Lágrimas de alegría: los 4 tipos según la ciencia
Las lágrimas de alegría nos conectan con la vida, con las personas y con nuestras emociones más enriquecedoras. Permitirnos estas experiencias y dejar que los ojos reluzcan con el brillo de esas sensaciones intensas es un acto de bienestar. No las reprimamos, no escondamos la emoción que nos provoca ver algo inspirador o que nos conecta con alguien a quien amamos.
¿Cuándo fue la última vez que lloraste llevado por un instante de felicidad? Si tu memoria debe retrotraerse demasiado para recordar ese momento, deberías plantearte hacer cambios. Porque las lágrimas de alegría son el éxtasis del bienestar, son la esencia de los instantes positivos y enriquecedores. Promover esos instantes es un claro ejercicio de felicidad.
Asimismo, algo que nos revela la ciencia es que podemos experimentar hasta 4 tipos de llantos relacionados con las emociones positivas. Conocerlos e identificarlos nos permite tomar conciencia de esas sensaciones que todos deberíamos promover para disfrutar mucho más de nuestra existencia, del mundo y de las relaciones.
El acto de llorar, un ejercicio catártico
¿Por qué lloramos? Si le hiciésemos esta pregunta a cualquier persona que nos cruzáramos por la calle ahora mismo, nos diría aquello de “porque estamos tristes o porque es así como desahogamos nuestras penas y sufrimiento interno”. Identificamos y relacionamos el llanto con esa parte menos amable de la vida, con el dolor emocional y por su puesto con el físico.
Sin embargo, ahí están nuestras lágrimas de alegría y ese brillo titilante en los ojos cuando algo nos emociona de manera intensa. El ser humano llora porque forma parte de lo que somos y por término medio lo hacemos más por felicidad que por desconsuelo.
Así, estudios como los realizados por la doctora Oriana R. Aragón de la Universidad de Yale nos indican que el acto de llorar no tiene otra finalidad más que generar catarsis.
Las lágrimas hacen más intensos determinados momentos de la vida y actúan como analgésicos naturales. Se ha visto, por ejemplo, que tanto en los llantos por tristeza como en los motivados por la alegría se libera encefalina. Este tipo de endorfina tiene como función reducir el dolor y propiciar una agradable sensación de bienestar.
Asimismo, también cabe señalar otra interesante teoría sobre las lágrimas de alegría: las liberamos porque el cerebro no siempre conoce la diferencia entre la tristeza de la felicidad. Para él, ambas dimensiones son estados de elevada intensidad y por ello activa el sistema nervioso parasimpático con el fin de relajarnos. Lo hace liberando acetilcolina, un tipo de neurotransmisor que activa nuestros lacrimales.
Los diferentes tipos de lágrimas de alegría
Lo cierto es que la investigación al respecto de este tema sigue creciendo en los últimos años. Tanto es así que un nuevo estudio realizado en la Universidad de Cornell nos revela que existen 4 tipos de lágrimas de alegría. Es decir, hay cuatro situaciones que nos hacen llorar llevados por las emociones positivas. Son las siguientes.
Lágrimas de afecto
El amor es la emoción que más nos hace vibrar y sentir. Es muy fácil experimentar esa sensación en la que de pronto una palabra, un gesto, un abrazo o un momento compartido nos emociona lo suficiente como para hacernos llorar.
Lo mismo sucede con la ternura, cuando cogemos en brazos un bebé, cuando nuestra mascota hace algo que nos parece muy dulce y casi entre risas nos sorprendemos dejando escapar una lágrima…
La emoción del triunfo, las lágrimas de la superación
Ganar un partido, una carrera, superarnos en una prueba deportiva. Alcanzar el triunfo, aprobar una oposición, un examen concreto, lograr un trabajo después de una entrevista…
Las lágrimas de alegría también pueden surgir en esas situaciones en las que, tras cierto tiempo de esfuerzos, sueños y sacrificios, alcanzamos algo. Superarnos a nosotros mismos también nos emociona de manera intensa.
La inspiración, la belleza, llorar por aquello que nos inspira y embelesa
Un amanecer en el mar. Las vistas aéreas de un paraje natural de sobrecogedora belleza. Ver en persona nuestra obra pictórica favorita. Ir al teatro y disfrutar con una obra que termina emocionándonos lo indecible…
Acudir a un concierto y deleitarnos con esa pieza musical, con ese cantante o ese grupo que tanto nos gusta. Las lágrimas de alegría también se nutren de lo estético, lo natural y lo cultural.
Lágrimas de alegría en los instantes de risas compartidas
Hay pocos placeres más satisfactorios que llorar de risa, que dejar que las carcajadas estallen con toda su sonoridad, junto a las personas que queremos. Reír hasta que nos duela la barriga… ¿puede haber algo mejor?
Seguramente no, porque la diversión auténtica y esos instantes en los que las emociones positivas fluyen combinándose con el sentido del humor constituyen la auténtica felicidad.
Vale la pena reflexionar cuánto tiempo hace que no hemos llorado en alguna de estas situaciones. Amor, humor, inspiración, satisfacción personal… Todas estas dimensiones trazan y asienta el auténtico bienestar psicológico. Promover momentos de esta tónica emocional está en nuestra mano y vale la pena experimentarlos a diario.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Aragón, O. R., Clark, M. S., Dyer, R. L., & Bargh, J. A. (2015). Dimorphous Expressions of Positive Emotion: Displays of Both Care and Aggression in Response to Cute Stimuli. Psychological Science, 26(3), 259–273. https://doi.org/10.1177/0956797614561044
- Zickfeld, Janis, Beate Seibt, Ljiljana B. Lazarevic, Iris Zezelj, and Ad Vingerhoets. (2020). A Model of Positive Tears. PsyArXiv. November 8. Preprint.