Macrofobia o la fobia a las esperas
Una fobia específica es un miedo intenso e irracional a un objeto o situación específica. El miedo que una persona con fobia experimenta es excesivo y abrumador, tanto que tiene como resultado una angustia o evitación extrema. Algunas fobias se centran en un objeto determinado, mientras que otras son complejas y están vinculadas a diferentes situaciones o circunstancias.
La prevalencia de este tipo temores se estima entre el 3 % y el 15 %. Algunas personas experimentan múltiples fobias específicas simultáneamente. De acuerdo con la APA (American Psychiatric Association), aproximadamente el 75 % de las personas con fobia específica temen a más de un objeto o situación. En este artículo nos centraremos en un tipo de fobia poco conocida: la macrofobia.
¿Cómo se articula la fobia a las esperas?
Es un miedo irracional que se caracteriza por una angustia excesiva y persistente a esperar durante un tiempo más o menos prolongado. Al igual que toda fobia específica, la macrofobia está asociada a un malestar subjetivo o a un deterioro funcional que va acompañado de una respuesta de ansiedad y la evitación de la situación temida. Sus características principales son las siguientes:
- Un miedo desproporcionado. La respuesta no se corresponde a una situación realmente peligrosa o amenazante.
- No puede ser explicada por parte del individuo.
- Está más allá del control voluntario.
- Conduce a la evitación de la situación.
- Persiste a lo largo del tiempo.
- Es desadaptativa.
- No es específica a una fase o edad determinada.
Síntomas de la macrofobia
Una verdadera fobia a las largas esperas se puede observar en una persona cuando:
- Tiene un temor excesivo ante la idea de tener que esperar por mucho tiempo.
- Evita situaciones o encuentro en los que tenga que esperar demasiado.
- Se siente ansioso durante las largas esperas.
- Se desespera por salir rápido del lugar donde está esperando.
La persona con esta fobia, con el simple hecho de pensar en tener que esperar, puede tener síntomas físicos como:
- Palpitaciones del corazón.
- Sudoración.
- Dificultad para respirar.
- Dolor de pecho.
- Aturdimiento.
- Escalofríos.
- Náuseas.
- Enrojecimiento.
- Temblores.
A nivel cognitivo, la persona puede tener:
- Imágenes negativas sobre esperar.
- Creencias negativas sobre las situaciones donde tiene que esperar.
- Creencias de incapacidad para tener que esperar.
- Interpretaciones negativas sobre sus reacciones fisiológicas.
- Pensamientos intrusivos.
- Preocupaciones.
- Estado de alarma.
Un síntoma clásico de esta fobia es la evitación. Esta respuesta conductual le permite a la persona disminuir el impacto afectivo que tiene la fobia sobre su vida, pero no le ayuda a resolver el problema de fondo.
Causas de las fobias a la espera
No existe una causa definida de la macrofobia, sin embargo, sus raíces pueden explicarse desde una perspectiva cognitiva conductual. Así pues, puede ser consecuencia de la asociación entre las largas esperas con un estímulo aversivo, como un dolor, enfermedad, sensaciones desagradables, etc.
También se ha planteado que puede ser producto del aprendizaje sobre las experiencias vividas por otras personas (aprendizaje vicario). La persona de niña pudo haber convivido con un familiar que tenía este tipo de temores y, por observación, aprendió a temer ella también.
Otras explicaciones que se han formulado son sobre estilo de pensamiento. Estos son propiamente irracionales o están distorsionados, siendo el producto de un diálogo interno negativo. A partir de determinadas experiencias, la persona construyó una historia o diálogo que dio paso al surgimiento de la fobia.
Intervención de la macrofobia
No existe una intervención diseñada específicamente para la macrofobia, pero se puede tratar como cualquier otra fobia específica.
Reestructuración cognitiva
La reestructuración cognitiva se focaliza en disminuir las creencias falsas sobre la espera, alimentando en paralelo ideas incompatibles que son más funcionales . Así, en compañía de un terapeuta, la persona fóbica aprende a identificar y cuestionar sus pensamientos desadaptativos.
En esta intervención, los pensamientos son considerados meras hipótesis sobre la realidad, por lo tanto, el terapeuta y la persona recogen datos para evaluar la validez de las interpretaciones que ella hace.
Desensibilización sistemática
El procedimiento estandarizado de desensibilización sistemática sigue una estructura de cuatro pasos:
- Entrenamiento en la relajación progresiva de Jacobson.
- Construcción de una jerarquía de estímulos generadores de ansiedad.
- Evaluación y práctica en la imaginación.
- Proceso desensibilización. Aplicación combinada de respuestas de ansiedad vs. relajación.
El procedimiento consiste en imaginar el primer estímulo de la lista, que es el menos ansiógeno, y realizar la relajación de Jacobson con él. Luego, se realiza lo mismo con cada estímulo hasta llegar a los que más provocan ansiedad.
Técnica de exposición
La exposición en vivo consiste en tomar contacto directo con el estímulo ansiógeno o desagradable. La indicación básica en estas sesiones es mantenernos en contacto con el estímulo temido hasta que la ansiedad se reduzca.
Para terminar, las personas con macrofobia pueden ser conscientes de que sus miedos son irracionales, lo que no evita que la intensidad del miedo pueda ser muy alta. Por eso, es importante recordar que existen intervenciones efectivas que puedan ayudar en la gestión de estos miedos, haciendo las limitaciones que generan sobre la vida de la persona se minimicen.
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