Las raíces de la ansiedad aparecen ya en niños de 14 meses
Las raíces de la ansiedad aparecen ya en niños de 14 meses. Esto es al menos lo que nos revela un estudio que se ha llevado a cabo durante más de tres décadas. Los resultados no pueden ser más reveladores a la vez que impactantes. De algún modo, el carácter y el temperamento humano ya es visible desde bien temprano y esos rasgos evidencian años después una mayor o menor tendencia al estrés o la ansiedad.
¿Quiere decir esto que el bebé más demandante, por ejemplo, sufrirá el día de mañana algún trastorno de ansiedad? Evidentemente, no. No podemos hacer correlaciones tan concluyentes. Hay una vinculación entre determinados patrones temperamentales y el riesgo de padecer un estilo de pensamiento marcado por la preocupación, la angustia o padecer más crisis de pánico, etc.
Los científicos lo denominan “sobreactivación emocional”, una característica que podemos apreciar en los niños ya durante el primer año de vida y que determina, en muchos casos, el comportamiento del pequeño a lo largo del tiempo. Lo analizamos.
El temperamento infantil ¿qué es?
Hace unos meses, científicos de la Universidad de Maryland publicaron un estudio para comprender a partir de qué momento aparecen los primeros síntomas de la ansiedad. Este trabajo fue dirigido por la doctora Alva Tang y en él se concluye que los bebés de poco más de un año evidencian ya un estilo temperamental concreto que nos puede revelar datos interesantes.
Es a partir de estos estilos como se puede anticipar la mayor o menor probabilidad de padecer determinadas psicopatologías, como puede ser la ansiedad, el estrés, la depresión… Ahora bien, antes de profundizar en este dato es conveniente tener claro qué es el temperamento infantil. Lo analizamos.
La diferencia entre el temperamento y el carácter
El temperamento se relaciona con lo biológico y en concreto con la predisposición emocional congénita de cada uno. Hace referencia básicamente a la manera en que reaccionamos al ambiente que nos rodea. Estamos por tanto ante una dimensión innata que viene con nosotros al nacer y que puede observarse en todo bebé. Basta con ver actúa y reacciona a su entorno.
Por otra parte, el carácter se aleja de ese componente genético y heredado y se vincula al aprendizaje sociocultural y a la propia experiencia. Ahora bien, lo interesante es que esta última característica tiene mayor relevancia. Porque el carácter puede controlar el temperamento, es quien lo domina, quien lo puede modificar para adaptarse mucho mejor al entorno.
Esto último tiene una gran trascendencia. Así, aunque tal y como nos señala el estudio de la Universidad de Maryland, las raíces de la ansiedad aparecen ya en niños de 14 meses debido a su temperamento, siempre podemos educarlos y darles estrategias para que desarrollen un carácter con buenas habilidades emocionales.
Las raíces de la ansiedad aparecen ya en niños de 14 meses
Los científicos de esta investigación deseaban comprender en qué momento una persona evidencia ya los primeros síntomas de la “sobrerreactividad emocional”. Ahora bien ¿a qué nos referimos cuando hablamos de esta dimensión?
La verdad es que hace referencia a una serie de dimensiones que nos pueden ser muy conocidas, como son la preocupación constante, las crisis de pánico, la inseguridad, el miedo a ser juzgados, anticipar cosas que aún no han sucedido, negatividad y fatalidad…
Los trastornos de ansiedad son una realidad cada vez más común, una condición que además suele preceder o aparecer de manera conjunta con la depresión. Dado su impacto era decisivo por tanto conocer un poco mejor su desencadenante y sus orígenes. Así, algo que pudo verse en una investigación que ha durado 30 años es que las raíces de la ansiedad aparecen en niños de 14 meses.
El temperamento inhibido y el niño ansioso
Hasta el día de hoy había poca documentación científica sobre el temperamento infantil y su relación con la personalidad adulta. Ahora, sabemos que un temperamento definido por la “inhibición conductual” predice la aparición de problemas de ansiedad y depresión en la vida adulta.
El dato puede parecer un tanto rotundo, pero es interesante comprender un poco más en qué consiste este estilo temperamental y en concreto la inhibición conductual.
- Son pequeños con un gran temor a lo novedoso, aunque sean juguetes u objetos cotidianos.
- Asimismo, estos bebés llevan muy mal los cambios, por sutiles que sean.
- No toleran estar con figuras que no sean sus progenitores
- Por otro lado, aunque las raíces de la ansiedad aparecen ya en niños de 14 meses, a partir de los dos o tres años los síntomas pueden ser más intensos. Algo común es la somatización: dolor de cabeza, molestias estomacales, diarreas, etc.
- A medida que crecen y empiezan a comunicarse sus razonamientos se llenan de dudas y miedos. “Seguro que si voy al cole se reirán de mí, ¿qué pasará si papá y mamá mueren?”.
- También son comunes los comportamientos evitativos, como miedo ir al cole, temor a aprender a ir en bici, a nadar… Son niños además que necesitan dormir con sus padres de manera frecuente.
Si las raíces de la ansiedad aparecen ya en niños de 14 meses ¿cómo educar a un bebé ansioso?
Sabemos que las raíces de la ansiedad aparecen ya en niños de 14 meses. ¿Qué hacer si percibimos que el bebé evidencia un temperamento de inhibición conductual?
- Las rutinas, por ejemplo, son una clave esencial para dar seguridad a todo bebé.
- El desarrollo de un apego saludable en el que el pequeño se sienta validado y atendido en todo momento es algo trascendente.
- Las conductas evitativas y los miedos deben tratarse en cuanto aparecen. Para ello, la educación emocional es una garantía de éxito.
El niño debe racionalizar sus temores, entender sus emociones y manejarlas para apagar ansiedades e ideas irracionales. Algo así requiere tiempo y paciencia, porque conformar el carácter del que será el adulto del mañana exige sembrar en el niño de hoy valiosas semillas de autoconfianza, autoestima y seguridad personal.
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- Murray, L., Creswell, C., & Cooper, P. (2009). The development of anxiety disorders in childhood: An integrative review. Psychological Medicine, 39(9), 1413-1423. doi:10.1017/S0033291709005157
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