La mente es nuestra mejor aliada en situaciones difíciles
Es la herramienta más poderosa con la que contamos y se encuentra encima de nuestros hombros, dispersa dentro de nuestro cerebro. Hablamos por supuesto de nuestra mente. Su funcionamiento es tan poderoso y a la vez tan peculiar que es la principal pluma con la que en realidad escribimos nuestro destino.
Hace unos años se hizo famosa la idea de que solamente utilizamos el 10% de su potencial. Después hemos visto que todo es más complejo que este sencillo titular ya que, si bien contamos con procesos limitados, como puede ser la capacidad para mantener la atención o la memoria a corto plazo, también contamos con otro procesos que parecen no conocer fronteras, como la capacidad para imaginar o aprender.
Nuestra mente busca ahorrar recursos
Así, tenemos claro que lo que podemos hacer con nuestra mente es asintoticamente infinito. Sin embargo, si observamos la mayoría de nuestros comportamientos nos daremos cuenta de que lo que más interviene en ellos son las rutinas o las programaciones mentales. Unas rutinas en las que se produce una desconexión entre la acción y la parte consciente. Hablamos de tender la ropa, de cocinar y de conducir por una carretera conocida. Es tan conocida la acción que liberamos a nuestra mente para que se marche a trabajar con ideas desconectadas de ese presente.
Además, sucede otra cosa y es que nuestra mente suele ser inteligente en su autorregulación y por defecto intenta trabajar siempre minimizando el consumo de energía. Pensemos en nuestros antepasados y en la dificultad para acceder a cierto tipo de nutrientes esenciales.
Puedes pensar que para qué demonios necesitaban una economía energética mental que fuese tan selectiva para nuestra especie si se pasaban el día cazando y corriendo detrás de las presas. Pues bien, se ha comprobado, por ejemplo, que los mejores atletas de fondo comparten una característica en común y es que su oxigenación cerebral durante esfuerzos largos e intensos es mayor.
Una vez que tenemos claro que a nuestra mente no le gustan los derroches de energía porque teme quedarse sin ella y que muchas de las actividades que hacemos son en modo automático entenderemos que quizás no usamos el 10% de nuestra capacidad, pero sí es cierto que hay una buena parte que no utilizamos. Acotarla en porcentaje es lo de menos, lo verdaderamente importante es conocer qué repercusiones tiene esto.
La parte que no utilizamos de nuestra mente -por norma, siempre hay excepciones- tiene que ver sobre todo con la creatividad y la búsqueda de soluciones novedosas. Gran parte de la resistencia al cambio tiene esta razón biológica y es que va contra la tendencia economizadora del cerebro. Quizás nuestra forma de hacer las cosas no sea la mejor, pero cambiar la que ya tenemos adaptada por una nueva que adaptar supone, a parte de incertidumbre, un gasto de energía extra al principio seguro.
¿Por qué el ingenio es importante?
Hagamos un viaje a la Edad Media y asistamos al juicio de un procesado. En este juicio el juez quería condenar al acusado a toda costa, pero tampoco quería que su actitud quedará manifiesta, de manera que le propuso al acusado echarlo a suertes. Supuestamente introduciría en una caja dos sobre iguales, uno contendría un papel con la palabra “inocente” y otro con la de “culpable”.
Por supuesto, el juez escribió en los dos culpable. Por supuesto, el acusado lo supuso ya que las rencillas con el juez venían de lejos. ¿Qué pensáis que hizo el acusado? Podía haberlo denunciado, pero si se comprobaba que su hipótesis era incierta seria condenado. Por otro lado, si era cierta probablemente quitaran al juez pero nada le aseguraba que el siguiente seria mejor.
Pues lo que hizo fue comerse una de las dos papeletas. Después dijo que podrían saber cual es la que había elegido porque sería la contraria a la que quedó en la caja. Por supuesto, en la que había en la caja ponía culpable y fue liberado para cabreo del juez, que se tuvo que tragar su propia treta.
Volviendo al presente, no podemos olvidar que todos contamos con una herramienta parecida a la del listo acusado y que la podemos utilizar para salvar o mejorar nuestras vidas: hablamos de nuestra mente. Es cierto que no lo podemos controlar todo, pero también es cierto que a menudo ese control va más allá de lo que estimamos. Así, en esta diferencia entre la estimación y la realidad, entre el ingenio y la repetición, es donde se encuentra nuestro verdadero potencial.