La risa, una buena medicina
La risa traspasa barreras, nos aproxima a los que nos rodean, nos hace sentir bien, elimina los miedos, el estrés, la ansiedad…
Los niños se ríen unas trescientas veces al día, los adultos una media de doce, lo que a todas luces es muy poco, sobre todo si tenemos en cuenta todo lo que nos aporta.
Nos permite realizar ejercicio aeróbico sin ir a ningún gimnasio: con cada carcajada ponemos en marcha unos cuatrocientos músculos, ayudando a adelgazar y a reactivar el sistema linfático, responsable en gran medida de poner en marcha el sistema inmunológico, motivo por el cual, reír, nos ayuda a prevenir y combatir las enfermedades.
El movimiento del diafragma produce un masaje que ayuda a reducir los ácidos grasos y las sustancias tóxicas, además de favorecer la digestión. Previene el infarto, dado que este masaje también se realiza sobre el corazón, fortaleciéndolo.
Aumenta considerablemente la oxigenación: consigue que entre el doble de aire en los pulmones.
Tiene un poder analgésico porque pone en funcionamiento las endorfinas, que son sedantes naturales similares a la morfina.
Dado el ejercicio y el bienestar que produce la risa, colabora positivamente para conciliar el sueño.
Dentro de nuestro cerebro, el centro de control de la risa tiene su ubicación en el córtex prefronal, zona donde reside la creatividad, la capacidad de pensar en el futuro, la moral…
En general, estar de buen humor nos hace olvidar las molestias que tenemos.
Pero además tiene otros tantos beneficios psicológicos.
Cuando nos reímos no podemos estar preocupados porque son dos estados opuestos.
Elimina el estrés, dado que aparecen hormonas que elevan el tono vital y nos hacen sentir cómodos y felices.
Reírnos tiene el efecto de ponernos las gafas de ver lo bueno que nos rodea y, por lo tanto, ahuyenta al espectro de las ideas depresivas. Estimula estados de ánimo positivos, aportando relajación, confianza, motivación…
Nos permite exteriorizar nuestros sentimientos y emociones, darnos a conocer a los que nos rodean y ayuda a cohesionar los grupos. Las personas que ríen juntas se sienten mucho más unidas y más preocupadas las unas de las otras. El humor tiene un alto poder comunicativo.
Aumenta el pensamiento positivo, la creatividad y la capacidad para resolver problemas porque sentirse bien nos ayuda a utilizar mejor nuestras capacidades y posibilidades mentales.
He de terminar diciendo que, además, la risa es contagiosa, que nos permite regalar todos estos beneficios de una forma muy sencilla a los que nos rodean. Ahora sólo me resta pedirte, como mínimo, una sonrisa. Gracias