Mi pareja quiere tener sexo, pero yo no: ¿qué hago?
Una situación bastante común que aqueja a las parejas es la diferencia de deseo sexual entre ambos. Es habitual escuchar: “mi pareja quiere tener sexo, pero yo no“. En estos casos, lo fundamental no es evitar la diferencia, sino buscar una solución equilibrada y justa para ambos.
A continuación, profundizamos en este fenómeno y proponemos una serie de consejos para la próxima vez en la que tu pareja quiera tener sexo y tú no estés con ánimos.
¿Con cuánta frecuencia debes tener sexo con tu pareja?
No existe una frecuencia estándar que se acople a todas las parejas. Todo dependerá de las circunstancias subjetivas de cada una.
Sin embargo, de acuerdo con un estudio de 2015, publicado en Social Psychological and Personality Science, la mayoría de las parejas felizmente casadas suelen tener relaciones alrededor de una vez por semana.
Es importante mencionar que el sexo es bueno para la relación de pareja. Una cantidad saludable de intimidad sexual, que puede ser distinta para cada pareja, fortalece la relación y ayuda a que cada uno se sienta más satisfecho y conectado tanto consigo mismo como con la relación.
5 claves para cuando tu pareja quiere sexo, pero tú no
¿Qué pasa cuando tu pareja quiere sexo, pero tú no? Después de todo, la amas y deseas que se sienta satisfecha, pero quizá el cansancio, el estrés o las preocupaciones influyen en tu deseo sexual.
En estos casos, decir “no” es una opción, pero no es la única. Por tanto, si tu pareja comienza a seducirte, pero no tienes disposición, lo ideal será buscar alternativas que eviten que ambos os sintáis incómodos o molestos. A continuación, te presentamos algunas formas para lograrlo:
1. Evita la presión
En primer lugar, tu pareja no debe presionarte ni tú tampoco a ti mismo. Hay que respetar las necesidades de cada uno y no buscar aumentar los encuentros sexuales por obligación.
Si se mezclan presión y sexualidad los resultados suelen ser la desgana y la sensación imperativa de hacerlo. El problema es que, a la larga, el sexo adquirirá un matiz negativo que generará mayor rechazo por tu parte.
2. Posterga el encuentro
La actividad sexual espontánea siempre es apreciada. No obstante, a veces está bien posponer el encuentro sexual, especialmente, cuando las circunstancias del momento no son las más adecuadas para uno de los miembros de la pareja.
Sé sincero y pídele a tu pareja postergar el encuentro. Además, esta petición puede añadir mayor excitación a la relación, pues el deseo se exacerba cuando se espera por su satisfacción.
Sin embargo, no pidas algo que no vayas a cumplir, ya que si finalmente no lo haces, tu pareja se sentirá mal. Por lo tanto, asegúrate de tener tiempo para tener sexo con tu pareja. Algo que puede ayudarte es asumir el encuentro como una cita a la que no puedes faltar.
3. Busca otras formas de conectar
La intimidad y la sexualidad contienen una gama de elementos placenteros. Ahora bien, si no tienes ganas de hacer el amor, también puedes buscar conectar con tu pareja de otras maneras:
- Ofrecerle un masaje.
- Prepararle una comida especial.
- Daros un baño juntos
- Tener una conversación íntima
- Darle besos y caricias.
En algunos casos, estas actividades y propuestas pueden acabar por aumentar el deseo sexual de ambos, lo que quizá os lleve a tener relaciones sexuales. El tiempo de calidad y la conexión emocional abren el camino para la excitación sexual de muchas parejas.
4. Gestiona tu deseo
Si tu pareja quiere sexo, pero tú no, es importante que ambos tengáis en mente que la sexualidad es responsabilidad de cada uno. Esto significa que si una de los dos tiene menos deseo, puede buscar la manera de trabajarlo, como conectando más con el propio erotismo, leyendo más información al respecto, entre otras alternativas.
Por su parte, quien tiene un deseo más elevado puede buscar vías para gestionarlo. En ocasiones, se pone sobre la pareja la responsabilidad de cubrir todas nuestras necesidades, pero esto no es así. Nosotros también podemos hacer algo en este contexto, como por ejemplo darnos placer.
5. Cultiva la empatía
El diálogo con la pareja es de vital importancia para conocer las necesidades y las expectativas sobre el sexo. Además, es la clave para comprender y entender al otro.
Ponte en el lugar de tu pareja e intenta no tomarte nada a nivel personal, especialmente si la otra persona expresa frustración al ser rechazada. A menudo, hay mucho más en el interior de lo que apreciamos a simple vista. Por ello, pregúntate cómo puede sentirse o cómo puedes ayudarla.
Por último, si la incompatibilidad sexual aumenta la intensidad de los problemas, lo ideal es que acudan a un psicólogo o sexólogo.
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