Megalomanía: ¿juegas a ser dios?
“Me interrumpo para señalar que me siento extraordinariamente bien. Quizá sea el delirio”. Esta frase de Samuel Beckett podría ser un rasgo de megalomanía. Así, dos de las características más sobresalientes de esta condición psicopatológica son el orgullo exagerado y una imagen delirantemente optimista sobre uno mismo. ¿Quieres saber más?
Personajes de la talla de Salvador Dalí o Napoleón Bonaparte están considerados como megalómanos. Podría ser que cada uno a su estilo quisiera jugar a ser dios. Pero para tenerlo claro, mejor ahondemos más en las diversas cuestiones que atañen a este rasgo de la personalidad. Comencemos el viaje.
¿Qué es la megalomanía?
¿Crees que te vas a comer el mundo y que serás el próximo Steve Jobs, Bill Gates o Donald Trump? Tal vez no te equivoques, o quizás estés pecando de megalomanía. Todo depende del prisma con el que lo miremos. La megalomanía es un rasgo distintivo de personas que se obsesionan con enormes hazañas. El término deriva del griego, conjuntando los vocablos megas, es decir, grande, y manía, que sería obsesión.
Así que si te obsesionan las grandes ideas, tienes una visión excesivamente elevada de ti y crees que el mundo no tiene límites o los superarás todos más allá de tus posibilidades, tal vez seas un megalómano. O quizás conozcas a alguien así, ¿quién sabe?
“Nunca estoy solo. Tengo la costumbre de estar siempre con Salvador Dalí. Créame, eso es una fiesta permanente”
-Salvador Dalí-
¿Qué señales identifican a un megalómano?
Como todo exceso, la megalomanía no suele traer nada bueno. En este caso, está considerada como una característica que forma parte del Trastorno Narcisista de la personalidad. Es decir, es una condición psicopatológica y a la vez criterio para el diagnóstico de un trastorno mayor.
En este sentido, existen una serie de síntomas que podemos encontrar en personas megalómanas. En general suelen presentar ideas que rozan el delirio e incluso falsean la realidad. Pueden creer que tienen más poder del que obstentan son presuntuosas y suelen hacer daño tanto a sí mismas como a la gente que les rodea. Además:
- Se consideran a sí mismas con una fortaleza y capacidad ilimitada. No obstante, lejos de ser real, es motivo para se vean metidos en líos que superan realmente sus habilidades o sus recursos de manera constante.
- Les gusta ponerse a prueba. Su presunta omnipotencia les incita a llevar hasta el límite unas capacidades que en realidad no tienen.
- Las personas megalómanas se caracterizan por su incapacidad para aprender de sus errores propios. La experiencia no es usada como herramienta para conocerse mejor. Están convencidas de su fortaleza ilimitada.
- Tienen una imagen idealizada de sí mismos. Por lo general, fingen bastante, ya que su percepción propia es totalmente irreal.
- Son incapaces de entender sus propios errores, pero sí que reaccionan incluso con virulencia ante los de los demás. Rechazan a aquellos que reaccionan negativamente frente a sus opiniones y consideran que el problema lo tienen otras personas.
La megalomanía según Freud y sus corrientes
Uno de los profesionales que más estudió la megalomanía fue Sigmund Freud. Lo consideraba como una característica diferencial de las personalidades con rasgos neuróticos. Él mismo trató a sus pacientes aquejados de neurosis e incapacidad para mantener el control.
Posterior a Freud, la corriente psicodinámica definía a los megalómanos como personas que usaban este trastorno como mecanismo de defensa. De esta forma, la realidad contrariaba su necesidad de satisfacer sus impulsos de forma inmediata. Por ello, el poder ilimitado era una buena herramienta.
Ya que nuestra psique, de forma subconsciente, sueña con tener omnipotencia, la tendencia en estos casos era distorsionar la realidad para simular que sí tenemos este poder. Pero este hecho solo generaría realmente frustración constante. No obstante, las teorías freudianas como la psicodinámica tienen hoy poco peso en el tratamiento de la megalomanía.
A modo de conclusión, decir que este concepto de megalomanía puede ser peligroso. Más allá del ámbito profesional, muchas personas tienden a banalizarlo y confundirlo. Hoy día hay perfiles con un ego elevado y una autoestima que supera a la media, pero esto no es comparable con la condición psicopatológica central en este artículo, pues es parte de un trastorno mucho más complejo.
“Cada mañana, cuando me levanto, experimento una exquisita alegría, la alegría de ser Salvador Dalí, y me pregunto entusiasmado ‘¿qué cosas maravillosas logrará hoy este Salvador Dalí?”
-Salvador Dalí-
Así pues, no existe una epidemia de megalómanos híper optimistas respecto a sí mismos ni es una problema demasiado extendido. Por eso no es bueno confundir, pero sí estar alerta. Piensa que si los síntomas son reales, es importante tratarlos cuanto antes.
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