Los malentendidos pueden crear un enorme abismo entre quienes se quieren
El mundo está lleno de personas que esperan que regresen aquellos a los que dejaron ir y de gente que no se atreve a regresar aun queriéndolo. Y es que muchas veces dejamos que lo negativo (creencias infundadas, malentendidos y enojos) pesen más que los sentimientos genuinos.
Como suele decirse, la vida es un largo camino en el que aprendemos a aprovechar lo bueno y dejar a un lado lo malo. Lo que ocurre es que lo hacemos tarde y, por culpa de ello, perdemos muchas cosas valiosas por el camino.
Cometer el error de focalizar en lo negativo trae como consecuencia la creación de una gran barrera entre las personas que se aprecian.
Así, dado que comprender las formas de comunicarse, las intenciones y las realidades de los demás es complicado, es bueno que atendamos a nuestra mente para minimizar la posibilidad de alejarnos de personas a las que queremos.
Todo depende de cómo nos relacionamos con las flores y la maleza
Podemos entender nuestra mente como una radio que siempre está encendida y sintonizada en la misma emisora. A veces la radio nos dice cosas maravillosas pero, sin embargo, en otras ocasiones nos dice cosas que nos duelen mucho.
Aunque no podemos cambiar de emisora, sí que podemos dejar de prestar atención a cada cosa que dice. Con esta actitud lograremos dejar de tomar en serio todo lo que nos dice la radio (nuestra mente) y dejar de parar nuestra vida cuando lo que nos dice la radio (nuestra mente) no nos gusta.
Para ir más allá y explicar esto mejor necesito que os imaginéis que sois jardineros y que las plantas de vuestro jardín son aquellas cosas que más queréis en vuestra vida. ¿Cuáles serían esas plantas? ¿Qué os parece cada una de ellas?
Como jardineros, cada uno de nosotros somos los únicos responsables del cuidado de nuestras plantas, de sembrar nuevas semillas, cuidarlas y regarlas. Partiendo de esta base: ¿cómo consideras que estás cuidando tu jardín? ¿Qué tienes que hacer o que implica el cuidado de estas plantas u otras que podría sembrar?
Aún así las plantas no crecen siempre como uno desea: pueden crecer flores donde a uno no le gusta, crecer más lento de lo que se quiere e incluso marchitarse a pesar de los cuidados que le hemos dado. Lo importante es cómo te dedicas a ellas y las cuidas. De no ser así, ¿qué te impide hacerlo? ¿Qué se interpone en tus quehaceres diarios con ellas?
En ocasiones en los jardines también nacen malas hierbas que no nos gustan y nos afanamos en arrancarlas. Para entender las consecuencias de esto imaginad un jardinero que las quita tan pronto como las ve. Las malas hierbas vuelven a aparecer una y otra vez. Seguidamente, el jardinero vuelve a cortarlas pero, a pesar de todos sus esfuerzos, siempre vuelven a salir.
Podemos decir que probablemente este jardinero está gastando su tiempo en aquello que no le gusta, mientras las plantas que realmente le importan están abandonadas. La opción que debe plantearse es si está dispuesto a ocuparse de aquellas que realmente le importan, a pesar de que lo que surja en cada momento puede no ser de su agrado.
O sea que inevitablemente algunas plantas tienen partes que no gustan pero que son imprescindibles (por ejemplo, el rosal para dar rosas, ha de tener espinas).
Ahora, teniendo este razonamiento en cuenta, estaría bien que pensáramos en las plantas que consideramos importantes y qué estamos descuidando por aquella maleza que nos molesta y a la que, sin duda, prestamos demasiada atención.
Este razonamiento puede ser aplicado en todos los órdenes de nuestra vida con objeto de atenuar la tendencia a focalizar en aquello que nos disgusta. Sin duda este es uno de los principales motivos que subyacen a la creación de malentendidos que se perpetúan y nos hacen alejarnos de personas a las que queremos de manera sincera y genuina.