Metadeshumanización: lo que pienso que piensan de mí

¡Eres un animal! ¿Has escuchado esa frase como agresión o reclamo? Se trata de una manera de des-humanizarnos. La metadeshumanización puede manifestarse de distintas maneras y trae consecuencias negativas, te las contamos enseguida.
Metadeshumanización: lo que pienso que piensan de mí
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Última actualización: 27 septiembre, 2018

Deshumanizar consiste en atribuir a otras personas rasgos que consideramos típicos de animales y negarles otros rasgos humanos. En otras palabras, deshumanizar consiste en considerar a alguien “menos persona y más animal”. No obstante, las personas no solo podemos deshumanizar, también podemos sentirnos deshumanizadas. Esto es lo que se llama metadeshumanización. Así pues, la metadeshumanización es pensar que otras personas nos deshumanizan: nos consideran inferiores a la representación que tenemos de la categoría persona.

La metadeshumanización es una cognición, una creencia. Y es “meta”, lo cual significa que consiste en pensar en lo que los demás piensan de nosotros. Así, la metadeshumanización consiste en pensar que los otros piensan que yo comparto rasgos animales. Esta metacognición puede llevarnos a desarrollar actitudes más hostiles hacia quienes creemos que piensan mal de nosotros.

Mono y hombre sentados dándose la espalda

Formas de entender la deshumanización

La deshumanización, a un nivel grupal, puede entenderse como un proceso psicológico que despoja a otros de su identidad de grupo. Los coloca fuera de la moral aceptada y resalta la incongruencia de sus valores con los nuestros. Este proceso facilita la violencia contra el grupo deshumanizado. En la teoría de la deshumanización destacan dos modelos: el de la infrahumanización y el modelo dual de deshumanización.

Según la infrahumanización, los individuos niegan emociones a los miembros de otros grupos, de forma que no pueden ser distinguidos de los animales. Así, quienes deshumanizan atribuyen una esencia animal a los deshumanizados mientras que mantienen en su concepción una esencia humana para los miembros de su grupo. Evidentemente, las emociones que niegan son aquellas más humanas, es decir, las emociones secundarias como la vergüenza y la euforia; sin embargo, no les niegan las primarias, como el miedo y la emoción, las cuales compartimos con más animales.

De acuerdo con el modelo dual de deshumanización, existen dos tipos de deshumanización: la animalización y la mecanización. Por un lado, al negar los rasgos exclusivamente humanos que nos distinguen de los animales, como la aptitud cognitiva, el refinamiento y ser civilizados, estaríamos animalizando.

Por otro lado, al negar los rasgos que son típicos de la naturaleza humana, pero no necesariamente únicos en relación con otros animales, como la calidez y la emotividad, estaríamos mecanizando. Entonces, los grupos a los que se les niega aquello que les hace humanos se les compara con animales, mientras que a los que se les niega la naturaleza humana se les compara con objetos inanimados como robots o autómatas.

Tipos de deshumanización

La deshumanización también puede darse de dos formas distintas. Al igual que el prejuicio, nos encontramos con deshumanización sutil y explícita. Las formas de deshumanización sutil niegan algunos rasgos, pero no todos. De forma que no se les considera del todo humanos, pero tampoco se los compara del todo con animales. Por su parte, la deshumanización explícita consiste en considerar directamente que los miembros de un grupo están más cerca de los animales que de las personas. Esta es una manifestación más radical de la deshumanización.

Una de las diferencias entre estas dos formas de deshumanización la encontramos en las consecuencias. Como es evidente, una forma más explícita de deshumanización tiene consecuencias más negativas que una forma sutil. Sin embargo, las formas sutiles de deshumanización son más fáciles de aceptar, por lo que son más difíciles de eliminar. Por ejemplo, comparar a una persona de color negro con un mono puede estar mal visto, sin embargo, considerar que huele mal puede llegar a ser una idea que cale con más facilidad.

“Demonizar a las personas de las clases inferiores ha sido una forma conveniente de justificar una sociedad desigual a lo largo de los siglos”.

-Owen Jones-

La evolución del hombre

La metadeshumanización

¿Qué pasa cuando pensamos que alguien nos deshumaniza? Cuando la metadeshumanización ocurre, la respuesta más evidente es la deshumanización. Esto es, si creemos que alguien nos deshumaniza, es muy probable que como respuesta adoptemos la misma actitud. Como si de un círculo vicioso se tratara. Pero este círculo vicioso no acaba ahí. Se ha encontrado que sentirse deshumanizado se relaciona con respuestas hostiles.

Así pues, sentirse deshumanizado (metadeshumanización) por alguien lleva a deshumanizarle, lo cual, a su vez, lleva a desarrollar actitudes hostiles. Por actitudes hostiles nos referimos a agredir, apoyar medidas de castigo o no estar dispuesto a compartir. Por ejemplo, en el caso de los inmigrantes, pensar que ellos nos deshumanizan va a llevarnos a apoyar leyes que impidan su entrada en nuestro país y apoyar medidas como la tortura y la venganza.

En definitiva, cuando alguien nos niega nuestra humanidad, vamos a negarle la suya. Lo cual va a introducirnos en un círculo vicioso cuyo resultado va a ser tener unas intenciones hostiles hacia el otro, mientras que el otro también tendrá las mismas actitudes hacia nosotros. Este es el gran peligro de la metadeshumanización, una hostilidad mutua.


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