Mindfulness para niños: aprendiendo a gestionar las emociones

El mindfulness es una práctica de meditación que se ha vuelto bastante popular en los últimos años. Incluso, ahora contemos con técnicas para enseñarle a los pequeños del hogar.
Mindfulness para niños: aprendiendo a gestionar las emociones
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Valeria Sabater

Última actualización: 06 agosto, 2023

El Mindfulness para niños nos brinda toda una serie de posibilidades para mejorar desde bien temprano su atención, para ejercitar su cerebro en la empatía, en la calma y la gestión emocional. Asimismo, iniciar a nuestros pequeños en el mundo de la meditación facilita que puedan conectarse mucho mejor consigo mismos. El propósito es que sean más hábiles a la hora de desenvolverse en cualquier entorno y especialmente en el cotidiano.

Sabemos ya que hacer uso de una atención plena en nuestro día a día nos brinda múltiples beneficios en nuestro complejo mundo de adultos. Esas dinámicas en las que nos vemos envueltos -tanto en el trabajo como a nivel personal- dejan mella en nosotros. Nos sumen en estados de estrés y ansiedad donde la meditación y cada una de las estrategias que nos facilita el Mindfulness son útiles, catárticas y efectivas.

Ofrezcamos a nuestros niños un espacio seguro, libre de estrés, libre de angustia. Enseñémosles dónde está su centro gracias al Mindfulness, acerquémoslos a un espacio de calma donde entender mucho mejor sus emociones.

Ellos también pueden

Por tanto, si son útiles para nosotros, ¿por qué no acercar el Mindfulness a los niños? Cabe decir que son ya múltiples las escuelas de todo el mundo que han incluido esta práctica en las aulas. Los ejercicios de respiración, meditación y atención plena que se incluyen a diario en la rutina de los pequeños facilitan los grandes logros que ya de por sí se van a producir en su desarrollo.

No obstante, eso sí, es necesario que este tipo de ejercicios se establezcan como costumbre desde bien temprano. Todos sabemos por ejemplo, lo complicado que puede resultar llevar a cabo una sesión de relajación por primera vez en un aula de secundaria. En cambio esos pequeños, que desde los 3-4 años ven ya con normalidad aspectos tales como atender en silencio determinados estímulos o concentrarse en su propia respiración, pueden ir avanzando en el desarrollo de otras habilidades.

Veamos a continuación cómo y de qué manera podemos iniciarles en esta práctica tan extendida y que ofrece tan buenos resultados.

Nila meditando

Mindfulness para niños: beneficios y retos actuales

Los beneficios del Mindfulness para niños son aceptados por países tan relevantes en educación como Reino Unido, Canadá, Holanda, Estados Unidos o Australia. Estas naciones tienen como objetivo incluirlo en los planes docentes, de manera que en 2020 esté en todos los centros.

De momento, se está introduciendo de manera progresiva en las escuelas infantiles: la intención es aprovechar la edad en la que el cerebro del niño es mucho más receptivo a dichas prácticas.

Si nos preguntamos a qué edad es más conveniente empezar con el Mindfulness, la respuesta tiene un pequeño matiz sobre el que es necesario incidir. Los 3 años es sin duda una de las etapas más idóneas para hacerlo, pero no olvidemos que si queremos conseguir resultados tenemos que ser constantes hasta que la novedad se trasforme en hábito, después solo habrá que seguir con la inercia. Profundicemos un poquito más.

Compasión y autocompasión

Como destaca la psicóloga experta en mindfulness para niños Mariló Gascón (2017), a través del mindfulness los más pequeños aprenderán a desarrollar compasión y autocompasión. Gascón describe estos conceptos del siguiente modo:

  • Compasión. Consiste en empatizar con los demás, saber cómo se sienten, qué necesitan. Se trata de pasar de un “modo yo” a “modo nosotros”:
  • Autocompasión. Se trata de ser amable con uno mismo. Un camino de descubrimiento que consiste en cómo me puedo ayudar, qué es lo que necesito.

Kristin Neff, psicóloga de la Universidad de Textas y especialista en el impacto de la autocompasión en la salud, define estos conceptos de la siguiente manera:

  • Compasión. Implica reconocer y ver claramente el sufrimiento de los demás, al mismo tiempo que se siente bondad hacia los que sufren y, de este modo, surge el deseo de ayudar.
  • Autocompasión. Implica el mismo proceso que la compasión pero hacia uno mismo. Esto es, volverse consciente de nuestro propio sufrimiento, aceptarlo y conectar con la mejor forma de ayudarnos a nosotros mismos.

Me intereso por el mundo

El Mindfulness para niños tiene como principal objetivo despertar su curiosidad, su atención. Conseguir que su capacidad de asombro no caduque nunca, así como su interés por conectar con el exterior desde un interior más relajado, más receptivo y confiado.

Estoy más atento a lo que me rodea

Asimismo, esa capacidad para focalizar mucho mejor la atención hacia determinados estímulos potenciará su concentración. Algo sin duda esencial en este mundo tan sobrecargado de estímulos y estimulantes, donde los más pequeños carecen de filtros razonables y estables con los que gestionar tal avalancha sensorial y perceptiva.

Entiendo, controlo y canalizo mis emociones negativas

Por otro lado, tal y como señalábamos antes, el Mindfulness va más allá de un simple compendio de ejercicios para instaurarse casi en nosotros como un estilo de vida. Sus técnicas, su filosofía y su enfoque propician a menudo cambios en nosotros lo bastante grandes como para facilitarnos perspectivas novedosas.

