La teoría del espejo: heridas que forman y rompen relaciones
¿Alguna vez te has preguntado qué es lo que ocurre cuando conectas con otra persona y un tiempo después descubres aspectos que no te terminan de agradar? La teoría del espejo de Jacques Lacan nos ayuda a entender este proceso.
De acuerdo con el autor, la construcción de nuestra identidad personal se produce a través de la captación de uno mismo en otros. De esta manera, las relaciones que mantenemos con los demás son reflejos o proyecciones de aspectos de nuestra personalidad que nos gustan o no nos gustan.
El estadio del espejo: el inicio de la identidad
Como se ha comentado, la ley del espejo está fundamentada en el concepto de proyección, acuñado por Carl Gustav Jung, célebre aprendiz de Freud. Jacques Lacan, haciendo gala de su intento de hacer resurgir el psicoanálisis desde una perspectiva renovada, definió un nuevo estadio de la infancia: el estadio del espejo.
Entre los 6 y 18 meses de edad, cuando el infante ya es capaz de reconocerse en el espejo, comienza esta fase. En este momento, el pequeño es capaz por primera vez de crear una imagen visual de sí mismo, pero lo hace a través de una escisión (nadie puede verse a sí mismo). Durante este proceso se configuraría el yo, la identidad.
No obstante, se hace mediante una imagen externa. Por tanto, el reconocimiento de uno mismo se haría, según este autor, mediante el otro, aunque este otro sea el reflejo.
El siguiente paso sería la escisión: cuando el infante se da cuenta de que la imagen es eso, solo un reflejo. En este momento, la propia identidad se separa de la que se observa en el espejo. En este sentido, al formarse la propia identidad a través de una imagen, un «otro», la proyección sería una parte natural de las relaciones.
Al igual que la imagen en el espejo es una proyección de uno mismo, los demás también pueden serlo.
¿Qué es la teoría del espejo?
Al igual que hay partes de nuestro cuerpo e imagen que no nos agradan cuando nos miramos al espejo, también hay aspectos de nuestra personalidad que no aceptamos. En este último caso, encontramos en los demás reflejos que rechazamos de nosotros mismos de manera inconsciente.
Es decir, de alguna manera aquellos rasgos que menos nos gustan de los demás, son aspectos que están presentes en nosotros pero que rechazamos. Así, lo que nos desagrada de los demás también nos desagrada de nosotros mismos.
Ahora bien, constantemente estamos proyectando una parte de nosotros. Así, la teoría del espejo es una visión que propone un cambio de enfoque: de tener que protegernos del otro para que no nos haga daño a una visión de la que nazca una pregunta «¿para qué estoy viviendo esta situación con esta persona y que hay de lo que no soporto en ella en mí?».
Entonces, cuando no somos capaces de ver nuestras propias sombras e incluso virtudes, la vida nos da el regalo de las relaciones que vivimos para mostrarnos aquello que está en nosotros. El otro nos hace de espejo, reflejándonos y dándonos la oportunidad de encontrarnos.
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Espejo directo o inverso
La teoría del espejo puede actuar de un modo directo o inverso. Pongamos un ejemplo. Imagina que no soportas el egoísmo de tu pareja o amigo. En este caso, el modo directo sería que estás proyectando esa parte de ti que es egoísta y que rechazas.
Pero, si actuase de modo inverso, esta persona te podría estar reflejando lo poco que haces valer tus intereses. Quizá siempre estés pendiente de los demás y antepones a otras personas a ti. Así que, de una forma o de otra, te está aportando una información muy valiosa para tu conocimiento y evolución.
Lo que no me gusta de ti, lo corrijo en mí.
Las cuatro leyes de la teoría del espejo
Ahora bien, para tener una idea más clara de cómo impacta la teoría del espejo en nosotros, tengamos en cuenta las leyes que la rigen. Se han descrito las siguientes:
- Lo que molesta o se quiere cambiar de los demás, está también en ti: esta es la aplicación más directa de la proyección que describe la teoría del espejo. Lo que incomoda en los demás también existe dentro de ti, por lo que vale la pena analizarse en estos momentos.
