La presión de los 30: ¿podemos hablar de crisis?
Cada década vital viene acompañada de nuevos cambios, retos y experiencias, así como de obstáculos y metas a estrenar. En este sentido, la presión de los 30 -o mejor dicho, de los actuales 30- trae consigo muchas dudas y sentimientos por los que parece que pasamos de puntillas.
Todos hemos oído hablar de la famosa crisis de los 40, esa “crisis de la mitad de la vida” que acuñó el psicólogo David Levinson en los 60 para dar nombre a la vorágine de interrogantes vitales y sensaciones encontradas propias de este momento vital. Más tarde, el psicoanalista Erikson apoyaría la existencia de esta crisis, explicándola en términos de revisión vital.
Con el paso del tiempo, aunque distintos autores han discrepado en cuanto a cuál es el motivo de esta famosa crisis, podríamos decir que su existencia es un fenómeno universalmente aceptado.
¿Qué es la presión de los 30?
Sin embargo, no podemos perder de vista la presión de los 30. Algo sucede en este momento vital que se alimenta de expectativas sociales, frustraciones internas y sensación de un “deber de encauzar la vida” muchas veces no cumplido. Hablamos de esa motivación por alcanzar una estabilidad frente aquella que nos anima a alimentar el dinamismo por el que se caracteriza la juventud. Una encrucijada, en muchos casos, difícil de gestionar; y más si tenemos en cuenta que no es raro que en la mezcla existan también presiones familiares o sociales.
Cada vez con más frecuencia llegamos a los 30 y nos damos cuenta de que lo que creíamos que iba a estar pasando cuando llegáramos a esta edad no era más que una utopía: esa por la que te preguntan constantemente y que en ocasiones encuentras cuando miras la vida de otros treintañeros. Entonces te comparas y te sientes más perdido, menos realizado y las opciones de reconducir el desastre te parecen nulas.
Las grandes presiones de los 30
En este momento vital, hay diferentes áreas que tendemos a evaluar. Percibir dicha evaluación como negativa puede incluso generar frustración, ansiedad y/o un estado de ánimo depresivo.
Pareja y vida familiar
Recuperando a Erikson, éste señala la importancia de la construcción de relaciones de intimidad entorno a los 30. De este modo, explicaba la necesidad de generar vínculos estrechos, recíprocos y de confianza como fuente de bienestar en este momento de la vida.
Al hilo de lo que planteaba este autor y haciendo una breve reflexión de lo socialmente esperado, cabe concluir que los 30 parecen ser ese momento ya deberíamos tener pareja, familia, planes de futuro…algo estable y seguro. Por tanto, la ausencia de una relación estable de pareja, se convierte, para muchas personas, en pieza angular de esta crisis de los 30.
Trabajo e independencia
Has estudiado, te has dedicado a lo que ha surgido y has rascado debajo de las piedras para encontrar cualquier cosa que coincidiera con aquello que hace no tanto quisiste ser. Has dejado de buscar lo que te gusta y te has conformado, o te gustaría tener una opción con la que conformarte. Puede que te hayas dado al pluriempleo o hayas emprendido. El tema es que ya no sabes si es la crisis, las malas decisiones o la mala suerte, pero sigues sin lograr una independencia económica y “es hora de empezar a comprarse un piso”.
Cambio de prioridades
Es un momento en el que existe un gran cambio en cuanto a prioridades. Si bien es cierto que hay edades en las que las prioridades son más uniformes (por ejemplo, en la adolescencia el grupo de iguales, el deporte o las primeras parejas…), con el paso del tiempo, las prioridades se vuelven más personales y situacionales, lo cual nos puede hacer sentir lejos de personas que siempre han estado cerca.
Cambio de planes
El tiempo de ocio tiende a ser más escaso, se multiplican las responsabilidades y la frecuencia y características de los planes sufren un cambio evidente. Es posible que nos sintamos más identificados con planes que hacíamos antaño o que nos genere rabia hacer propuestas que caen en saco roto. Incluso es posible sentir una gran sensación de vacío si percibimos que no tenemos control sobre los cambios. Cuando no actuamos ante estas sensaciones, podemos sentirnos socialmente frustrados.
¿Cómo gestionar este momento?
Estas son algunas cuestiones a tener en cuenta en el caso de vernos sobrecogidos por los 30 y sus presiones.
Toma perspectiva
Una de las claves para que la edad no suponga un periodo de vulnerabilidad emocional es dar un paso atrás en busca de perspectiva. ¿Dónde está escrito “cuándo debe ser qué”? y ¿el rasero que mide mi plenitud es externo? Y, si es así…, ¿qué sentido tiene?
Tal vez la presión de los 30 no tenga por qué ser tu presión.
Tu vida, tus objetivos
Está bien que la vecina del quinto piense que se te va a pasar el arroz, pero cada uno cocina y come en su casa. La gente pregunta, habla, insinúa, espera… Pero la gente es la gente, y tú eres tú… Y eres la única persona con la que vas a pasar 24 horas cada día de tu vida. Busca satisfacer tus expectativas. La presión de los 30 no va a durar toda la vida… O sí. Depende de ti. Valora tus necesidades y construye tus propios objetivos.
Puede que todo nos sirva
Pese a los esfuerzos, las ganas y el trabajo, hay muchas cosas que escapan a nuestro control. Hay paredes para las que no tenemos una escalera, pero tal vez subir hasta algún punto nos permita observar que en otro sitio brilla algo. Con cada fase vital crecemos. Decía Albert Einstein que “La oscuridad es la luz que no ves”, y no seré yo quien le quite la razón.
Súmate al cambio
Si te incomodan los cambios de tu entorno, tal vez sea hora de cambiar algo. Cambia las quejas por propuestas, los lamentos por búsqueda de motivaciones. Tal vez sea hora de buscar prioridades, de encontrar una pasión, de conocer gente nueva o de cambiar de entorno. Mira dentro de ti.
En definitiva, valora lo que tienes y a dónde te puede llevar. La mayoría de las veces la salud es suficiente para emprender un viaje hacia uno mismo, hacia una meta o hacia una actitud. Que vivamos este conjunto de sucesos como una crisis dependerá de cada persona. Y sí, es cierto que vivimos en sociedad y que pretender huir de su “dictadura” puede parecer misión imposible… Pero detrás de la presión de los 30, esta quien la vive, y detrás de cada persona, mil posibilidades. ¡Busca las tuyas!