La mente agotada: ¿cómo nos afecta y cómo manejarla?
Buena parte de nosotros nos sentimos durante estos días más cansados, tanto física como psicológicamente. Ahora bien, que esto sea así es perfectamente normal. En esas épocas en que vivimos cambios y nos rodean las incertezas, es común que surja el fenómeno de la mente agotada.
“¿Qué va a pasar a partir de ahora? ¿Qué cambios vamos a sufrir próximamente? ¿Habrá alguna crisis social y económica? ¿Perderé mi trabajo?“.
Estas y otras cuestiones son las que navegan casi de manera persistente a nuestro alrededor a lo largo del día junto al factor angustia y el hilo tensor de la incertidumbre.
Cuando la mente se encuentra suspendida en este estado, cualquier tipo de decisión, por insignificante que sea, se vuelve agotadora. En ocasiones, hasta el simple hecho de decidir qué vamos a comer o lograr que nuestros hijos se acuesten a la hora o cumplan con sus deberes es todo un desafío, una montaña que nos cuesta muchísimo escalar.
Es importante tener en cuenta que todas experiencias y sensaciones entran dentro de la normalidad. No estamos colapsando, no estamos sufriendo ningún problema de salud mental. Es una respuesta normal y esperable a las actuales circcunstancias, una reacción habitual del cerebro en estas condiciones. Profundicemos.
La mente agotada y las épocas de dificultad
Los expertos nos indican que en los últimos meses todos nosotros nos hemos visto obligados a pasar por vivencias que no esperábamos. Todo ello ha sido un auténtico desafío para nuestro cerebro y como tal, es normal experimentar estrés y ansiedad.
La mente agotada es una consecuencia de esas realidades psicológicas. Es un efecto colateral, la consecuencia de haber transitado por una época de elevada preocupación. Ahora, es perfectamente normal sentir agotamiento y esa bruma emocional en la que falta la motivación y el entusiasmo.
Veamos cuáles son las características de este tipo de estados.
Aumento de la carga cognitiva
Cuando hablamos de procesos cognitivos nos referimos a toda esa actividad que genera el cerebro. Ejemplo de ello es poder focalizar la atención, dar sentido a cada cosa que escuchamos, leemos o vemos, tomar decisiones, procesar la sensaciones que siente nuestro cuerpo, aprender y crear cosas nuevas, etc.
- Ese flujo extraordinario de actividad cerebral se ve afectado por el entorno que nos rodea y, sobre todo, por el modo en que interpretemos lo que ocurre.
- Asimismo, el simple hecho de estar mucho tiempo en casa, por ejemplo, eleva el estrés cerebral. La mente necesita cambios, luz, sonidos, interacción y estímulos nuevos para sentirse activa y despierta.
- Si lo que nos rodea no varía y el estado de ánimo no es óptimo, damos forma a la mente agotada o saturada.
En momentos de preocupación no siempre tomamos buenas decisiones
La mente agotada no está en buenas condiciones para pensar a largo plazo. Esto es trascendente sobre todo en el plano de la toma de decisiones, un factor que ahora mismo nos es tan importante. Necesitamos clarificar nuestro futuro, aclarar qué tipo de cambios o estrategias deberíamos poner en marcha.
La crisis sanitaria ha alterado la vida de muchos de nosotros, tanto a nivel personal como a nivel laboral. Este último ámbito, por ejemplo, es en el que se abre a menudo mayores desafíos ahora mismo. Sin embargo, en estas condiciones nuestra mente se siente incapaz de poder decidir, planificar, analizar, etc.
La mente agotada no puede decidir bien en estos momentos. Tal vez lo más acertado sea dejar pasar unas semanas para recurperarnos, para recuperar energías, ánimos, esperanzas.
¿Cómo manejar la mente agotada?
La actual situación nos ha situado en un territorio nuevo. No hay respuestas válidas que nos sirvan a todos por igual; existen eso sí, estrategias sencillas que podemos probar para saber si nos funcionan.
Cada persona afronta, interpreta y vive las épocas de crisis de un modo particular, pero más allá del rodaje que tenga cada uno en materia de adversidad, hay algo innegable: estas circunstancias son difíciles para todos.
Por tanto, a la hora de manejar la mente agotada podemos reflexionar sobre las siguientes ideas:
- El agotamiento mental es una situación común ante contextos nuevos y con alta carga emocional y de estrés. No hay que patologizar algo que es normal dadas las circunstancias.
- Tal vez, no sea un buen momento para tomar decisiones decisivas a largo plazo. Es momento de centrarse solo en el presente y, sobre todo, en nuestro bienestar; en darnos lo que necesitamos cuando lo necesitemos. Focalizarse en el aquí y ahora reduce la carga mental y la preocupación.
- Debemos acostumbrarnos a hacer y pensar una cosa cada vez. La mente agotada se satura cuando está pendiente de varias cosas, de lo que tenemos que hacer, de lo que preocupa, de lo que asusta, de lo que hicimos ayer y lo que ocurre hoy.
Así, lo mejor es ir paso a paso. Si estoy desayunando me centro en comer de manera relajada. Si estoy teletrabajando me centro en ello. En caso de que deba decidir algo, lo haré un momento puntual del día en el que de manera exclusiva, pueda dedicarme solo a eso.
Por último y no menos importante, es necesario dar espacio a nuestras emociones. Aceptar cada sensación, sentimiento y emoción sin juzgarnos es clave de salud. No podremos estar bien ni al 100 % cada día, a veces, ni al 50 %. Pero podemos eso sí, estar en calma para dar un poco de alivio a nuestra mente.