¿Las nuevas tecnologías son un obstáculo para que los niños aprendan a gestionar sus emociones?
Mal utilizadas y administradas, las nuevas tecnologías son un obstáculo para que los niños aprendan a gestionar sus emociones. Son un riesgo para su desarrollo evolutivo cuando las TIC’s se convierten en su única forma de divertirse, relacionarse o aprender.
Inmersos en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s), parece que, si no utilizamos algún recurso tecnológico, estamos desconectados de nuestro entorno. Una sensación desagradable que en muchos casos actúa como motivadora para “mantenernos a la última” en cuanto a tecnología se refiere.
Cabe destacar que, si bien es las nuevas tecnologías tienen muchas ventajas, en manos de los niños -y de algunos padres- su uso descontrolado es un problema serio de consecuencias indeseables, como puede ser una mala gestión de las propias emociones.
Por ejemplo, pensemos en ese niño cabreado porque no ha conseguido añadir al carrito de la compra los cereales que tanto le han llamado la atención. Imaginemos a los padres sacando el teléfono de bolsillo y poniendo algún juego para distraer al pequeño.
Los niños necesitan aprender a gestionar sus emociones. Si les damos una nueva tecnologías cuando llora o se enfada para evitar su malestar, no aprenderá a gestionarlas fruto de su escasa exposición a las mismas.
Consecuencias del abuso de las TIC’s en niños
En pleno debate sobre si las nuevas tecnologías son un obstáculo para que los niños aprendan a gestionar sus emociones, cada día son más los estudios que hablan de una línea muy fina que separa al uso del abuso en lo que a TIC’s se refiere.
Un uso indiscriminado que puede derivar en déficit de atención, problemas de memoria, disminución del rendimiento académico, alteraciones del sueño, dificultades en el lenguaje…
Tal y como afirma Jaime García Aguado, pediatra de Atención Primaria y miembro del grupo Prevención en la Infancia y la adolescencia (Previnfad) de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), “es crucial la interacción de los adultos con el niño durante su uso, ya que sigue habiendo pruebas sobre los riesgos del uso excesivo de los medios digitales, como el aumento del sedentarismo y del Índice de Masa Corporal (IMC), la disminución de las horas de sueño y la alteración en el desarrollo cognitivo, social o emocional, entre otros”.
Asimismo, el mal uso de las nuevas tecnologías podría derivar en una adicción a los videojuegos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye en su Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11) la adicción a los videojuegos como una enfermedad que se caracteriza por un comportamiento de juego continuo y recurrente, consecuencia del mal uso de los juegos digitales o videojuegos con o sin conexión a internet.
Factores de protección
La AEPap ha elaborado un decálogo para que los padres lleven a cabo una buena salud digital:
- Pacta normas con tus hijos sobre el uso de las TIC’s y supervisa los lugares que visita cuando se conecta a la red.
- Limita el tiempo de uso de las TIC’s: hay tiempo para todo. El uso limitado de las nuevas tecnologías puede ser una herramienta muy útil y práctica. Recuerda: sé consecuente con el ejemplo.
- Enséñale a navegar de forma responsable, explícale cómo se debe navegar por Internet.
- Sitúa los dispositivos electrónicos en un lugar común compartido por todos, creando una zona TIC’s en el hogar.
- Fomenta la empatía, la igualdad y el respeto a los derechos de los demás.
- Proteger la privacidad y la seguridad usando contraseñas complejas y tapando la cámara (Webcam). Es importante que aprendan que lo que se sube a la red se queda en la red. Por ello, es fundamental no subir información personal sobre uno mismo y sobre los demás sin su permiso. Protejamos nuestra intimidad y la de las personas que nos rodean.
- No aceptes a personas desconocidas. No sabemos quién puede estar detrás de la pantalla.
- Fomenta hábitos de vida saludables: horas de sueño, actividades de ocio y tiempo libre, actividades en familia…
- Comunícate con los niños sobre las consecuencias del mal uso de las nuevas tecnologías y muestra tu apoyo si ocurriese algo. Por ejemplo, “si tienes problemas estaremos ahí para ayudarte”. En ocasiones, los niños pueden sentir vergüenza, culpa, rabia… que les impide a los niños contar lo que les está ocurriendo. Si le ofrecemos nuestra ayuda y apoyo incondicional podríamos crear un clima de confianza donde puedan expresarse.
¿Las nuevas tecnologías son un obstáculo que los niños gestionen sus emociones?
La mayoría de videojuegos y aplicaciones pensadas para niños son tan divertidas y entretenidas que llegan a asumir todo el control atencional del pequeño. La baja exigencia de las nuevas tecnologías en cuanto a la atención y concentración produce una baja estimulación de las mismas. Tengamos en cuenta que, sin una estimulación y dedicación adecuadas, el niño podría ver retrasado su desarrollo en áreas tan importantes para el desarrollo como las citadas.
A su vez, las nuevas tecnologías no favorecen la capacidad de tolerar la frustración de los más pequeños. Tal y como ocurre con las capacidades cognitivas, la recompensa inmediata que proporcionan los videojuegos y aplicaciones provoca que los juegos con un nivel de estimulación más bajo, en los que los niños de alguna manera tienen que crear las condiciones divertidas, pasen a ser más aburridos.
En determinados momentos, los padres les conceden acceso a las nuevas tecnologías cuando se enfadan o lloran para evitar su malestar o para dejar de oír sus quejas o su llanto. Darle a un niño un aparato electrónico para que deje de experimentar emociones de valencia negativa puede terminar con el problema a corto plazo, pero enseña poco en el camino hacia la autonomía en cuanto a la gestión emocional.
La tolerancia a las emociones se produce experimentando las mismas, sintiéndolas y viéndonos en la tesitura de aprender a gestionarlas.