Mindfulness, el corazón de la meditación budista

Mindfulness, el corazón de la meditación budista
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 21 marzo, 2018

Dicen Jon Kabat-Zinn y otros expertos que el mindfulness es el corazón de la meditación budista por su relación la meditación Zen y la Vipassana, representantes ambas de la doctrina filosófica del aquí y el ahora.

Cuando hablamos de mindfulness podemos entenderlo tanto como una técnica de meditación como un estado de conciencia que genera un estilo de procesamiento que viene a traducirse en atención plena hacia lo que nos rodea y a los acontecimientos que están ocurriendo.

Se considera, por tanto, que a través del mindfulness llevaríamos a cabo un proceso de observación que no enjuicia y que nos ayuda a estar al corriente de lo que nos rodea fuera y de lo que sentimos a nivel interno.

buda con mariposas

La relación del mindfulness con la meditación Vipassana

Aunque existen otras tradiciones budistas como Mahayana y Vajrayana, el mindfulness se considera la piedra angular del budismo Theravada, el cual fue difundido por buda Siddharta Gautama en Asia meridional y sudoriental.

Una de las principales técnicas de meditación del budismo Theravada es la Vipassana, la cual es imprescindible para alcanzar el nirvana y, por lo tanto, auto-observarnos. Para entenderlo mejor podemos acudir a la traducción de la propia palabra “Vipassana”, la cual pretende aludir a la experiencia de “observar las cosas tal y como son, no como parecen ser”.

Esta meditación se describe en los siguientes pasos:

  • La persona se compromete a no matar, no robar, no tener una conducta sexual inadecuada, no mentir, no tomar sustancias tóxicas, no perturba la paz de los demás, etc. De esta manera se pretende conseguir la serenidad suficiente para continuar.
  • Como segundo paso se debe aprender a controlar la mente consiguiendo que se concentre en un mismo objeto, registrando de manera clara todo aquello que sucede en relación a él. Se pueden usar como objetos la respiración, objetos mentales, sensaciones… Se trata de ser imparcial y ecuánime en los acontecimientos.
  • Como tercer paso se describe el desarrollo de la visión cabal de la propia naturaleza. Esta sería la culminación de la enseñanza de buda: la autopurificación a través de la autoobservación.
Mujer meditando con la naturaleza de fondo

La meditación Zen y el mindfulness

Como ya hemos indicado, el mindfulness se nutre también de prácticas de la meditación Zen, la cual se centra en la respiración y en las posiciones del cuerpo (caminar, estar sentado y tumbado). Además, Kabat-Zinn señala, tomando como referencia este tipo de meditación, que los elementos fundamentales la atención plena son los siguientes:

  • No juzgar: abandonar la costumbre de categorizar nuestras experiencias en buenas o malas.
  • Tener paciencia: ser capaces de respetar los procesos naturales de los acontecimientos y estar abiertos a cada momento, pues las cosas se descubren cuando toca.
  • Mantener la mente del principiante: debemos permanecer libres de las expectativas basadas en experiencias previas.
  • Tener confianza, responsabilizarnos de nosotros mismos y aprender a escuchar nuestro propio ser, así como a tener confianza en él.
  • No esforzarnos: debemos abandonar el esfuerzo por conseguir resultados. La práctica regular del mindfulness produce resultados por sí misma.
  • Aceptarnos: debemos ver que las cosas son como son en el presente. Esto supone que debemos aceptarnos, aunque al principio la propia intensidad del proceso emocional nos haga negarnos y enfadarnos con ello. Esto no es sinónimo de una actitud pasiva sino de la voluntad de ver las cosas tal y como son.
Budda con pájaros

Mindfulness, terapia de 3ª generación

El mindfulness se plantea como elemento central en numerosas terapias denominadas de tercera generación, las cuales suponen un acercamiento más amplio y flexible a las experiencias emocionales propias que promueven una sensación de bienestar que coexiste con aquello que es tan doloroso como inevitable.

La consciencia que se consigue desde esta práctica resulta ser una capacidad humana universal que, paradójicamente, se encuentra en nosotros apagada o adormilada en el vivir cotidiano.

Por lo tanto, en esencia el mindfulness es un fin en sí mismo, una manera de vivir plenamente consciente. Llegar a la conciencia plena es algo que requiere gran esfuerzo a la hora de cambiar malos hábitos como la distracción o la evitación, por lo que se requiere de práctica para manejar esta técnica y derivar en este estado.

A menudo no percibimos las sensaciones que ocurren en nosotros mismos, nos preocupamos por el futuro y permanecemos dándole vueltas al pasado, lo cual nos impide atender a lo verdaderamente importante, el aquí y el ahora, un estado de consciencia que conseguimos a través del mindfulness.

Imágenes cortesía de Claudia Tremblay.


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