La ley de la atracción: ¿Existe realmente?
Es muy posible que hayas oído hablar de ella. Vamos a hablar de la ley de la atracción, pero no a la que se refiere a las relaciones de pareja, sino a ese otro enfoque incluido dentro del campo del desarrollo personal que en los últimos años ha tenido tanto éxito.
Es pensar, por ejemplo, que la suerte nos va a acompañar en nuestros proyectos. Desear algo con mucha intensidad, con optimismo y confianza, esperando que de ese modo todos esos objetivos ansiados se cumplan. Estas ideas, expresadas del modo más sencillo posible, darían forma al concepto tan conocido de la “ley de atracción”, según el cual, determinadas ondas de energía articulan su influencia en beneficio propio.
“Los grandes hombres recorren senderos que para el común de los mortales son desconocidos. ¿Y sabes una cosa? Ser positivo trae buena suerte.”
-Valerio Massimo Manfredi-
“Somos lo que pensamos”, nos dice este enfoque. Desarrollamos un estado mental a través de vibraciones afinadas y armoniosas capaces de configurar un estado mental donde los pensamientos son la causa y, a su vez, el modo de conseguir cosas. ¿Es posible? Y más aún, ¿es fiable? Dada su relevancia, en especial en las disciplinas del desarrollo personal, merece la pena hablar un poco sobre ello de modo objetivo.
La base de la ley de la atracción
La llamada ley de la atracción no es un concepto nuevo. Nutre sus raíces de la clásica teosofía y en el movimiento “new age”. Ahí donde el campo de las energías y esas fuerzas que tejen de modo invisible el universo, aportan cierto “sustrato” a esta teoría. También del “pensamiento positivo”, ese concepto tan conocido -y vendido- a la hora de motivarnos, capaz de aportarnos esa energía y confianza en nosotros mismos.
A su vez, la “ley de la atracción” dispone también de dimensiones muy aceptables de distintas disciplinas psicológicas. Algunas de ellas que quizá las conozcas:
La teoría cognitiva
Una perspectiva ideal para el campo del aprendizaje, ahí donde la cognición o los distintos procesos mentales como la percepción y la memoria pueden ayudarnos a adquirir conocimiento y conseguir cambios.
Pensemos por ejemplo en esas personas que están intentando dejar de fumar. El visualizarse a ellas mismas iniciando sus mañanas sin ese necesitado cigarro, puede inducir al cambio. Es decir, aquí, el pensamiento nos hace conseguir objetivos, tal y como nos indica la ley de atracción.
La terapia cognitivo-conductual
Lo interesante de esta tendencia psicológica es que nos enseña que son nuestros pensamientos quienes originan las emociones y las conductas. Nunca al revés.
Es decir, sería un modo de controlar el campo emocional para primar el pensamiento. Si yo me mentalizo en dejar a un lado las penas poniéndome firme para conseguir dicho objetivo, finalmente ese pensamiento orientará mi capacidad de logro.
Alternativa a la ley de la atracción: la acción
La única crítica objetiva que podemos hacer a la ley de la atracción es que se base demasiado en el campo de las energías, y la idea esencial de que para conseguir algo hemos de “pedirlo”. Ya sea al universo o a esa fuerza invisible que, supuestamente, se suspende a nuestro alrededor y que se conecta con nosotros. Se valora, eso sí, demostrar una actitud de entusiasmo de positivismo y gratitud.
Pero como ya sabemos, no basta solo con pedir. No nos sirve de mucho demandar con humildad esas metas en nuestra vida si no ponemos de nuestra parte. Siempre será adecuado y necesario mantener una actitud positiva, desde luego, pero ese positivismo debe ser razonable y lógico. Las soluciones a nuestra vida no se suceden solo con pensar, desear y esperar.
“Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte tengo.”
-Thomas Jefferson-
Atracción y acción son complementarias
Aceptaremos la ley de atracción como ese primer estímulo ante un cambio de actitud: pensar que deseo algo, entender que debo hacer un cambio y que he de esforzarme en conseguirlo. De ahí la necesidad de complementarlo con la “ley de la acción”. Una vez hayas abierto tus miras y tus esperanzas, enciende el motor del cambio.
No pienses solo en que las energías van actuar por sí solas para darte lo que ansías. Pon tus propios medios, estrategias, construye tu propio camino día a día y comprende que, todo logro tiene detrás un esfuerzo propio. Esos que hacen que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos.
La ley de la atracción es un buen concepto de motivación. Pero siempre es adecuado ver las cosas con objetividad, teniendo en cuenta que hoy en día el “concepto de pensamiento positivo” vende muchos libros de autoayuda.
Ten confianza siempre en ti mismo, pero empuja tu pensamiento y tus acciones para construir ese camino que deseas. Ese que te hace feliz, y por el que merece la pena luchar.