Los mitos del sexting
La forma de comunicarnos ha cambiado. Ese cambio repercute en nuestro día a día y afecta a todas las áreas de nuestras vidas. Y, cómo no, nuestra esfera íntima y erótica también se ha visto afectada por estos cambios. Es en este contexto donde han aparecido fenómenos como el sexting.
Las nuevas formas de comunicación han facilitado un tipo de interacción instantánea y sin barreras. Como decimos, en este marco el sexting engloba a todo un conjunto de elementos comunicativos a través de las TICs. Profundicemos un poco acerca de este concepto y analicemos los mitos del sexting.
¿Qué es el sexting?
La palabra sexting resulta de la fusión de las palabras inglesas sex y texting (mensajería de texto). Se considera sexting toda una serie de prácticas que consisten en el envío de contenido erótico a través de dispositivos electrónicos, tales como smartphones, tablets u ordenadores. Dentro de estas prácticas caben todo tipo de formatos: fotografías, gifs, vídeos, textos, audios…
Existen pues innumerables formas de realizar esta práctica. Sin embargo, es importante aclarar que el sexting es una actividad que se da en el seno de una relación entre dos o más personas.
Por lo tanto, todo lo que se considera sexting ha de ser consentido y se ha de realizar de forma libre si se decide hacerlo. Es decir, cuando una persona elige enviar contenido de carácter íntimo a otra, no ha de hacerlo porque se sienta presionada, sino porque le apetezca hacerlo.
Cuando se reflexiona acerca de este tipo de prácticas, es común que estas sean consideradas peligrosas. Incluso, en algunos ámbitos se tratan de prohibir o prevenir. Pero lo cierto es que el sexting no es, per se, algo malo o algo bueno, sino que es una forma de comunicarse. Más que ser algo bueno o malo, podemos decir que cuenta con inconvenientes, pero también con ventajas.
Inconvenientes
Si hablamos de inconvenientes, resulta curioso que el principal inconveniente de estas prácticas sea que no tiene límites. Es decir, los inconvenientes tienen que ver más con el uso que con lo que supone el sexting en sí. Nuestros dispositivos electrónicos nos permiten enviar todo tipo de contenido y hemos de ser nosotros quienes fijemos los límites.
¿Qué repercusiones tiene no fijar límites o no usar bien el sexting? Se pueden producir presiones o chantajes para que se envíen contenidos eróticos sin que la persona desee hacerlo. O bien, que la persona que recibe el contenido, sin permiso de la que lo envía, puede compartirlo con más personas. E incluso nos podemos encontrar con episodios tan desagradables como el que una persona comparta contenido íntimo de su expareja, tras una ruptura, a modo de venganza.
Ventajas
Ahora bien, estos inconvenientes alimentan mucho los mitos del sexting y, en general, la concepción que se tiene de estas prácticas. El sexting, como forma de comunicarnos, presenta importantes ventajas. Estas son prácticamente las mismas que nos dan las nuevas formas de comunicación; la inmediatez, la accesibilidad y la eliminación de barreras geográficas. Si tu pareja está al otro lado del mundo, se puede seguir manteniendo la llama de la pasión a través de juegos eróticos desde el móvil.
Sabemos que este tipo de relaciones no van a sustituir a las relaciones piel con piel, pero sí que van a contribuir a que nuestro deseo y nuestro anhelo por la otra persona se mantengan, a pesar de la distancia. Por lo tanto, el sexting cubre necesidades que antes no podían ser cubiertas. Además, desde nuestros dispositivos móviles podemos realizar este tipo de interacciones de la manera que nos haga sentir más cómodos.
Mitos del sexting
Visto su significado, ventajas e inconvenientes, estamos en condiciones de enumerar una serie de mitos o creencias populares acerca del sexting:
- El sexting es peligroso. Ni lo es ni deja de serlo. Lo que puede resultar peligroso, tal como comentábamos, es un mal uso del mismo.
- El sexting es frío e impersonal. El envío de contenidos eróticos a través de dispositivos electrónicos no tiene por qué sustituir a las relaciones eróticas en las que existe un contacto físco. Más bien, tienen otras funciones; suponen un tipo de interacción por sí mismas, no comparables a otras. Por lo tanto, el sexting no tiene por qué ser frío o impersonal.
- El sexting es promiscuo. Estas prácticas son usadas por personas en todo tipo de situaciones. Es más, se suelen usar en parejas convencionales que no tienen otra forma de expresar y satisfacer sus necesidades eróticas.
- El sexting siempre acaba mal. No tiene por qué si se usa bien. De hecho, cada vez son más los profesionales de la Sexología que trabajan este tema con los chicos y las chicas en las clases de educación sexual.
Cómo practicar sexting de forma segura
Los mitos del sexting están muy extendidos. Para acabar con esos mitos es necesario ofrecer alternativas para la práctica del sexting segura. Si quieres practicar sexting sin que haya riesgos, lo principal es elegir bien a la persona con la que lo practicas.
La confianza, al igual que en las relaciones eróticas convencionales, determina lo cómodos y libres que nos vamos a sentir. Además, si practicamos sexting con una persona de confianza, podremos estar más seguros de que realizamos esta práctica por voluntad propia y no por imposición, que es otra de las recomendaciones a la hora de llevar a cabo estas prácticas.
Si nos centramos en el contenido, podemos minimizar el riesgo de una forma muy sencilla. Hemos de actuar de tal forma que si, por lo que sea, el contenido que enviamos cae en malas manos, no podamos ser identificados o identificadas. Por ejemplo, si enviamos una foto en la que mostramos nuestro cuerpo o parte del mismo, esta foto se puede enviar con la misma intención y el mismo efecto sin que se nos reconozca, ya sea tapando la cara o recortando la fotografía.
Si optas por enviar contenido íntimo, asegúrate de que tampoco se reconozcan otros signos distintivos en ti, tales como piercings, tatuajes o complementos que suelas usar con mucha frecuencia. También es recomendable que el contexto en el que mandes esas fotografías sea neutro (que no haya una foto familiar de fondo, o un póster muy característico que la gente sepa que tienes, por ejemplo). Intenta borrar de manera periódica las fotos íntimas que han quedado guardadas en tu dispositivo, porque nunca se sabe quién va a poder tener acceso a él.
Vivimos en una sociedad hiperconectada. Cuando enviamos una foto a través de nuestro teléfono, automáticamente perdemos el control sobre ella, ya sea por elegir plataformas o aplicaciones no garantizan la seguridad y la privacidad, ya sea por la falta de responsabilidad de quienes reciben el contenido.
Si nos centramos en prohibir o vetar estas prácticas a la población adolescente, estos van a poder realizarlas igualmente, y además con riesgo. Por eso, es preferible dar la opción a que, quien quiera hacerlo, pueda practicar el sexting de forma segura.