Mom Shaming, ¿es una madre real una mala madre?

Mom Shaming, ¿es una madre real una mala madre?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 27 septiembre, 2019

El estrés, la falta de tiempo, las responsabilidades, la culpabilidad, opiniones ajenas… Estos son posiblemente algunos de los motivos que hacen que muchas mujeres se consideren malas madres. Es lo que se conoce con el nombre de Mom Shaming.

Dice la escritora Jill Churchill que “no hay manera de ser una madre perfecta, hay un millón de maneras de ser una buena madre”. Sin embargo, algunas mujeres aspiran a la perfección total. Ya sea por presión propia o externa y social, hablamos de una idea tan compartida como equivocada.

Un estudio muestra que el Mom Shaming es muy real

Por desgracia, la aspiración a la quimera de ser una madre perfecta acaba pasando factura también a los niños. Esta actitud crítica y autocrítica en exceso termina por generar ambientes negativos que propician más la ansiedad que el desarrollo de los pequeños.

Mujer con manos sobre la cabeza preocupada

Es más, hoy en día, con el avance de las tecnologías, internet y las redes sociales, la crítica fácil y poco constructiva es más accesible que nunca. Por desgracia, este hecho acaba afectando también a muchas madres. Por ello, desde la Universidad de Michigan se puso en marcha una encuesta que está muy relacionada con los juicios on-line o públicos que con excesiva ligereza se producen en las redes sociales.

La realidad que mostró este estudio no es halagüeña. El resultado dice que dos de cada tres madres se han llegado a sentir avergonzadas al leer o escuchar juicios de valor de otras personas.

La realidad de los juicios

Lo cierto es que, a la luz de los datos del estudio mencionado, aparecen realidades poco productivas. Por ejemplo, más de la mitad de las madres encuestadas dijeron haber recibido críticas de su entorno familiar más cercano o consejos que consideran inútiles.

Lo peor es que cada comentario de este estilo, y cada uno de estos juicios, acaba cayendo como una losa sobre la seguridad de algunas madres en su rol. Es decir, todas estas críticas, en muchos casos gratuitas y casuales, hacen que muchas mujeres se sientan inseguras y avergonzadas.

Madre criticando a su hija adulta como ejemplo de mom shaming

Así, estas mujeres terminan por no encontrar el verdadero camino para el desarrollo de sus hijos. Muchas son criticadas por cómo disciplinan, por cómo alimentan a los chicos, o incluso por cómo ofrecen el pecho al bebé.

Es decir, en realidad, se está cuestionando constantemente la habilidad de la madre. Es algo que podría no ser un problema si fuese un hecho ocasional. Pero acaba por minar la seguridad de la mujer cuando se convierte en el día a día. Evidentemente, le afecta a rol, en su relación con sus hijos, con su pareja, con su entorno…

“Los brazos de una madre están hechos de ternura y los niños duermen profundamente en ellos”

-Victor Hugo-

El Mom Shaming no es real porque no eres una mala madre

Sin embargo, el Mom Shaming, que es como han dado a conocer este fenómeno, no es en absoluto real. Y no es real porque esa sensación de vergüenza no es cierta, simplemente es una consecuencia de una mala praxis.

El problema que se encuentran la mayor parte de madres es que reciben críticas prácticamente por todo. Por haber dado a luz por cesárea en lugar que de forma natural, por no ofrecer lactancia hasta que alguien considera que se debe dar, por sufrir depresiones postparto, por cómo gestiona sus emociones, por trabajar en lugar de cuidar al niño, por dejarle o no el teléfono, porque ve mucho la televisión…

Madre divirtiéndose con su hija

En definitiva, y intentando sortear el peligro engendra lo vulgar, como dijo Clint Eastwood, “las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene una”. Sin embargo, no a todas las madres les resulta sencillo escapar de esta presión. De hecho, esta presión muchas veces proviene del entorno más cercano, lo que complica todavía más las vías de huida.

“Jamás en la vida encontraréis ternura mejor y más desinteresada que la de vuestra madre”

-Honoré de Balzac-

Sin embargo, acudamos de nuevo a las palabras de la escritora Jill Churchill. Lo importante no es ser una madre perfecta, sino una madre real, buena y cariñosa. Así pues, si amas a tu niño y le ofreces cuanto tienes, ¿qué necesidad hay de estar escuchando opiniones de aquí, de allí y del más allá? No existe un manual, pero sí el amor.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.