11 datos sobre los mejores modos de tratar la depresión
No hay un solo modo de tratar la depresión, cada persona es un mundo y cada mundo tiene sus abismos, sus agujeros negros y sus fortalezas escondidas. Saber despertarlas, calmando primero la desesperación, las noches en vela, el miedo y la apatía, requerirá de varias estrategias particulares. Porque cada cual es prisionero de su propia cárcel y no a todos nos sirve la misma llave.
Cuando nos diagnostican depresión, hay algo que cambió en nosotros. Por una parte sentimos alivio, al fin todo ese conjunto de malestares, de falta de energía, de mal humor y ganas de llorar puede englobarse en un diagnóstico médico, en algo que de algún modo constituye un punto de partida para que nos puedan ayudar. Sin embargo, también sucede algo muy peculiar, nos preguntamos el clásico ¿y ahora qué? ¿Va a estar mi vida supeditada a una serie de fármacos o a una terapia de por vida?
“Los agujeros negros no son tan negros como están pintados. No son las cárceles eternas que una vez fueron pensadas, todos podemos salir de ellos: avanzando”
-Stephen Hawking-
En ocasiones, tenemos una visión algo limitada de lo que supone el modo de tratar la depresión. Los antidepresivos no son la única estrategia, es más, en ocasiones incluso no son necesarios. Esto es algo que deberá valorar el profesional. Asimismo, otro aspecto a considerar es que hacer frente a esta condición psicológica invalidante es como emprender un viaje. Un viaje donde hallar los mejores caminos, los senderos más idóneos para volver a casa, para volver a nuestro equilibrio particular, a nuestra fortaleza perdida.
1. La atención colaborativa entre diferentes profesionales es clave para tratar la depresión
Hay un hecho que cada vez se está viendo con más frecuencia: los médicos de atención primaria prescriben antidepresivos y ansiolíticos con demasiada facilidad. Ellos son por lo general la primera puerta de entrada para esa persona que acude a ellos pidiendo ayuda, indicando que no pueden más, que necesitan dormir, relajarse, dejar de llorar con tanta frecuencia…
Para tratar la depresión de forma correcta e integral necesitamos más estrategias, más profesionales. Así, es clave que en un centro médico también trabajen psicólogos, que estos desempeñen su labor en sintonía con los médicos de atención primaria, así como con los psiquiatras. Es más, incluso los trabajadores sociales son de gran ayuda en muchos casos, no podemos olvidar que en los últimos años el colectivo en el que está causando más estragos la depresión es aquel que cuenta con menos recursos.
2. La terapia cognitivo-conductual
Hasta el momento, la estrategia terapéutica que más éxito ha demostrado a la hora de tratar la depresión es el enfoque cognitivo-conductual. De este modo, si la combinamos con una repuesta farmacológica, es probable que pronto empecemos a identificar avances significativos.
- Esta terapia se centra en trabajar el estilo de pensamiento de la persona, derribando ideas irracionales y favoreciendo un cambio progresivo hacia una mejor toma de control y un enfoque más lógico y realista.
3. La psicoterapia interpersonal
Como hemos señalado, no hay una única estrategia para tratar la depresión, existen varias y es necesario hallar esa que más se ajuste a nuestras necesidades. Así, mientras la terapia cognitivo-conductual suele una de las más eficaces, también hay otras que pueden ayudarnos.
De esta manera, la psicoterapia interpersonal es útil cuando la depresión es el resultado de un problema en el propio entorno interpersonal del paciente (por ejemplo, una ruptura amorosa o la pérdida de un ser querido). El objetivo de la terapia es abordar tanto los eventos vitales y estresantes como trabajar la propia autoestima o facilitar estrategias para mejorar la relación con los demás.
4. Terapia centrada en las emociones
La terapia centrada en la emoción de Greenberg es una combinación del enfoque de Carl Rogers y la terapia Gestalt. Es muy útil para tratar la depresión y tiene como objetivo ayudar a que los pacientes identifiquen, trabajen y procesen las propias emociones. Todo ello se lleva a cabo en un entorno seguro que propicia el terapeuta, donde poder gestionar la ansiedad y el trabajo de las emociones difíciles.
5. El ejercicio es muy beneficioso
Somos conscientes de que una persona con depresión mayor, no tendrá fuerzas ni ánimos para hacer natación, pasear en bici o participar en una clase de zumba. Lo tenemos claro. Sin embargo, y en la medida que sea posible, lo más adecuado en estos casos es conseguir salir de casa, sentir el calor del sol, el sonido del exterior y después, caminar. Simplemente caminar.
Algo tan simple como salir a caminar 20 minutos al día es muy beneficioso.
6. Una buena alimentación
Una buena alimentación no hará que nuestra depresión desaparezca. Lo que conseguiremos es que nuestro sistema inmunitario sea más fuerte y que nuestro cerebro disponga de nutrientes adecuados, esos con los que favorecer la liberación de determinados neurotransmisores que nos ayudarán a sentirnos mejor cada día.
Así, las frutas y verduras frescas, los granos enteros, los ácidos grasos Omega-3 y los alimentos ricos en magnesio son muy recomendables.
7. La hierba de San Juan
Hay trabajos que avalan la utilidad de la hierba de San Juan como tratamiento complementario para tratar la depresión leve o moderada. No dudemos por tanto en consultar con un especialista las dosis más adecuadas para nosotros.
8. En caso de que el tratamiento no haga efecto, pediremos un segundo diagnóstico
Hay muchos pacientes que no evidencian mejoría alguna tras pasar por diversos tratamientos farmacológicos y psicológicos. En este caso es necesario que pidamos un nuevo diagnóstico. ¿La razón? En ocasiones, tras una depresión puede haber en realidad algún trastorno de personalidad que no ha sido identificado.
9. Un apoyo social significativo de nuestro entorno
Los fármacos tratan la depresión pero no la curan. Las terapias psicológicas tratan, facilitan y nos dan estrategias para hacer frente a nuestra depresión. El apoyo psicológico de los nuestros, la confianza y el sentirnos comprendidos y ayudados, sí cura, sí permite que el resto de estrategias actúen en una misma dirección para alcanzar el éxito.
Rodeémonos por tanto de esas personas más valiosas para hacer frente a estas situaciones.
10. Aficiones nuevas
Puede que nuestra mente no esté receptiva para encontrar nuevas aficiones que nos motiven y que supongan un refuerzo en sí; sin embargo, una estrategia más muy afectiva para tratar la depresión es introducir en nuestro día a día tareas, pasatiempos o dinámicas que nos agraden, relajen y susciten interés por sí mismas.
De este modo, ejercicios como la pintura, la escritura, la música o el yoga pueden resultarnos muy gratificantes.
11. La Terapia Cognitiva Basada en Mindfulness para evitar recaídas
Un hecho que no podemos olvidar es que tras superar una depresión el riesgo de recaída está presente. Es más, puede que al cabo de dos o tres años esta llame de nuevo a nuestra puerta.
Para evitar que esto ocurra, tenemos por ejemplo la terapia cognitiva basada en el Mindfulness, ideal para que apliquemos en nuestro día a día técnicas de respiración y de meditación con las que trabajar nuestros pensamientos negativos, esos que en ocasiones y casi sin querer, siguen germinando en nuestra mente como malas hierbas.
Para concluir recordar una vez más lo señalado al inicio: no hay un solo modo de tratar la depresión, hay treinta modos, cincuenta modos puede que más… Se trata solo de hallar ese conjunto de estrategias que más se adecuen a nuestras necesidades. Para ello contamos con la ayuda de los psicólogos y psiquiatras para prestarnos su ayuda en este camino hacia la luz.