Los primeros días de duelo: ¿y ahora qué?
Los primeros días de duelo se caracterizan por la incredulidad. No podemos creer como esa persona estaba y, ahora de repente, ya no es así. Necesitamos no creer, porque duele tanto que no podemos asumir de golpe y por completo el impacto emocional de la ausencia. Florecen sentimientos de desorientación acerca de qué deberíamos hacer ahora.
En este artículo, te explicamos cómo se van sucediendo las primeras etapas de procesamiento del duelo y cómo podemos intentar dar sentido a esta desorientación inicial.
El proceso de duelo: tan difícil y tan necesario
Un duelo supone un proceso interno y personal ante la pérdida de un vínculo afectivo. Aunque es un término que habitualmente se asocia a la muerte de un ser querido, no es la única situación en la que se da un proceso de duelo. También, puede asociarse a otras pérdidas importantes, como la ruptura de una pareja o amistad, la pérdida de un trabajo o domicilio con un cariz afectivo.
Las personas afrontan estas pérdidas de formas muy diferentes en los primeros días de duelo. De hecho, es un proceso que puede durar desde meses hasta varios años a merced de los diferentes factores personales o circunstanciales. Una vez finalizado el proceso de duelo, la persona generalmente logra reconstruir el presente con esta ausencia, manteniendo un recuerdo que puede ser doloroso, pero no incapacitante.
Sin embargo, en algunos casos la expresión del malestar producido por el duelo puede no mejorar o, incluso, empeorar con el paso del tiempo. Habitualmente, en el conocido como duelo patológico, la persona puede ver deteriorada progresivamente su funcionalidad en las actividades de la vida diaria.
Las etapas y los primeros días de duelo
Se ha comprobado que el proceso de duelo, habitualmente, consta de ciertas etapas. Este conocimiento tiene un potencial curativo para las personas que lo afrontan, ya que les permite conocer en qué fase se encuentran. De forma que pueden sentirse menos desorientados y perdidos respecto a cómo se desarrolla el proceso de duelo.
Las fases en los primeros días de duelo se caracterizan por la incredulidad ante la pérdida. Posteriormente, aparecen fases más relacionadas con el duelo a nivel emocional, donde pueden aparecer emociones de tristeza, ira y culpabilidad. Por último, las fases del duelo finales tienen que ver con la adaptación al nuevo medio con esta ausencia y la recolocación emocional de la pérdida.
Los primeros días de duelo se caracterizan por una negación de la pérdida. Este mecanismo permite separarse del dolor de forma temporal, para poder asumir esta pérdida poco a poco. Es lo que se conoce en psicología clínica como un “mecanismo de defensa“, que permite proteger nuestra salud mental ante una experiencia traumática.
Ejemplos de esta fase, en los primeros días de duelo, son insistir en la idea de que hace muy poco tiempo todo estaba bien o esperar una llamada de teléfono o señal de un fallecido. El sentimiento de incredulidad induce a una sensación de no poder creer que no volveremos a estar con esa persona.
¿Qué puede ayudar al proceso de los primeros días de duelo?
Aunque los sentimientos de incredulidad son parte de los primeros días de duelo, esta etapa puede alargarse durante demasiado tiempo y convertirse en un duelo patológico. Entonces, el mecanismo de defensa se convierte en una trampa, que no permite a la persona adaptarse a la nueva realidad y seguir viviendo.
Por tanto, en estos primeros días de duelo, ayudan todas esas acciones que se encaminen hacia la asunción y aceptación de la nueva realidad. Solo una vez aceptada esta nueva realidad, la persona podrá permitirse realizar paulatinamente su proceso de duelo a nivel emocional.
A continuación, encontrarás algunas ideas que pueden ayudar en este procesamiento de los primeros días de duelo.
- Rituales funerarios, religiosos o similares. La humanidad ha sabido, desde tiempos remotos, que necesitamos realizar este tipo de rituales para poder asumir y no desconectar de una realidad inmensamente dolorosa. Un acto religioso, una reunión familiar, símbolos como el luto o cualquier ritual con el que las personas se sientan cómodas, es una de las mejores formas de ayudar al proceso de los primeros días de duelo.
- Hablar de lo ocurrido. Es fundamental ayudar a hablar a los supervivientes de las circunstancias que rodearon la muerte: desde dónde ocurrió o cómo, hasta dónde se encontraba uno al enterarse de la pérdida. Hablar de lo ocurrido obliga al cerebro a racionalizar lo ocurrido y crear una representación cognitiva de la pérdida.
- No juzgar las emociones vivenciadas o expresiones emocionales. Hay personas que se angustian por no llorar o tener la sensación de no importar la pérdida en los primeros días. Nada más lejos de la realidad. Aunque se haya llegado al punto de no negar y ser consciente de la pérdida, sólo se ha producido a nivel racional. La aceptación emocional llega, habitualmente, en etapas más tardías. Además, no todas las personas asumen el duelo con tristeza; la ira o la sensación de injusticia son sentimientos muy habituales en el duelo.
Los primeros días de duelo: la incredulidad
El duelo supone un proceso interno ante la pérdida de un ser querido, un vínculo u otros elementos con los que la persona mantenía una relación afectiva. Este proceso consta de unas etapas que comienzan por la incredulidad ante la pérdida, la aceptación emocional y la asunción de la nueva realidad ante la ausencia.
Los sentimientos de negación, en los primeros días de duelo, forman parte de un proceso normal. Permiten proteger a la psique de una experiencia traumática, para poder asumirla de forma progresiva. Sin embargo, quedarse en esta etapa mucho tiempo puede acarrear el padecimiento del duelo conocido como patológico.
Los rituales y actos funerarios o hablar sobre las circunstancias de la pérdida ayudan a la asunción, a nivel intelectual, de la nueva realidad. Las etapas del duelo son una herramienta que puede ayudar a los supervivientes a sentirse menos desorientados durante este proceso. Sin embargo, la manera en la que cada individuo expresa y siente el duelo es personal y en ningún caso debe ser juzgado o desdeñado.