Cómo leer las emociones de alguien en sus ojos

La mirada es capaz de transmitir mensajes que van mucho más allá que las palabras. Acá te enseñamos cómo interpretar el lenguaje de los ojos.
Cómo leer las emociones de alguien en sus ojos
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 30 marzo, 2023

Leer las emociones de alguien en sus ojos es algo que todos podemos hacer. Al fin y al cabo, la mirada es la parte del ser humano que más comunica, la que más transmite y con la que conectamos de forma más intensa. Entender todas esas pistas no verbales inscritas en los ojos de los demás nos permitirá intuir, por ejemplo, la falsedad, la sinceridad o la magia de la atracción.

Decía Bécquer que quien puede hablar con la mirada puede incluso besar con los ojos. Es tal el magnetismo de estos órganos que a veces no somos conscientes de todos los secretos que esconden. De esta manera, aunque muchos de nuestros comportamientos, actos y palabras pueden filtrarse por los condicionamientos sociales y por nuestra voluntad, la mirada se expresa un tipo de lenguaje que no siempre podemos controlar.

Son tantos y tan sutiles los matices que caracterizan el comportamiento de nuestros ojos que siempre es interesante conocer más información al respecto. De este modo, podemos llegar a profundizar en la mente de los demás o leer sus emociones de un modo efectivo.

Cómo leer las emociones en los ojos

Los ojos expresan las emociones que una persona experimenta.

Pensemos en algo durante un momento. Si hay algo a lo que dedicamos una buena parte de nuestro tiempo es a comunicarnos con otras personas. Lo hacemos casi siempre cara a cara, buscando el contacto visual del otro, sin embargo, le prestamos una mayor atención al mensaje oral, a la palabra, a la calidad del diálogo.

Cabe decir también que, en los últimos años, con la llegada de las nuevas tecnologías y los sistemas de mensajería inmediata, el estilo de comunicación ha cambiado. Ya no necesitamos tener a nadie ante nosotros para decirle algo. Ahora, hasta podemos trasmitir nuestra alegría, amor o enfado a través de un emoticono. Todo esto no es ni bueno ni malo, solo es diferente y, sobre todo, más rápido.

«Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo»

-Friedrich Hebbel-

Sin embargo, con ello nos perdemos el poder leer las emociones de los demás en sus ojos. Nos privamos de ese placer, de ese misterio que es desvelar a base de pequeñísimos gestos y mágicos matices la calidad o complejidad de nuestras relaciones.

Los ojos son una gran fuente de información que debemos a prender a leer. Si alguien nos atrae la pupila se dilata. También la mirada se ensancha cuando nos sorprendemos; se dirige a una dirección cuando intentamos recordar algo; o baja cuando nos quedamos suspendidos en un estado de introspección. Veamos ahora cómo llevar a cabo la interpretación de estos cambios.



1. Los parpadeos

Cuando hablamos del lenguaje de los ojos no nos referimos solo al globo ocular y la pupila. El gran poder expresivo de nuestra mirada se orquesta sobre todo por un complejo entramado de nervios y músculos que intervienen en el movimiento de las cejas, los párpados, las sienes, etc.

  • Todo ello refleja la activación emocional de cada momento, ahí donde los parpadeos, cumplen también su función. Por ejemplo, cuando algo nos sorprende, nos indigna o incluso nos enfada, tendemos a parpadear mucho más.
  • Un estudio publicado en Psychophysiology señala que el parpadeo aparece cuando al inicio y al final del procesamiento de la información. Esto puede servirnos para determinar el nivel de atención que nos puede estar prestando nuestro interlocutor.
  • Asimismo, también es común que se parpadee bastante cuando interaccionamos con alguien que nos agrada o cuando estamos pensando en muchas cosas a la vez.

Puede que todo ello nos parezca contradictorio, pero conviene saber que este acto, el de parpadear de forma más intensa de lo normal, es un mecanismo que pone en marcha el cerebro cuando se siente más nervioso de lo habitual. Por tanto, si deseamos leer las emociones de los demás a través de sus ojos, es importante centrarnos en el contexto o en la conversación que mantenemos en ese momento.

Ojos color miel
El parpadeo es una señal no verbal del procesamiento emocional.

2. El lenguaje de las pupilas

Nuestras pupilas se dilatan cuando vemos algo estimulante o tenemos poca luz. Si algo o alguien nos atrae, es común que la pupila se agrande. Los investigadores afirman que la dilatación pupilar se puede relacionar con un mayor atractivo y con el comportamiento de acercamiento. Sin embargo, cuando nos sentimos ofendidos o vemos algo que nos indigna, la pupila se contrae.