Los niños, por su parte, serán capaces desde bien temprano de gestionar mucho mejor sus emociones negativas, de entender el origen de su rabia o de su tristeza para canalizarla de forma adecuada.

Algo así mejorará al máximo sus habilidades sociales, su forma de relacionarse, por ejemplo evitando situaciones de violencia y agresividad en el aula.

Niña con los ojos cerrados

“El mindfulness es una herramienta para ayudar a nuestros hijos a adquirir más humanidad. A no convertirse solamente en trabajadores y consumidores, sino a cultivar desde muy pronto las capacidades de presencia en el mundo y a tomar conciencia de lo hermoso y frágil que este es. «El niño es el padre del hombre», escribía el poeta inglés Wordsworth. Personalmente, estoy persuadido (¡todo y que de momento no tengo pruebas ni estudios para adelantaros!) de que el mindfulness puede ayudar a nuestros hijos a convertirse en adultos mejores”.
-Christophe André, médico psiquiatra en el Hospital de Sainte-Anne de París-

Mindulness para niños: estrategias útiles y divertidas para iniciarlos

Algo importante que debemos aclarar en primer lugar es que el Mindfulness para niños no se limita en exclusiva a enseñarles a meditar, a cómo relajarse o a respirar. Va muchísimo más allá.

No podemos olvidar que el Mindfulness se relaciona también con la alimentación, con el trabajo, con el modo de relacionarnos, de hacer deporte incluso…

Veamos por tanto qué estrategias podemos desarrollar para conseguir que esta filosofía se integre en su forma de vida. Los requisitos son dos: que sea sencilla y divertida. Estas serían algunas de las estrategias que podríamos utilizar con  niños entre 3 y 6 años.

Soy Superman o Wonder Woman

  • Empezaremos indicándoles a los niños que deben adoptar una postura de “poder”, como si fuera superhéroes: de pie, con la espalda recta, brazos en jarras y lo más importante, con los ojos cerrados.
  • Se van a convertir en superhéroes capaces de desarrollar sus sentidos al máximo.
  • En riguroso silencio van a escuchar todo sonido que les envuelve durante 5 minutos. Es bueno que estén atentos y relajados para abrir sus radares a cualquier sonido, por pequeño que sea…
Niña haciendo de superhéroe como representación del mindfulness para niños

Aprendo a respirar con mi peluche

Nada mejor que utilizar su peluche para que aprendan a respirar siguiendo las siguientes pautas:

  • La hora de acostarse es casi siempre un momento sensacional para enseñarles a respirar de forma relajada.
  • El niño debe poner a su peluche o a su muñeca en el abdomen.
  • Ahora, debe coger aire por la nariz contando hasta 4, pero viendo como el abdomen asciende y con él, su peluche.
  • Contenemos ese aire 3 segundos y después, exhalaremos por la boca viendo cómo el peluche se hunde hacia abajo.

El clima y mis emociones

“Tranquilos y atentos como una rana” es un libro sensacional de Eline Snel. En él ofrece interesantes estrategias a los padres para iniciar a los niños en la meditación.

Así, una propuesta interesante que nos propone la autora para enseñarles a reconocer sus emociones, es relacionar determinados estados, como la tristeza, la rabia o la alegría, con el clima.

  • Para ello, les animaremos a que realicen el juego de los meteorólogos.
  • Tienen que cerrar los ojos y preguntarse “¿qué tiempo hace en mi interior? Si estoy soleado es que estoy bien, si soy un aguacero es que estoy triste, si soy una tormenta con rayos es que estoy enfadado”.

El paseo de “darnos cuenta de…”

El Mindfulness para niños no se limita a conseguir que se queden sentados en la posición de loto, meditando. Nuestros pequeños son seres activos y reactivos, personas ávidas de experiencias, curiosos insaciables, necesitadas de contacto, de juegos, de interacción continua. Por tanto, debemos adaptar el Mindfulness a sus necesidades cotidianas y a su ritmo de vida.

Un ejercicio muy efectivo que podemos realizar a diario con ellos cuando, por ejemplo, los llevamos o traemos del cole, paseamos con ellos de la mano o vamos de compras, es hacer el juego de “me doy cuenta de…, veo que…, descubro que…”.

Se trata solo de animarles a que sean receptivos a todo lo que les envuelve y a todo lo que acontece por pequeño que sea, por insignificante que parezca. “Me doy cuenta de que a lo lejos se escucha una cómo alguien ríe”, “me doy cuenta de que el señor que ha pasado parece triste”, “me doy cuenta de que a lo lejos se escucha a la cría de un pájaro llamando a su madre desde el nido”, “me doy cuenta de que una nube ha ocultado el sol…”

Para concluir, tenemos claro de que existen muchos, muchísimos más ejercicios del Mindfulness que podemos enseñar a nuestros niños.

Encontremos esos que más se ajusten a su edad y a su forma de ser. Asimismo, no nos olvidemos tampoco de ser el mejor ejemplo para ellos, una referencia de calma, equilibrio y afecto imperecedero.

En la prisa de hoy, todos pensamos demasiado – buscamos demasiado – queremos demasiado – y olvidamos la alegría de ser justo”.

-Eckhart Tolle-

Referencias bibliográficas

Snel, Eline (2013). Tranquilos y atentos como una rana. Madrid: Kairós.

Vara de Rey, P. .Mindfulness para niños. Barcelona: Planeta.

 


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