¿Qué es la psicología aplicada?
La psicología se concibe a menudo como un gran árbol con infinitas ramas donde intentar comprender el comportamiento humano. Así, y entre todo este conjunto de derivaciones y hojas, se diferencia una especialmente útil: hablamos de la psicología aplicada, aquella que intenta dar soluciones concretas a los problemas que acontecen en nuestra vida cotidiana.
Es muy posible que más de un lector se sienta algo sorprendido. ¿No es quizá lo que ha hecho la psicología siempre? ¿No se ha enfocado esta ciencia desde su inicio en ayudar, dar respuesta y apoyo a las necesidades más comunes y complejas del ser humano? Bien, cabe decir que por sorprendente que nos parezca la respuesta es no, no siempre fue así.
“La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica”
-Aristóteles-
La psicología en sus orígenes estuvo más enfocada a la recopilación de información y a la compresión de procesos psicológicos tan elementales como la atención, la memoria, el aprendizaje o el lenguaje… Toda esta área apasionante, inmensa y siempre en constante expansión configura lo que se conoce como “psicología básica”.
Por su parte, no fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX cuando, gracias al psicólogo germano-estadounidense Hugo Münsterberg, se dio un nuevo salto en la historia de la psicología. Esta ciencia amplísima se orientó por fin hacia la búsqueda de soluciones prácticas y reales para el ser humano, usándose todos esos conocimientos generados por psicología básica para trasformar nuestros escenarios, para potenciar el aprendizaje, el bienestar y la salud de las personas. Como vemos, resulta casi imposible concebir ambas áreas de forma separada. La psicología básica y la psicología aplicada son dos ramas fundamentales de un mismo árbol. Un árbol espectacular que nunca dejará de crecer para mejorar nuestros entornos y nuestra calidad de vida.
Hugo Münsterberg: un hombre objetivo que asentó las bases de la psicología aplicada
Cuentan los biógrafos de Hugo Münsterberg que solía leer a Kant y que si bien en un principio tuvo una buena relación con William James tras que este le propusiera trabajar en su el laboratorio de psicología de la Universidad de Harvard, las cosas entre ellos no terminaron demasiado bien. Se dice que William James tenía cierto interés en investigar los llamados fenómenos paranormales, algo que el discípulo de Wilhelm Wundt no podía concebir y aceptar al ser un acérrimo amante de lo objetivo, y en esencia, de lo práctico.
Münsterberg catalogaba a todo aquello que escapara de lo lógico y lo tangible como la “psicología del abracadabra”. Quizá por ello, y sabiendo además que su principal interés era aumentar la productividad en las empresas, siempre sintió cierta tirantez con esos compañeros académicos que entendían la psicología desde el laboratorio, desde el punto de vista de la observación y la experimentación con el fin de publicar un artículo y derrumbar quizá, alguna teoría preconcebida por otros colegas.
Si hubo una razón por la que Hugo Münsterberg asentó las bases de la psicología aplicada fue por un objetivo muy concreto: deseaba mejorar las habilidades de los trabajadores en ese contexto donde la industria y el taylorismo demandaban ya nuevos perfiles, personas más aptas y capacitadas para un entorno laboral más complejo.
Así, y a pesar de que Münsterberg falleció de forma temprana con poco más de 50 años, su aportación al campo de la psicología aplicada fue decisiva, a la vez que inmensa. Estableció el origen de la psicología industrial, elaboró múltiples test sobre capacidad profesional e incluso asentó las bases de la psicología jurídica al crear una escala para valorar la fiabilidad de los testimonios.
Las diferentes vertientes de la psicología aplicada
Decíamos al inicio que gran parte de las herramientas y conocimientos que usa la psicología aplicada parten directamente de la psicología básica. Ahora bien, cabe decir que como siempre ocurre cuando llevamos a cabo cualquier trabajo práctico, la propia aplicación y desarrollo de una labor acaba generando nuevos conocimientos, nuevos datos y conceptos. Por tanto, no es difícil de entender que muchas veces la psicología aplicada puede alanzar cierta independencia de esa rama hermana que es la psicología básica y que intenta darle origen.
De este modo, entendemos también que psicología aplicada puede llegar a tener infinitos campos de acción, áreas que abarcan muchos de nuestros contextos más cotidianos y donde gracias a su inmersión podemos hallar soluciones, potenciar habilidades, mejorar procesos, innovar… etc. Veamos algunos ejemplos a continuación.
Aquella teoría que no encuentre aplicación práctica en la vida, es una acrobacia del pensamiento.
-Swami Vivekananda-
- Psicología de la salud. A pesar de que esta área tiene puntos en común con la psicología clínica, cabe decir que son dos disciplinas diferentes. La psicología de la salud analiza la relación entre la conducta y los trastornos físicos y busca prevenir y tratar diferentes enfermedades.
- Psicología clínica. Centra su campo de trabajo en prevenir y tratar la conducta disfuncional con el fin de mejorar nuestra calidad de vida y nuestro bienestar mental.
- Psicología del deporte. Busca potenciar el rendimiento de los deportistas, reduciendo por ejemplo la ansiedad y mejorando el trabajo en grupo de los equipos deportivos.
- La psicología de las organizaciones. Esta es, junto a la psicología clínica, las dos vertientes más conocidas de la psicología aplicada. En este caso lo que se busca es mejorar el ambiente de trabajo, resolver problemas, formar, entrenar, potenciar habilidades, gestionar los recursos humanos de toda organización…
- Psicología educativa. Estamos ante otra área importante, ahí donde la psicología aplicada hace uso de la básica para mejorar la enseñanza, las metodologías, para entender cómo aprenden los alumnos y dotarlos de mejores recursos y mecanismos en su día a día.
- Psicología Ambiental. En este caso tenemos un área tan esencial como interesante donde entender cómo se relacionan las personas con su entorno y cómo el propio ambiente, puede afectar a nuestro comportamiento.
- Psicología forense. En este caso la labor del profesional no se limita solo a la investigación de los crímenes o cualquier acto delictivo. También se analiza la validez de los testimonios, conflictos sobre custodia, atención a las víctimas, etc.
- Psicología de la publicidad. Algo que todos sabemos es que la publicidad es parte integral de la economía de consumo. Entender qué impulsa al comprador a elegir determinados productos, saber qué procesos inconscientes regulan sus deseos y necesidades, son aspectos clave para esta área tan interesante de la psicología.
Como vemos, cada campo de actuación da lugar a un perfil diferenciado en el ejercicio de la profesión. Son vertientes de la psicología aplicada que forman parte de nuestra sociedad donde sin duda nos faltan muchos más campos por detallar, como la psicología de emergencias, de la seguridad vial, del envejecimiento, etc. Son solo pequeños ejemplos que nos dan a entender los múltiples escenarios donde la psicología puede ser valiosa, donde los buenos profesionales intentarán siempre dar respuesta a toda necesidad, a todo problema.
Referencias bibliográficas
Münsterberg, Hugo (1914) “Psychology and Industry”. Psychology Press
Münsterberg, Hugo (2008) “Psychology and Social Sanity” Psychology Press
Muchin, Paul (1994) “Psicología aplicada”. Paidós
Olivares Rodriguez, José (2012) “El ejercicio de la psicología aplicada” Pirámide