La ira, esa emoción que me controla
La ira es una emoción que puede variar de intensidad. Por eso, se puede vivir como una leve irritación o como una furia muy intensa. En este último caso, es decir, cuando hay una rabia extrema, esta emoción va acompañada de cambios fisiológicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial; así como una elevación de ciertas hormonas en sangre.
“La ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro”
-William Shakespeare-
Cómo se expresa la ira
La ira es la respuesta natural ante amenazas, agresividad o como un comportamiento de lucha y defensa cuando somos atacados. Pero, si bien es cierto que una cierta cantidad de ira es necesaria para nuestra supervivencia, no se puede atacar a cada persona que nos molesta o irrita, porque las normas sociales, valores morales y el sentido común se imponen.
Mostrar los sentimientos de enojo de manera no agresiva, esto es, con asertividad es la forma sana de expresar el enojo. Pero siempre dejando claro cuáles son tus necesidades y cómo obtenerlas sin perjudicar a los demás.
Por tanto, la manera desadaptativa de expresar la ira es responder agresivamente. Y no solamente hacia los demás, mediante gestos, insultos o acciones; sino también hacia uno mismo. Cuando una persona no sabe canalizar esa furia externa y la reprime, la ira puede volverse hacia el interior de tí mismo.
Esta tensión puede dar lugar a la hipertensión, al aumento de la frecuencia cardíaca e incluso a una gran cantidad de síntomas relacionados con la ansiedad o la depresión. Además, el comportamiento del afectado puede comenzar a obedecer a un patrón pasivo-agresivo, es decir, a una manera de vengarse de las personas indirectamente, sin decirles por qué y basado en la hostilidad.
“Si alguien te parece que es franco, directo y frontal, pero antes de hablar anuncia que es franco, directo y frontal, entonces no es franco, directo ni frontal, solo es alguien que quiere deshacerse de su ira”
-Anónimo-
Hay que resaltar que las personas que están criticando todo el tiempo y a todas las personas, no han aprendido a expresar su ira de manera constructiva. Por eso, no es probable que tengan éxito en sus relaciones personales. Tendrá que aprender por tanto a controlar tanto su conducta externa como su tensión interna.
Cómo controlar la ira
Existen algunas herramientas que te pueden ayudar a controlar esos brotes de ira que están afectando a tus relaciones. Igualmente, te puede permitir gestionar mejor tus emociones. Estas son algunas ideas, ¡ponlas en práctica!
1. Relajación
Utiliza herramientas sencillas de relajación, como visualizar imágenes, respiración y relajación profunda
Respira profundamente, desde tu diafragma para relajarte y repite lentamente alguna palabra tranquila como relax o calma. Y visualiza imágenes relajantes, que ayudan a que tus músculos liberen tensión… Esto te hará sentir mucho más tranquilo. Practica estas técnicas diariamente, y especialmente ante situaciones tensas.
2. Reestructuración cognitiva
Si así lo necesitas, consulta a un especialista para que te ayude a detectar esos pensamientos negativos que te paralicen y a cambiarlos por otros más adaptativos. Parece fácil, pero, a veces, identificar esas creencias disfuncionales que nos van minando dia a día no son tan evidentes. Así aprenderás a manejar tu ira.
3. Resolver problemas
Cuando te enredas en tratar de buscar una solución a un problema y ésta parece inalcanzable, puedes optar por adoptar un punto de vista distinto. En vez de tratar de buscar soluciones incansablemente, puedes pasar a centrarte en la forma de manejar y enfrentar el problema. ¿Me enfado cuando no encuentro rápido la solución? ¿La pago con los demás? ¿Noto que duermo peor cuando no resuelvo un problema?
“Si tienes un problema que no tiene solución, ¿para qué te preocupas? Si tiene solución, ¿para qué te preocupas?”
-Proverbio Chino-
4. Buena comunicación
Lo primero que debes de hacer si estás en una acalorada discusión, es respirar hondo. Es difícil, porque en ese momento solemos estar enfurecidos y controlarnos es lo último en lo ue pensamos. Pero si pensamos con calma lo que queremos decir y escuchamos con atención lo que el otro está diciendo, podemos evitar que la situación se convierta en un desastre.
Esperamos que todas estas herramientas te ayuden a controlar mejor tu ira y así mejorar tus relaciones y la comunicación que tienes con las personas de tu entorno. Ponlas en práctica, sé consciente y verás cómo pronto notarás los resultados previstos.