Las necesidades tienen su propio ciclo para ser satisfechas
Las necesidades se ayudan de pequeñas alarmas que aparecen en mí para que yo pueda satisfacerlas. Una vez las satisfago me siento completo, lleno, calmado, y puedo pasar a la resolución de otras necesidades que vayan apareciendo. Para nuestra salud mental, física y emocional es fundamental escucharlas, identificarlas y darles cauce. Si no, muchas veces aparecen trastornos físicos o psicológicos asociados.
Pueden ser de muchos tipos: fisiológicas, existenciales, emocionales… y todas ellas nos hablan de algo que es importante para nosotros. Son nuestra alarma de la autenticidad, por así decirlo. Están íntimamente ligadas con nuestra verdadera esencia y por eso mismo hemos de ser capaces de poder identificarlas para poder resolverlas.
Pero como los humanos a veces somos un poco complicados, ya nos encargamos nosotros mismos de amputar algunas partes de este ciclo de la satisfacción de las necesidades. Ya nos encargaremos de hacer “oídos sordos” a una alarma, o de completarla a medias porque no sabemos separarnos de ese objeto que nos ayuda a satisfacerla…
Las resistencias nos impiden satisfacer muchas necesidades que tenemos
Hay muchas maneras de no completar este ciclo, y todas ellas tienen que ver con resistencias y miedos que nos impiden hacer lo que auténticamente necesitamos hacer. No podemos negar nuestra naturaleza ni obviar que, a veces, hay necesidades que queremos satisfacer pero las convenciones sociales o éticas nos frenarán en el intento.
Así somos de complejos los humanos. Hay un “instinto animal” intenso y primario que pervive en nosotros y que no podemos negar, y hay una ética y una moral que subyace a gran parte de nuestra cultura que tampoco podemos obviar. Y es en ese equilibrio donde hemos de saber manejarnos, sin engañarnos a nosotros mismos. Sabiendo cuando nos estamos frenando por un motivo u otro.
¿Complicado? Es una manera interesante de escucharse a uno mismo con toda la honestidad posible, y ver cómo nuestras decisiones están influenciadas por muchos motivos. Motivos que, como decía, pueden ir desde un instinto puramente animal hasta cultural.
El ciclo de satisfacción de necesidades se compone de 7 etapas sucesivas:
1. Sensación
Es la percepción del desequilibrio. Por tanto, nuestro cuerpo necesita restaurar ese equilibrio para poder satisfacer a nuestro organismo. Un ejemplo podría ser cuando nos suenan las tripas porque tenemos hambre, o cuando simplemente notamos una sensación extraña que ya nos pone en alerta para que la vigilemos.
2. Conciencia
Cuando tomamos conciencia de esa sensación identificamos nuestra necesidad. Siguiendo el ejemplo anterior, tomo conciencia de que mis tripas están sonando, por tanto tengo hambre. ¡Ah, vale! Me estaban sonando las tripas porque tengo hambre. O podemos, poniendo otro ejemplo, darnos cuenta que nos sentimos solos y necesitamos contacto con alguien querido…
3. Energetización
Una vez identifico y tomo conciencia de mi necesidad puedo pasar al paso siguiente. Me pongo en movimiento. Mi cuerpo se empapa de esta energía que me moviliza a hacer algo importante para mí. ¡Ah, que tengo hambre! Entonces puedo ir a la cocina. O, si en el ejemplo anterior habíamos tomado conciencia de nuestra necesidad de contacto con otra persona, ahora podemos saber con qué persona queremos contactar y esa energía movilizadora nos va a ayudar a dar el siguiente paso.
4. Acción
En este paso, una vez ya estamos activados para realizar la acción, nos disponemos a llevarla a cabo. Somos conscientes de lo que necesitamos y vamos a ponerle remedio. Nos decidimos a llamar a nuestro amigo, ya que es la persona con la cual nos apetece estar en contacto.
5. Contacto
En el contacto por fin podemos satisfacer nuestra necesidad. Si teníamos hambre y fuimos a la cocina para coger aquel alimento que nos sacia, ahora es cuando por fin podemos alimentarnos. Ahora es cuando también contactamos con nuestro amigo y tenemos esa conversación que necesitábamos. Somos conscientes que este contacto está aliviando nuestra soledad por un momento.
6. Realización
En esta fase disfrutamos el contacto que hemos obtenido. Aquí nos damos el gusto de saborear la experiencia que acabamos de vivir. Por fin he conseguido realizar lo que mi cuerpo me pedía y me siento satisfecho por ello. Es un momento de gozo, de placer por haber podido cumplir lo que ansiaba. ¡Qué bueno poder hablar contigo, amigo!
7. Retirada
Tras esta maravillosa experiencia que tanto me ha nutrido, me retiro. Necesito reposar de ese contacto. Me despido de mi amigo, me despido de lo que tanta alegría y sosiego me ha dado. Pero, ¡Ay madre!… Qué complicado es a veces separarse de aquello que tanto nos ha llenado. Separarse de quien ha llenado este vacío…
Como podéis ver, en cada uno de estos 7 escalones puedo encontrarme con problemas y, a su vez, puedo amputar el ciclo completo sin llegar a finalizarlo. ¿Por qué? Por miedos, por anticipar catástrofes, por tener creencias muy arraigadas sobre cómo se deben “hacer las cosas”, por cuestiones culturales y éticas, etc.
Lo importante es ser consciente de esas necesidades que todos tenemos y que tienen que ver muchas veces con el amor (esa necesidad vital de establecer una relación con otro ser, en la que damos y recibimos ternura…), con la seguridad (la falta de seguridad nos produce sensaciones de miedo, angustia, ansiedad…que hay que escuchar) y con la libertad (la falta de libertad nos hace sentir cólera, sentirnos atados…).
Por tanto, como podéis comprobar, satisfacer nuestras necesidades no se trata de un capricho, sino de protegernos a nosotros mismos, sobretodo cuando estamos hablando de falta de amor, de seguridad y de libertad. Así que…¡no hagamos oídos sordos a esas sensaciones! De esta manera podremos empezar y finalizar el ciclo completo.