Lo tengo todo y no consigo la felicidad
En algunos momentos de nuestra vida, la tristeza y la melancolía nos inundan. Parece que, a pesar de tenerlo todo, la felicidad se sumerge bajo otras emociones que maquillan ciertos momentos que parecen ser los más idóneos para experimentar otro tipo de emociones.
¿Quién no se ha sentido invadido nunca por emociones que parecen ser incompatibles con el momento? Tenerlo todo no significa que la felicidad sea un derecho ni una obligación. En algunos casos, con la persecución de la felicidad muchas veces se obtiene el efecto contrario. Algo que puede ser incompatible con lo que nos dice el mundo.
¿Qué debo de hacer para conseguir la felicidad?
La felicidad resuena como un estado deseable. Una palabra con connotaciones tan características y con un estilo de vida que todo el mundo anhela. De esta forma, la alegría, asociada de manera exclusiva a la felicidad es otra emoción más, dentro de las emociones básicas y del abanico de procesos emocionales que experimentamos como seres humanos.
Otra de las emociones básicas es a su vez la tristeza. Así, si bien buscamos la felicidad y posts con consejos para encaminarnos hacia esta, con la tristeza es todo lo contrario: intentamos todo con tal de no sentirla, de no tenerla con nosotros.
Las connotaciones con cada emoción son muy diferentes, si bien la felicidad está asociada a experiencias positivas, no así sucede con la tristeza.
Pero, ¿qué es la felicidad?
En muchas ocasiones confundimos la alegría con la felicidad. Lo cierto es que si la alegría conforma una de las emociones básicas, en la felicidad se suman otras características como la aceptación, la voluntad y la disposición. En otras palabras, la felicidad es un camino que la persona está dispuesta a transitar, siendo consciente de que habrá algunos tramos del camino que se alejen del estado general.
En este sentido, entendemos que estos tramos del camino no son eternos. Así, sabiendo que algunos senderos y claros serán temporales, las crisis también. De esta forma, podemos tener mayor disposición a transitar por esos baches y arenas movedizas, sabiendo que lo importante es caminar por un sendero que se adapte a las circunstancias, pero también a muestras preferencias personales, ya sea en forma de ilusiones, sueños o valores.
¿Y la tristeza?
La tristeza forma parte de nuestro abanico de emociones normales; en contra de lo que puede pensar una parte importante de la población, ni es perjudicial ni tiene una naturaleza clínica. Es una emoción básica y primaria. Acompañada de una buena gestión, posibilita que nos adaptemos mejor al entorno. Por ejemplo, si no existiera, ¿qué sentido tendría ser feliz y valorar los buenos momentos?
Parece que cuando intentamos ahuyentarla o que esta esté lejos de nosotros, más se pega a nuestra mente. Parece que muchas veces los intentos de control parece que perpetúan el problema: “si me siento triste, mejor no salgo porque no me apetece hablar, ver gente”; “esto no era lo que yo tenía o esperaba, por tanto, no lo quiero”, etc. Así, por aliviar la tristeza, solemos buscar otro refugio, muchas veces en forma de pasado y otras en forma de inactividad.
Entonces, ¿qué me pasa?
En muchos casos, la búsqueda de la felicidad se ha materializado en una serie de medidas que solo la han alejado. Empleando conductas de evitación o negación con emociones de valencia negativa, como la tristeza, que en realidad son positivas, hemos traicionado, de alguna manera, nuestra naturaleza.
Es normal sentirse triste. Es normal llorar, echar de menos, sumergirse en los recuerdos y en muchas ocasiones perder contacto con lo que estamos haciendo. Es lo que las mentes hacen en muchas ocasiones. Lo importante, es saber reconectar con lo que está sucediendo ahora mismo, en el aquí y ahora y darnos cuenta de que somos humanos y eso conlleva lo siguiente: no siempre estarás alegre ni tampoco triste eternamente.
Algunas veces, buscar la explicación de por qué no somos felices también puede ser parte del problema. Al fin y al cabo, la felicidad es un término subjetivo… ¿a todo el mundo nos hace feliz lo mismo?
En muchos casos, creemos que no somos felices por no hacer lo que los demás dicen que debemos hacer y simplemente los matices varían de una persona a otra. En todo caso, siempre es recomendable que consultes con un especialista, así como el camino que estamos dispuestos a recorrer puede tener baches y arenas movedizas, también puedes necesitar acompañamiento en momentos como esos.