Otra investigación publicada en la revista Psychophysiology señala que el tamaño de las pupilas cambia al ver imágenes excitantes, sin importar si son agradables o no. 

3. Entrecerrar los ojos

Cuando queremos evitar el contacto con algo que nos genera temor o desagrado (asco), tendemos a entrecerrar los ojos como un mecanismo de protección. También los podemos entrecerrar cuando estamos muy enojados, esto con el fin de agudizar más nuestra visión.

Cerrar los ojos también puede indicar que la persona está procesando emocionalmente una situación. Esto es así debido a la activación de la amígdala. Una investigación publicada en PLoS One encontró que la activación de la amígdala aumenta cuando escuchamos música emotiva con los ojos cerrados.

4. La sincronía visual

Leer las emociones de las personas que nos gustan a través de los ojos es algo que todos queremos poder dominar. Sin embargo, a veces no hace falta ser un experto en lenguaje no verbal para percibir la sintonía que en un momento dado podemos establecer con un amigo, la persona que nos atrae o incluso con un familiar.

Cuando de atracción se trata, la mirada puede decirnos mucho, por ejemplo, si lo que el otro siente es amor o solo lujuria. Un estudio realizado por Jhon Cacioppo muestra que los estímulos asociados con el amor generan mayores fijaciones en la cara. En cambio, los relacionados con la lujuria provocaban mayor fijación ocular sobre el cuerpo.

Volviendo al tema de la sintonía, un dato curioso sobre ella es que cuando dos personas «conectan» se establece también una sincronía visual, es decir, los gestos visuales se mimetizan y se ponen en marcha unas mismas microexpresiones.

5. El tiempo del contacto visual

El contacto visual es muy sugerente, sobre todo, cuando analizamos su duración. No es el mismo tiempo que invertimos al mirar a esa persona que nos atrae, al que gastamos observando a alguien que nos disgusta. En el primer caso, pasamos más tiempo mirando y buscando el contacto visual; en el segundo, ni ganas de mirar nos da y si lo hacemos, es por un periodo muy breve.

De esta manera, el contacto visual puede ser usado, en integración con otras señales no verbales, como un indicador de atracción entre dos personas, así lo señalan Allan y Barbara Pease en su libro El lenguaje del cuerpo: cómo interpretar a los demás a través de sus gestos. Cuando el afecto es mutuo, las miradas no alcanzan y el tiempo no es suficiente.



6. Evitar el contacto visual

Los autores del libro Comportamiento no Verbal: Más Allá de la Comunicación y el Lenguaje una persona desvía la mirada, cuando tienen un carácter tímido, sumiso o antipático. También lo puede hacer cuando quiere terminar una interacción.

De igual forma, sostienen los mismos autores, la falta de contacto visual, junto con otras señales no verbales, puede llegar a denotar falta de interés o pocas ganas de relacionarse con las demás personas. 

7. Las miradas a los laterales: tímidos y mentirosos

Pareja mirándose a los ojos muy de cerca
Por lo general, cuando las personas dicen la verdad son capaces de mantener el contacto visual.

Todos lo hemos experimentado alguna vez, bien cuando hablamos con algún niño o con una persona muy insegura. En lugar de mantener un contacto visual directo, se escapan por los laterales, en esos rincones donde no se encuentran con nuestro rostro, en esos espacios donde se nos atiende solo de soslayo, donde refugiar su extrema timidez… Hay estudios que sugieren que las personas con una personalidad tímida son proclives a evadir el contacto visual con los demás.

Ahora bien, es destacable señalar que la personalidad mentirosa también tiene unos ojos esquivos. No es algo tan evidente como cuando estamos con un perfil tímido o con ansiedad social, y por ello, debemos poner la máxima atención a la hora de leer sus emociones e intenciones.

En contextos penales y jurídicos, hay investigadores que señalan que cuando una persona miente en una entrevista su contacto visual es bajo. En cambio, cuando hablan con sinceridad aumenta y llega a ocupar entre un 30 % y un 60 % del tiempo total.

Quien hace uso del engaño no suele mantenernos durante mucho tiempo la mirada, tarde o temprano la llevará a un lateral, a la derecha si debe recordar algo y a la izquierda si debe hacer uso de la inventiva.

Los ojos aportan una gran cantidad de información

Para concluir, tal y como hemos podido observar, los ojos, las miradas y el contacto visual transmiten una notable y amplísima variedad de información social y emocional que a veces se nos escapa y que no siempre es fácil interpretar.

Los ojos son esa ventana del alma que nos muestran las emociones que en ella anidan. Vale la pena profundizar en el mundo de la comunicación y el lenguaje no verbal, ya que nos permite acercarnos mucho más a esa dimensión interior de los demás que no se manifiesta a través de las palabras.


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