La triada oscura: narcisismo, maquiavelismo y psicopatía
Quienes carecen de la capacidad de conectar con los demás o poseen la habilidad de desconectar de sus emociones de forma deliberada suelen formar parte de la triada oscura. Un conjunto de características de personalidad que definen al narcisismo, maquiavelismo y psicopatía.
En su polo más extremo, los individuos que comparten rasgos de esta triada llegan a convertirse en auténticos criminales o se pierden en el amplio espectro de la enfermedad mental. Pero también están aquellos que no satisfacen los criterios para un diagnóstico psiquiátrico y que conviven día a día entre nosotros.
No obstante, quienes presentan estos rasgos y formas de comportamiento se han denominado personalidades oscuras por sus tendencias insensibles, egoístas y malévolas en sus relaciones con los demás. Delroy Paulhus y Kevin-Williams, psicólogos de la Universidad de la Columbia Británica, fueron los responsables de bautizar como triada oscura la parte más negativa de las relaciones humanas. Veamos en qué consiste.
Narcisismo
“A mí todo me esta permitido” o “Los demás solo existen para adorarme” son ejemplos de pensamiento dominados por el narcisismo. Personas egoístas, con un sentido egocéntrico del derecho y con una autoimagen positiva, aunque poco realista si tenemos en cuenta la visión de aquellos que les rodean.
Las narcisistas son “encantadores de serpientes”. Al principio son muy queridos por los demás -sus comportamientos son agradables y atractivos-, pero con el paso del tiempo pueden llegar a ser muy peligrosos. Incluso, pueden dejar ver, sin querer, cuáles son sus verdaderas intenciones: conseguir más admiración y poder.
Suelen aburrirse con la rutina, por lo que buscan retos difíciles. De ahí, que la mayoría de los narcisistas se dediquen al liderazgo, la abogacía o cualquier otra profesión que les suponga niveles de estrés elevados. Según el psicoanalista Michael Maccoby, el narcisismo es un trastorno cada vez más frecuente en los escalafones superiores del ámbito empresarial y que está directamente relacionado con la competencia, el salario y el glamour.
Una de sus fortalezas es la gran capacidad de convicción que poseen. Gracias a ella, se rodean de un gran número de seguidores, son capaces de convencer de aquello que desean sin realizar ningún tipo de esfuerzo; en definitiva, de conseguir lo que se propongan. Además, al carecer de empatía, no les resulta complicado: no son nada escrupulosos con los medios y estrategias que tengan que poner en marcha para lograr sus objetivos.
El interés y preocupación de las personas narcisistas por los demás es cero, a pesar de su gran teatralidad. De modo que no experimentan remordimientos y se muestran impasibles ante las necesidades y sentimientos de las personas que les rodean.
Ahora bien, su talón de Aquiles es su autoestima. Los narcisistas suelen tener una autoestima muy pobre, lo que va aparejado a una vulnerabilidad interna y cierta inestabilidad. De ahí que con frecuencia intenten relacionarse con personas que consideran inferiores para ejercer su dominio y sentirse poderosas.
Maquiavelismo
Para los “maquiavélicos” el fin justifica los medios, independientemente de las consecuencias que se puedan derivar. Suelen ser personas muy calculadoras y frías, destruyendo cualquier tipo de conexión emocional genuina con los demás. Aunque suelen tener rasgos en común con los narcisistas, como su egoísmo y la utilización de los demás, hay un rasgo que los diferencia: son realistas en las percepciones y estimaciones que hacen de sus habilidades, además de con las relaciones que mantienen.
Los “maquiavélicos” no tratan de impresionar a nadie, al contrario. Se muestran tal y como son y prefieren ver las cosas con claridad porque de esa forma pueden manipular mejor. De hecho, se focalizan en las emociones de las personas que quieren manipular para conseguir así lo que se proponen. Si se anticipan a sus sentimientos, será más fácil elegir la mejor estrategia a poner en marcha.
Según el psicólogo Daniel Goleman las personas con rasgos maquiavélicos suelen poseer una menor sintonía empática con los demás. Su frialdad parece derivarse de una carencia en el procesamiento de las emociones tanto propia como ajena.
De hecho, las emociones para ellos son tan desconcertantes que cuando sienten ansiedad no suelen saber diferenciar si se sienten tristes, cansados o simplemente mal. Sin embargo, suelen presentar una gran capacidad para sentir lo que piensan los demás. Pero como expresa Goleman “Aunque su cabeza sepa lo que hay que hacer, su corazón sigue sin tener la menos idea“.
Psicopatía, la personalidad más peligrosa de la triada oscura
Los psicópatas consideran a los demás como objetos que pueden usar y tirar a su voluntad. Sin embargo, a diferencia del resto de personalidades de la triada oscura, casi nunca experimentan ansiedad, e incluso parecen ignorar lo que significa tener miedo.
La frialdad del psicópata es extrema, por lo que puede llegar a ser mucho más peligroso que el resto de las personalidades de la triada oscura.
Así, al no experimentar ese miedo, son capaces de mantenerse serenos aun en situaciones emocionalmente intensas, peligrosas y aterradoras. Las consecuencias de sus actos no son algo que les importe demasiado. Son los mejores candidatos para entrar en prisión.
Los circuitos neuronales de este tipo de personas insensibilizan la franja del espectro emocional que se asocia con el sufrimiento. Por ello, su crueldad parece insensibilidad porque son incapaces de detectarlo. Además, el remordimiento y la vergüenza no existen para ellos.
Ahora bien, los psicópatas tienen cierta facilidad para meterse en la piel de los demás y apretar de este modo los botones adecuados del otro para conseguir su objetivo. Son grandes persuasores. No obstante, este tipo de personas aunque destaquen en la cognición social, se caracterizan por comprender las relaciones y el comportamiento de los demás solo desde una perspectiva lógica o intelectual.
Como vemos, parece que el lado oscuro practicado por los Sith en Star Wars no es tan irreal como pensábamos. La presencia de esta triada oscura en las relaciones íntimas desemboca en malos tratos a través de violencia psicológica. Personalidades tóxicas que instauran círculos de poder, control y hostilidad y atrapan mentalmente a sus víctimas.
La clave para no caer en sus redes es trabajar nuestra independencia emocional. Saber establecer unos límites claros en nuestras relaciones y no permitir que nadie los sobrepase. Sin duda, protegernos tiene que ser nuestra prioridad en todo tipo de relaciones.