Mitos acerca de los trastornos de la conducta alimentaria
La OMS estima que alrededor de 70 millones de personas en el mundo padecen algún trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Los TCA se caracterizan por un comportamiento disfuncional en lo que respecta a la conducta alimentaria, afectando significativamente la salud física y psíquica de quien lo padece.
Sin embargo, los síntomas se extienden más allá de la comida. También se suelen reflejar dinámicas poco saludables de gestión emocional o de la resolución de problemas.
Si bien durante los últimos años la información sobre los TCA que hay en los círculos no versados es más fiable, las ideas erróneas continúan siendo populares. Estas concepciones desacertadas generan una estigmatización en quienes los padecen, mientras que cultivan malentendidos que dificultan el diagnóstico temprano y entorpecen la atención.
1. “Es solo cosa de mujeres adolescentes”
Los TCA no discriminan según el género, rango etario o clase social. Todos podemos vernos afectados por algún trastorno de la conducta alimentaria en cualquier momento de nuestra vida.
Los datos señalan que las mujeres jóvenes son la parte más vulnerable de la población. Sin embargo, una investigación realizada en el 2007 por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades señaló que hasta un tercio de las personas con trastornos de la conducta alimentaria son hombres.
Por otro lado, mientras ellas se centran en la pérdida de peso en base a la restricción de la ingesta, ellos suelen centrarse más en aumentar el consumo calórico.
2. “La anorexia es el único TCA serio”
La anorexia es quizás el trastorno del grupo de TCAs más conocido. Sin embargo, y por desgracia, existen otros muchos. Entre ellos:
- Anorexia nerviosa.
- Bulimia nerviosa.
- Trastorno de la conducta alimentaria no especificado-
- Trastorno por atracón.
- Pica.
- Ortorexia.
- Vigorexia.
- Ebriorexia.
- Fatorexia.
Cualquiera de ellos puede representar una problemática grave y requiere tratamiento especializado.
3. “Solo son de gravedad si sus efectos están a simple vista”
La mayoría de las personas con problemáticas de la conducta alimentaria no tienen un bajo peso. Esto significa que bajo ningún concepto se puede determinar si una persona tiene o no un TCA con tan solo mirarla. De la misma manera, tampoco es posible detectar el nivel de gravedad observando su cuerpo.
Este mito es absolutamente falso y representa un peligro, ya que da a suponer que alguien que se ve “saludable” a partir de su apariencia, no estaría atravesando ninguna problemática severa. Esto puede agravar las conductas disfuncionales y quitarle al TCA la entidad y el cuidado que solicita.
4. “No es posible tener más de un TCA”
Muchas personas con trastornos de la conducta alimentaria atraviesan más de un tipo de trastorno antes de recuperarse. De hecho, es común que transiten períodos de bulimia y otros momentos de trastornos por atracón, por ejemplo. También es habitual que desarrollen una anorexia luego de una bulimia o viceversa.
Entonces, muchas personas hacen una transición entre un diagnóstico a otro, proceso que se conoce como “cruce de diagnóstico.”
5. “Quiere llamar la atención”
No. De ninguna manera, los TCA son una decisión. Se trata de problemáticas físicas y psíquicas que la persona no elige. Sus causas son múltiples y su desarrollo complejo. Influyen factores biológicos, sociales, culturales, genéticos y psicológicos. En simultáneo, suele presentarse un malestar general con la propia imagen corporal y en ocasiones, una distorsión de esta.
Alguien que está atravesando una problemática grave con la alimentación está en situación de vulnerabilidad. No se trata de un capricho ni es una forma de llamar la atención. Frecuentemente, los TCA se dan en simultáneo con otras condiciones o patologías emocionales. Entre las comorbilidades más habituales se encuentran la depresión, los trastornos de ansiedad, la fobia social y el trastorno obsesivo-compulsivo.
6. “Es imposible salir de un TCA”
La evidencia apunta a que una recuperación sostenida a lo largo del tiempo se puede lograr. Pese a su complejidad, y a partir de una intervención adecuada e interdisciplinaria, pueden superarse.
El tipo de dispositivo y abordaje de tratamiento dependerá de cada persona en particular, ya que allí se deben tener en cuenta la singularidad de cada quien: sus rasgos de personalidad, su contexto, su historia y la forma en la que se manifiesta el TCA.
Sin embargo, la intervención por parte de profesionales de la psicología, la nutrición, la medicina y la psiquiatría suele ser imprescindibles. En ocasiones, se requiere del trabajo de un acompañante terapéutico.
A su vez, suele ser de gran ayuda el acompañamiento de una red de contención (familia, amigos) para transitar el esfuerzo emocional que implica realizar un tratamiento y seguimiento interdisciplinario en pos de mejorar y mantener su salud integral.
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- Durán, M. V. C. (2005). Factores socioculturales en los TCA. No sólo moda, medios de comunicación y publicidad. Trastornos de la conducta alimentaria, (2), 120-141.
- Mitos de los Trastornos de la Conducta Alimentaria | National Eating Disorders Association