La metáfora del cubo de basura
El uso de alguna metáfora o de ejercicios experienciales es común para esclarecer aspectos de nuestras vidas ocultos o sin resolver. Algunas nuevas terapias, como la terapia de aceptación y compromiso de Wilson y Hayes, ya los usan como una de sus principales herramientas.
En este artículo, vamos a tratar una de ellas y después pasaremos a explicarte su significado, para que puedas aplicarlo en tu día a día.
El poder de tus pensamientos
Imagínate que tienes una papelera y llénala de basura. Si no hubiera, imagina que la papelera está llena de basura de todo tipo. Entonces, pregúntate si serías capaz de meter la mano en el cubo. Obviamente, la respuesta suele ser negativa.
En una segunda situación, imagina que en el fondo del cubo hay algo que realmente es importante para ti. Puede ser dinero, la posibilidad de establecer una relación con la persona que quieres, la recuperación de alguna dolencia, etc… ¿Meterías la mano ahora en el cubo?
Si aquello que hemos propuesto es importante, efectivamente, meterías la mano en el cubo. Ahora bien, ¿sentirías “asco”? Lo más probable es que sí, pero a diferencia de la primera situación, en esta segunda “sentir asco” tiene un sentido, un propósito.
No estamos pidiendo que metas la mano en el cubo de basura pensando que es algo maravilloso o sintiéndote feliz, u oliendo un perfume exquisito.
Lo que la voluntad implica es hacer las cosas y, especialmente, aquellas cosas que traen consecuencias psicológicas desagradables por algo que merece la pena. De ahí la importancia de trabajar adecuadamente tus valores.
¿Qué nos quiere decir esta metáfora?
Básicamente, esta metáfora intenta romper con la literalidad pensamiento-conducta que la mayoría de las personas tenemos, aunque en algunas personas es más acentuada que en otras.
Veamos un ejemplo. Te levantas por la mañana y, sinceramente, tu pensamiento acerca de ti y de la jornada que se presenta no es muy “positivo”. Tiendes a darle vueltas a la cabeza, en tu mente empiezan a tener eco frases como “soy un desastre” “soy una basura”, “nunca me organizaré bien en este trabajo”, etc.
Ante esa situación, la metáfora que exponemos quiere lanzarte un mensaje: ¿Qué vas a hacer con ese pensamiento?
Es decir….¿Estás dispuesto a soportar el cansancio y los imprevistos, a meter la mano en la basura para alcanzar lo valioso que hay en el fondo?, ¿un mejor sueldo o un ascenso, quizás? O, por el contrario, ¿te vas a fundir con esos pensamientos y como piensas que eres basura, te vas a tirar dentro del cubo? ¿Qué deseas?
Tú decisión
Si de verdad el objetivo vale la pena, la metáfora te está diciendo que soportar días estresantes o cargas de trabajo es necesario para alcanzar aquello que deseas, independientemente de lo que sientas; los pensamientos y sentimientos son automáticos, pero no por ello debemos tirar todo por la borda.En ocasiones, podremos pensar que no podremos continuar y sentirnos desanimados, es normal. Pero saber que esto forma parte del proceso es lo realmente importante.
Habrá momentos agradables y otros no tanto, la cuestión es tener en mente que el que algo quiere algo le cuesta y que, en ocasiones, nuestros pensamientos pueden jugarnos malas pasadas.
Por ejemplo, si tu trabajo es valioso para ti y no quieres perderlo, soportar momentos duros es común; pero a su vez, te hará más resistente, eficaz y constante. Piensa en los costos y beneficios de dejarte llevar por tus pensamientos y sopesa las consecuencias.
Seguro que si actúas sin dejarte llevar por ellos, tendrás el control porque los dejarás existir y, aún así, podrás actuar funcionalmente.
Esforzarnos, persistir, mantenernos en el camino y atravesar las dificultades tiene su valor cuando conseguimos lo que anhelábamos o nos habíamos propuesto: la satisfacción de haberlo conseguido por nuestros propios méritos.
Así que recuerda esta metáfora, antes de tirar todo y a ti mismo a la basura…