Los cambios en el cerebro durante la adolescencia

Los cambios en el cerebro durante la adolescencia
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 01 febrero, 2022

Una de las características distintivas del cerebro es su plasticidad. Sobre todo en los primeros años de vida, el cerebro es un órgano plástico que se puede moldear estableciendo miles de nuevas conexiones neuronales y modificando o eliminando otras. Así, el aprendizaje es uno de los cinceles que moldean el bloque de barro que sería nuestro cerebro.

Durante la infancia aprendemos a una velocidad muy rápida y este proceso se extiende hasta la adolescencia, que sigue siendo un periodo de potencial aprendizaje. Las mayores modificaciones cerebrales se producen en el periodo que va desde el nacimiento hasta los 20 años, edad a partir de la cual esta plasticidad decae, aunque no desaparece.

En la adolescencia se producen numerosos cambios tanto a nivel físico como emocional. Al tratarse de una época de transición de la infancia a la edad adulta, la adolescencia se convierte en una etapa singular y a veces difícil. Por esto, el cerebro de los adolescentes tiene características especiales.

Maduración cerebral

Todos conocemos el comportamiento propio de un adolescente, pero detrás de este escenario se encuentra la maduración cerebral. El cerebro se desarrolla de manera gradual durante la infancia, y al final de esta alcanza su tamaño máximo. Se llega a la adolescencia con el cerebro prácticamente desarrollado, pero falta la última fase, la maduración.

Adolescente con el cerebro iluminado

Durante la maduración, parte de la materia gris se trasforma en materia blanca. Por tanto, el cerebro sufre cambios estructurales, apareciendo nuevas conexiones, desapareciendo otras y reorganizando conexiones que existían previamente. Se produce un “poda” neuronal, desechando todas aquellas conexiones que ya no son útiles y que por el desuso se han debilitado.

La maduración se produce por áreas, desde la nuca hasta la frente. La última área que madura es la corteza prefrontal que ayuda a calibrar riesgos, se ocupa del control de impulsos, el juicio y la toma de decisiones. Así, los adolescentes cometen imprudencias y conductas rebeldes, ya que están en un periodo sensible en el que estas funciones todavía se están consolidando.

Características propias del cerebro adolescente

La adolescencia es una etapa marcada por el neurodesarrollo y por las experiencias personales. Se siguen perfeccionando las capacidades cognitivas hasta los 20 años, aproximadamente, y los circuitos cerebrales encargados de la toma de decisiones se vuelven más complejos, mejorando las habilidades en este área. También se pule la capacidad de razonamiento y se mejoran las habilidades lingüísticas.

La corteza prefrontal es la sede de la autoconciencia y es la que más tarda en madurar, razón por la cual durante la adolescencia comienzan el desarrollo de la propia identidad. Además, el sistema límbico implica a las emociones con más fuerza, lo que empuja al adolescente a la búsqueda de nuevas experiencias.

También maduran el hipocampo y la amígdala, consolidando la memoria individual y la afectividad. Se pasa de la dependencia familiar a la independencia social, buscando desarrollar una identidad separada del núcleo familiar. Además, las experiencias vitales que surgen son de gran importancia: se crean nuevos circuitos neuronales a raíz de los acontecimientos.

Diferencias entre sexos

En las chicas las regiones de la corteza frontal que procesan el lenguaje, el control del riesgo, la agresividad y la impulsividad maduran antes. En cambio, en los chicos maduran antes las regiones del lóbulo inferior parietal, cruciales para las tareas espaciales. Estas diferencias en la maduración se pueden observar en el comportamiento, viendo conductas más impulsivas en los chicos por ejemplo.

Las hormonas sexuales también juegan un papel importante. Se producen cambios emocionales, mentales, psicológicos y sociales en un periodo corto de tiempo. Ellas son muy sensibles a la aprobación, aceptación o rechazo de los demás, son muy importantes las relaciones sociales y agradar y gustar a los demás. Esto, se ve influenciado por la dopamina y la oxitocina.

Dibujo de un hombre y de una mujer

En cambio, ellos experimentan un aumento en la testosterona, que reduce el interés por el contacto social excepto en lo que se refiere al deporte y al sexo. La vasopresina también incentiva la competitividad e independencia. Esto hace que los chicos sean más temerarios, ya que tienen más expectativas de beneficio que de riesgo.

Adolescencia, etapa de rebeldía y confusión

Se produce una crisis emocional y de conducta causada por todos esos cambios hormonales y de conexiones neuronales, además de las influencias sociales y propias experiencias, sobre un cerebro vulnerable que está en proceso de maduración. Es la base del cerebro adulto, donde empieza formarse la identidad.

Adolescente de fiesta

En el intento de independizarse de la familia se produce una separación psicológica y uno de los medios para marcar esta separación tiene que ver con esa tendencia a hacer lo contrario de lo que les aconsejan. Una de las conductas con un mayor riesgo en este sentido es el consumo de drogas, que estaría incentivada tanto por contradecir las órdenes de los padres como por la búsqueda de experiencias nuevas, además de la poca consciencia de los riesgos.

El proceso de maduración cerebral repercute en muchos sentidos, desde las aptitudes cognitivas hasta el manejo de las emociones. Es un proceso necesario que toda persona tiene que pasar para concluir la transición de un niño a un adulto. Un adulto que tendrá que hacer frente al mundo de manera independiente y con menos apoyo del que antes tenía.

Pero no todo depende del cerebro…

A pesar que los cambios a nivel cerebral del adolescente no todo depende de ello. Como afirma el profesor Héctor Basile, “durante la adolescencia el cerebro se está reformando”. Por lo que una correcta educación es crucial para un desarrollo saludable tanto a nivel mental, como físico como conductual. La impulsividad que puede desarrollar un chico puede verse paliada por una buena educación.

La adolescencia es una época de cambio a nivel cerebral y psicológico. El joven busca su propia identidad. Sufre cambios a nivel físico. Desarrolla nuevas inquietudes. Por lo que es importante controlar su conducta para reorientar aquellos comportamientos que puedan representar problemas. Sin embargo, no debemos olvidar que también deben cometer errores para aprender de ellos. Por lo que una protección desmesurada tampoco les beneficia.

El Doctor Basile relata que un adolescente puede ser víctima de su primer impulso emocional y dejarse llevar por la ira. La amígdala, encargada de gestionar emociones, se altera con facilidad, por lo que no es extraño observar conductas agresivas en los adolescentes. También señala que el lóbulo frontal no siempre tiene la misma activación, porque las conexiones son diferentes.

Si juntamos todo esto más la revolución de las hormonas sexuales que influyen en la dopamina, la serotonina y otros neurotransmisores que regulan el temperamento y la excitación, convierten la adolescencia en una “montaña rusa” emocional.


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