La vida no se mide por las veces que respiras sino por los momentos que te dejan sin aliento

La vida es como un tren, con sus pasajeros, sus estaciones y sus averías. Vivamos este viaje bien acompañados y con mucho amor.
La vida no se mide por las veces que respiras sino por los momentos que te dejan sin aliento
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 09 marzo, 2022

Son esos momentos que te dejan helado. En los que tienes que contener tus palabras. Que te dejan pasmado. Que vives intensamente. Que te cortan la respiración.

Son instantes en los que te cambia la vida, en los que cierras los ojos y sabes que tienes algo por lo que vivir. Que te ha ocurrido a ti y que te pellizquen, porque no es verdad que esto sea real.

Que no es un sueño, que lo has conseguido, que ha merecido la pena. Me da igual que unos lo llamen suerte, otros lo llamarán perseverancia. Pero tú siempre lo recordarás como el momento que te dejó sin habla porque el tren de tu vida cambió de dirección en ese mismo instante.

La vida está hecha de momentos

Es por esos momentos por los que te planteas si vivir tu vida de manera sensata merece la pena o, por el contrario, estás atrapándote. El andén ya no tiene nada más que ofrecerte, no te dejes morir y sube a tu tren.

Relájate y comete errores, no intentes ser perfecto. Tómate las cosas con menos seriedad. Corre más riesgos, viaja más. Sube montañas, nada ríos. Ve a lugares adonde nunca hayas ido. Vive más, preocúpate menos.

No cargues tu vida con un kit de supervivencia y aprovecha para teñir de la mayor intensidad posible cada día de tu vida. Sumérgete, vive intensamente y disfruta de tu respiración entrecortada.

“La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.”

-Charles Chaplin-

Mujer con una mariposa

El tren de la vida

La vida se asemeja a un viaje en tren. Con sus estaciones y cambios de vía, algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos casos y profundas tristezas en otros…

Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres, creemos que siempre viajarán a nuestro lado. Pero en alguna estación ellos se bajarán dejándonos seguir el viaje, de pronto nos encontraremos sin su compañía y su amor irreemplazable.

No obstante, muchas otras personas que nos serán muy especiales y significativas se irán subiendo al tren de nuestra vida: nuestros hermanos, amigos y, en algún momento, el amor de nuestra vida.

Algunos tomarán el tren para realizar un simple paseo. Otros, durante su viaje, pasarán por momentos de oscuridad y tristeza. Y siempre encontraremos a quienes estén dispuestos ayudar a los más necesitados. Muchos, al bajar, dejan un vacío permanente, otros pasan tan desapercibidos que ni nos damos cuenta que desocuparon sus asientos.

“Vivamos de manera que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío deje bonitos recuerdos a los que continúan viajando en el tren de la vida”.

Es curioso ver cómo algunos pasajeros se acomodan en coches distintos al nuestro. Durante todo el trayecto están separados, sin que exista ninguna comunicación. Pero en realidad, nada nos impide que nos acerquemos a ellos si existe buena voluntad de nuestra parte. De lo contrario, puede ser tarde y encontraremos a otra persona en su lugar.

Mujer feliz sonriendo

El viaje continúa, lleno de desafíos, sueños, fantasías, alegrías, tristezas, esperas y despedidas

Tratemos de tener una buena relación con todos los pasajeros, buscando en cada uno lo mejor que tengan para ofrecer. En algún momento del trayecto, ellos podrán titubear y probablemente necesitemos entenderlos, pero recordemos que nosotros también, muchas veces, titubeamos y necesitamos a alguien que nos comprenda.

El gran misterio para todos es que no sabremos jamás en qué estación nos toca bajar, como tampoco dónde bajarán nuestros compañeros de viaje, ni siquiera el que está sentado a nuestro lado.

A veces pienso en el momento en el que me toque bajar del tren. ¿Sentiré nostalgia, temor, alegría, angustia…? Separarme de los amigos que hice en el viaje será doloroso, y dejar que mis hijos sigan solos será muy triste.

Pero me aferro a la esperanza de que en algún momento tendré la gran emoción de verlos llegar a la estación principal con un equipaje que no tenían cuando iniciaron su viaje. Lo que me hará feliz será pensar que colaboré para que ellos crecieran y permanecieran en este tren hasta la estación final.

Amigos, hagamos que nuestro viaje en este tren tenga significado, que haya valido la pena. ¡Feliz viaje!

Imágenes de Cata y Aida Donoso


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.