misma especie: la humana. Así pues, si nos sentimos identificados con esta historia, quizá debamos replantearnos si los pasos que estamos dando son los correctos. Porque en muchas ocasiones, somos nosotros mismos los que nos alejamos de los demás creyendo que son ellos quienes no nos entienden.

Algo que, sin lugar a dudas, nos debe hacer pensar.


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