La trampa de los prejuicios
El prejuicio es una imagen previa que tenemos de algo o de alguien. Una imagen que para nada es positiva y que nos condiciona para ver a eso o a esa persona de determinada manera.
Normalmente, desde pequeños, el lugar donde nacemos hace que vayamos adquiriendo ciertos prejuicios que instalamos en nuestra mente y de los que incluso, a veces, no somos conscientes.
“Los prejuicios son la razón de los tontos”
-Voltaire-
¿Qué prejuicios tenemos implantados en nuestra mente y quizás desconocemos por completo? Por ejemplo, “todos los hombres son iguales” o “las rubias son tontas”. Quizás te cuestiones si de verdad tienes estos prejuicios, pero cuando hablas y te relacionas con los demás, probablemente salgan sin que seas consciente de ello.
¡Libérate de los prejuicios!
Liberarse de los prejuicios no es algo sencillo, ya que están tan interiorizados y continuamente estamos expuestos a ellos, que es casi una lucha difícil de ganar. Eso sí, nada es imposible.
Lo que debemos tener claro es que los prejuicios nos limitan. Como personas, evitan que abramos nuestra mente por completo que podamos ser realmente “libres” de pensamiento.
Como bien dice la propia definición de “prejuicio” este se basa en presuponer y prejuzgar algo que en realidad ¡desconoces! Es algo terriblemente absurdo. La verdad es que poseer y mantener prejuicios en nuestra mente significa 2 cosas:
- Dar por cierto o sabido algo sin tener motivos ni fundamentos para ello.
- Hacemos y presuponemos juicios de valor de forma negativa.
¿Verdad que pasa lo mismo cuando juzgamos a una persona antes de conocerla? ¿Y alguna vez te ha ocurrido que te has sorprendido descubriendo que no eras como pensabas? Así pasa con los prejuicios. No es bueno pensar mal antes de tiempo, esto nos llena de negatividad.
“El prejuicio es el hijo de la ignorancia”
-William Hazlitt-
A pesar de saber todo esto y observar lo ridículo que puede llegar a ser, sigue resultando muy difícil librarse de esos prejuicios que se han alojado en nuestra mente, quizás, para siempre.
Haz caer las trampas
Como hemos dicho, es difícil, pero no imposible, acabar con los prejuicios o al menos mantenerlos a raya aunque ellos no quieran. Debemos seguir ciertas pautas para acabar con las trampas de los prejuicios, para hacerlas caer y no dejarnos engañar por ellas.
Porque los prejuicios nos engañan, nos hacen ver una realidad que no es la correcta. Nos hacen creer que lo que presuponemos es verdad y ya vamos condicionados de esta manera al ir por un barrio o al conocer a alguien. Estas pautas de actuación te ayudarán a pararte a pensar antes de establecer un juicio erróneo sobre algo o alguien. ¡Ya basta de prejuicios!
- Tómate tu tiempo: si no conoces a alguien, ¿de que te sirve juzgarlo antes de conocerlo? Date un tiempo antes de pensar cualquier cosa negativa. Tus prejuicios empezarán a caer.
- Sé siempre sincero: quizás tus amigos más cercanos o tus familiares te hayan hecho ver a alguien de una manera determinada estableciendo un prejuicio sobre esa persona. Si hay algo que te está comiendo por dentro, pregúntale a esa persona eso de lo que dudas, ¡sé sincero! No des nunca nada por supuesto.
- Debes ser claro y buscar la claridad: las personas pueden querer empañar tu visión sobre los demás, para su propio favor. Por eso, ante todo, busca la claridad, busca tu propia percepción. No te dejes arrastrar por lo que puedan ver los demás. Mantener una mente abierta será la clave.
- Estate siempre prevenido: ten en mente “nunca hagas lo que no te gusta que te hagan a ti” una frase muy importante y que te ayudará a luchas contra los prejuicios.
- La igualdad existe: nadie será igual en la forma de vestirse, de ser o de actuar. No seas el juez de los demás, pues ¡somos distintos! Acepta esto y deja de prejuzgar.
“Un prejuicio es una opinión vaga sin modos visibles de soporte”
-Ambrose Bierce-
¿Te has sentido identificado con los prejuicios? ¿Has probado alguna vez a eliminarlos? Vivimos condicionados y eso es algo que debemos asumir, pero conocer los prejuicios nos permitirá entenderlos y contrarrestarlos.
Nadie se merece ser prejuzgado con anterioridad, a ti seguramente no te gusta eso. Así que saca tu fuerza de voluntad y lucha contra la trampa de los prejuicios. Es el momento de eliminarlos por completo.
Imágenes cortesía de June Leeloo