La relación entre la autoestima y el consumo de drogas
Mantener una autoestima sólida y estable puede no ser una tarea fácil; puede complicarse por un nivel de inteligencia emocional bajo, carencia en habilidades sociales o una infancia complicada, por ejemplo. Por otro lado, pocos dudarían de la importancia de fortalecerla por sus diferentes implicaciones. De entre todas, hoy hablaremos de la relación entre la autoestima y el consumo de drogas.
Podríamos definir la baja autoestima como el resultado emocional de una valoración deficiente o una evaluación negativa de nuestra propia valía. El desarrollo de la autoestima como rasgo constitutivo tiene su germen en la misma infancia, y crea una serie de disposiciones que tienden a acompañar a la persona el resto de su vida. La cuantía y la calidad de la autoestima de un individuo suele ser un potente factor motor de las direcciones que este va tomando a lo largo de su vida.
En las etapas iniciales del desarrollo cognitivo-emocional del niño, prácticamente cualquier factor de alto impacto vivencial o emocional es susceptible de dejar una indeleble marca en lo más profundo de su psiquismo. Un robusto sentido de valía personal, o todo lo contrario, podría depender de algo tan aparentemente banal como el modo en que un padre se dirige a su hijo.
“¡Nunca llegarás a nada en la vida!” o “¿Por qué no te parecerás más a tu hermano?” son ejemplos de frases que, típicamente, unos padres con un estilo poco adecuado de parentalidad le repetirían al niño.
La importancia del afecto y del buen trato en la infancia
Los comentarios cargados de crueldad o pobres en consideración, por parte de los padres y figuras de referencia de los niños, suelen causar más daño a la larga -y resultar más difíciles de contrarrestar- de lo que en el mismo momento hubiesen causado.
Si la comunicación y los patrones de relación interpersonal entre adulto y niño, esencialmente en el seno familiar, no se asientan en el cariño, el respeto y la consideración, podría estar cimentándose una personalidad doliente de incertidumbre, inseguridad y confusión; lo que sería el caldo de cultivo perfecto para desarrollar una adicción.
Aquí hallaríamos, pues, un primer esbozo del modo en que la autoestima y el consumo de drogas pueden entrar en relación y constituir un círculo vicioso de retroalimentación del que, obviamente, podría resultar difícil escapar.
“La adicción no es más que un sustituto muy degradado de una verdadera experiencia de gozo”.
-Deepak Chopra-
¿De qué modo se relacionan la autoestima y el consumo de drogas?
Si a lo largo de la crianza se ha ido constituyendo una baja autoestima en el individuo, la probabilidad de que desarrolle una serie de rasgos desadaptativos es muy alta. En estos casos, es común que:
- El adolescente tienda a verse como inferior a los demás.
- El joven se vea como carente de una o más virtudes o capacidades.
- Asuma su cuerpo o su aspecto general como poco deseable, incluso repulsivo.
- Cuestione su capacidad para realizar actividades grupales y participar en deportes de equipo.
- Desarrolle un diálogo interno descalificador, en el que cuestione su inteligencia y habilidades personales.
“Puede que no haya nada más íntimo que las propias adicciones”.
-María Fornet-
El consumo de drogas como vía de escape
En términos generales, ya se trate de un niño o un adulto, la baja autoestima puede derivar en una sensación de hallarse atrapado, sin posibilidad de evolución o cambio. Asimismo, suele implicar una falta motivación y la energía para acometer planes.
Dada esta situación, la mayor parte de las actividades vitales se le podrían plantear como excesivamente difíciles. De ahí, podría surgir la tendencia a conductas destructivas y de escape, que es precisamente lo que abre la puerta al consumo de tóxicos y a las adicciones.
Según lo expuesto, la autoestima y el consumo de drogas tendrían sentido como entidades vinculadas. Pues, el consumo de estupefacientes suele conducir a una suerte de mundo propio, en el que no existe la posibilidad de ser juzgado; es esa ausencia de juicio ajeno lo que termina casi siempre por constituir el verdadero enganche.
Puesto que para transformarse en consumidor drogas no se requiere de una habilidad en particular, y el valorarse a uno mismo apenas entra en juego, la adicción a sustancias ilícitas se hace, en estos casos, considerablemente fácil.
A fin de cuentas, el consumo de sustancias lo que hace es alterar el estado de conciencia. Por tanto, no es más que una manera desadaptativa de deshacerse, aunque sea temporalmente, de las aflicciones que produce la baja autoestima. En otra palabras, el consumo de drogas representa una vía de escape para evadir un diálogo interno muy destructivo.
Consumo de drogas para desinhibirse
Clásicamente, a las personas con tendencia al consumo abusivo de drogas se las ha tildado de tímidas o introvertidas. En realidad, lo que suele esconderse es un problema autoestima, que conduce a la inhibición social.
En estos casos, las drogas les permitirían integrarse de manera más sencilla a unos dictámenes de interacción social a los que, desde la pobre autoestima, resultaba complicado adherirse.
Por tanto, una de las primeras líneas de intervención que aborda un profesional de salud mental en la adicción a sustancias es el fortalecimiento del amor propio. De esta manera, se reorienta en favor de la persona la asociación entre autoestima y consumo de drogas.
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- Centro de Información y Educación para la prevención del abuso de drogas (2013). Abuso de drogas en adolescentes y jóvenes y vulnerabilidad familiar. Recuperado de https://www.unodc.org/documents/peruandecuador/Publicaciones/Publicaciones2014/LIBRO_ADOLESCENTES_SPAs_UNODC-CEDRO.pdf
- Ruiz, J. y Pedrero, E. (2014). Neuropsicología de la adicción. Madrid, España: Editorial Médica Panamericana, S.A.