Las nubes negras que arrastra nuestro cuerpo
“Desde que tenía 16 años, he sentido una nube negra permanente sobre mi cuerpo.
Desde entonces, he tomado pastillas para la depresión para ser feliz
Durante muchos años, drogas y opiáceos han sido un recurso común en los humanos para sobrellevar una existencia a veces difícil de entender o soportar. En la actualidad, sustancias habituales como café, alcohol, nicotina, llenan diferentes vacios, mientras otro tipo de pastillas como los antidepresivos, alteran las reacciones químicas de nuestro cerebro inclinando la balanza hacia lado contrario del pesimismo y alejándonos en definitiva de la tristeza.
¿Puede una píldora anular el dolor y el sufrimiento? ¿Podremos disponer de una pastilla que sirva para dormir, despertar, estimular, apaciguar todo en uno? ¿Podremos ser más eficientes, amables, inteligentes, seguros, incluso inmensamente felices, con tan sólo la ingesta de una capsula?
Los últimos avances indican que en un futuro, medicamentos, capsulas, tabletas, aumentaran nuestras capacidades y nuestras competencias sin apenas esfuerzo. Como por arte de magia, su ingesta nos otorgará una felicidad casi sobrehumana, y hasta puede que nos resulte beneficioso no reflexionar si esa alegría es secundaria a la administración de drogas. (En EE.UU. el 20% de la población consume Prozac con asiduidad). El resultado final nos obligará a ser químicamente perfectos.
Millones de fármacos no han mejorado el estado general de salud de la población, la ingesta de estas sustancias artificiales, nos hace perder la capacidad de ser felices en el momento que nos suprimen la droga, incluso podríamos establecer hasta que punto uno puede decidir cuáles son los límites de su felicidad, puesto que esta puede ser deseada pero no tiene porque ser impuesta.