- Asimismo, todo lo que agrada de los demás también está dentro de ti: la proyección no siempre es sobre lo negativo. No obstante, se debe prestar atención a los sentimientos de envidia, pues se podría tener la percepción de que el otro tiene algo que tú no sin ser consciente de que es al contrario. Lacan también maneja el triángulo de la envidia, donde la comparación no se hace con el otro, sino con su ideal.
- Aceptar las críticas y los juicios pasa por analizarse: cuando el juicio ajeno hace daño, Lacan afirma que es gracias a la represión. Es decir, esa crítica podría señalar algo real que no se percibe de manera consciente, así que se debe hacer introspección para resolver el malestar.
- Lo que los demás te critican, también lo llevan dentro: al igual que pasa contigo, pasa con los demás. Cuando ellos critican también están proyectando algo de su interior.
Heridas emocionales y teoría del espejo
Todos tenemos heridas emocionales. Estas tienen su origen en momentos dolorosos y traumáticos de nuestra vida y que no hemos llegado a superar y aceptar. Cuando nos olvidamos de nuestras heridas, estas acaban formando parte de nuestro inconsciente e influyendo en nuestros pensamientos, estados de ánimo y comportamiento.
Así, en muchas ocasiones, encontramos en nuestra pareja carencias muy similares a las nuestras. Y eso es lo que provoca la unión. Por ejemplo, dos personas que sufrieron mucho por amor se encuentran y descubren que el amor no es sufrimiento. A esta pareja les ha unido la misma herida. Ambos se hacen de reflejo. Pero hay que ir con cuidado, porque las heridas que unen también pueden separar.
Si cada miembro de la pareja no curase sus heridas, tarde o temprano empezarían a deteriorar la relación. Inseguridades, miedos, celos, posesión… Es como si la vida procurase enviarte reflejos que te marcaran el camino por el que avanzar para crecer.
Por tanto, si no los analizas y haces caso a la información que te dan, no evolucionarás (o lo harás más lento) y tus relaciones serán más frágiles. Por ello, los vínculos que mantenemos con los demás, teniendo en cuenta la teoría del espejo, pueden aportarnos una información muy valiosa sobre nosotros y el estado de esas heridas que todavía no hemos integrado en nuestra historia.
Cómo aplicar la teoría del espejo a tu favor
La teoría del espejo es una excelente herramienta para dirigir la mirada a nuestro interior y trabajar aquellos aspectos de la personalidad que interfieren con nuestro crecimiento. Por tanto, podemos utilizarla a nuestro favor de la siguiente manera:
- Reflexiona cada vez que algo te moleste del otro o te provoque envidia y analiza si dicho aspecto está reflejando algo interno propio. Por ejemplo, si el comportamiento de alguien te irrita, analiza en qué medida tú actúas de ese modo, en qué situaciones y con quién.
- Acepta que se trata de un aspecto de tu personalidad. Aceptar que en nuestro interior encontramos aspectos que rechazamos no suele ser una tarea fácil. Precisamente por ello, nuestra psique las proyecta en los demás como un mecanismo de defensa. Por tanto, debemos ser capaces de asumir la realidad, por más dura que esta sea.
- Identifica qué quieres cambiar y cómo. Si te molesta que la otra persona sea soberbia, quizá sea eso lo que debes cambiar de ti mismo para estar mejor contigo mismo y con los demás. Como resultado, una vez que hayas identificado qué es aquello que deseas mejorar, piensa qué acciones puedes poner en marcha para superar esa problemática.
- Apóyate en los demás. Puedes hablar con tu círculo más cercano sobre tus proyecciones y constatar con ellos si, en efecto, cumples con las cualidades que te molestan del otro. Ellos pueden darte otra perspectiva de tu forma de ser, lo cual es muy valioso.
La proyección a lo largo de la historia
El concepto de proyección, o cómo nos reflejamos unos en otros en nuestras interacciones, es un asunto abordado por la filosofía, la psicología y la sociología, entre otras disciplinas. Es innegable que los demás, ya sean físicos o nuestro reflejo en el espejo lacaniano, juegan un papel imprescindible en la construcción de la propia identidad.
Pero precisamente con esto es con lo que podemos jugar para seguir creciendo como personas. Nunca seremos capaces de ver nuestra propia cara si no es a través de lo ajeno, pero esto puede ser la herramienta con la que acceder a nuestras represiones más incómodas. Y tú, ¿cómo te reflejas en los demás?
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